Parecen alejados los destellos de aquel River que comenzó el semestre mostrando síntomas de recuperación. Son una lejana neblina los momentos de buen juego que invitaban a imaginar con una consolidación futbolística que terminó siendo la gran deuda pendiente de la última temporada. Aquella sucesión de diez partidos en fila sin perder -siete triunfos y tres empates-, con la obtención de la Recopa Sudamericana en el medio, culminó hace poco más de un mes en una fatídica noche en Paraná, donde el Millonario comenzó bien pero mostró su peor cara con un bajo segundo tiempo en la caída con Patronato. A partir de allí, todo cambió. Ayer, en Rosario, ni siquiera contó con minutos de claridad: jugó su peor partido y perdió por segunda vez en el semestre. Pero más allá del resultado, continúa con su triple preocupación: salir del Monumental es un karma, no consigue funcionamiento colectivo y no logró mostrar un plus en los últimos dos duelos importantes -la fecha pasada empató con Estudiantes-.
La imagen de uno de los últimos ataques de River terminó siendo un reflejo del desconcierto que atraviesa por momentos el equipo de Marcelo Gallardo. Un contraataque encabezado por Rodrigo Mora, con pelota dominada, terreno por recorrer y compañeros desmarcándose, culminó en un apurado pelotazo cruzado y sin destino que contuvo en soledad el arquero Luciano Pocrnjic. Más allá de que los últimos minutos en condiciones adversas suelen tener más empuje que juego, hoy no es un problema sólo de apuros en el final: al Millonario le cuesta engranar su juego y sufre cuando sus individualidades no están inspiradas. Mucho más fuera de casa.
«Esta floja demostración de fútbol hace que nos tengamos que esmerar un poco más»
Desde el inicio del año, River jugó de visitante en 18 ocasiones en todas las competencias, con nueve derrotas, seis empates y solo tres triunfos: 4-0 a Trujillanos, el 25 de febrero en la etapa de grupos de la Libertadores; 1-0 a Olimpo, el 17 de abril por la 11ª fecha del Torneo Transición, y 1-0 a Talleres, el 11 de septiembre, por la 2ª fecha del actual Torneo Primera División. Los números marcan una cruda realidad para el equipo de Gallardo, pero las cifras tienen su sustento en la irregularidad que se volvió tan común. Apremiado por las lesiones y con la cabeza en las semifinales de la Copa Argentina, donde se enfrentará con Gimnasia, en busca del gran objetivo, River comenzó a perder esa desfachatez inicial, su rendimiento cayó y de los últimos 15 puntos disputados solo logró cinco.
» Newell’s fue superior a nosotros. Más allá del dudoso penal, el rival nos superó. Habíamos arrancado bien y fuimos perdiendo frescura con el correr de los minutos. No estamos teniendo regularidad, hoy nos superaron y hay que ser realistas. No jugamos un buen partido», fueron las palabras de un autocrítico Gallardo, quien dejó en claro que su equipo está en deuda. «Necesitamos funcionar mejor para poder ganar a través del juego. Hay que olvidar rápidamente este partido y empezar a pensar en lo que viene».
Esta vez, en la noche rosarina, según los datos de Opta, River contó con el 61,3% de la posesión de la pelota y realizó 442 pases -su rival hizo 255- con una precisión del 78,7%, pero no supo reflejar ese predominio en el juego: solamente pateó dos veces al arco y en ningún momento se convenció de cómo tenía que jugar el partido. A pesar de que el equipo rosarino consiguió el gol de Ignacio Scocco a través de un polémico penal por una supuesta mano de Camilo Mayada, no se llevó el triunfo por una diferencia más holgada únicamente debido a la presencia de Augusto Batalla, quien tapó al menos cinco pelotas importantes y se transformó en el único punto alto del millonario. Paradójicamente, en el declive general, su presencia comienza a crecer aún más.
River contó con el 61,3% de la posesión de la pelota y realizó 442 pases -su rival hizo 255- con una precisión del 78,7%, pero no supo reflejar ese predominio en el juego: solamente pateó dos veces al arco.
Del otro lado, River sufrió el mal partido que tuvieron Andrés D’Alessandro y Gonzalo Martínez, quienes no desequilibraron ni pudieron romper líneas defensivas para generar fútbol. Cuando falta su juego, el sistema 4-2-2-2 muestra sus falencias y el equipo termina partido, haciendo que sufran tanto los delanteros como la dupla de volantes -esta vez compuesta por Joaquín Arzura e Ignacio Fernández-. Atrás, padeció la ausencia de Jonatan Maidana y volvió a carecer de la solidez necesaria para este tipo de partidos. Sin dudas, la lesión de Milton Casco sigue siendo un dolor de cabeza para Gallardo: ni Jorge Moreira ante Estudiantes ni Camilo Mayada ayer terminaron de convencer en el rol de lateral izquierdo.
Al igual que contra el Pincha, River no contó con esa rebeldía para afrontar dos duelos con peso específico. La fecha pasada, en Parque Patricios, a pesar de que tuvo chispazos de buen juego, le faltó la fuerza necesaria para doblegar a un sólido Estudiantes que se aleja cada vez más: ya está a 10 puntos tras 10 fechas jugadas. Pero la derrota con Newell’s hace ruido de cara a los duelos vitales que tendrá que afrontar de aquí en adelante: el calendario marca que en las próximas tres fechas tendrá que jugar ante Huracán, Independiente y Boca, además del trascendental duelo ante Gimnasia por Copa, con fecha a definir. Mostrar el espíritu rebelde y combativo que alguna vez supo tener será un desafío de cara a lo que viene.
Las palabras de Gallardo denotan que las preocupaciones comenzaron a florecer en el cierre de un semestre que comenzó con síntomas de recuperación. Con el superclásico y la definición de la Copa Argentina a la vuelta de la esquina, comienza a ser vital para River poder afianzarse en un año de continuas irregularidades. De lo contrario, sufrirá cada vez más.
Fuente: La Nación
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