Copa Libertadores: River diseñó un estreno para ilusionarse y la lesión de Rojas opacó el festejo

Un estreno para ilusionarse. Un debut en el que River enseñó credenciales para candidatearse en el Grupo F y también animarse a ser actor protagónico de la Copa Libertadores. La victoria 1-0 sobre Alianza Lima, en una convulsionada Lima, dejó como saldo positivo la reaparición goleadora de Matías Suárez, autor del tanto del triunfo, mientras que la fractura de tibia y perdoné que sufrió el paraguayo Robert Rojas, en el desenlace, por una violenta falta de Aldair Rodríguez, marcó una mueca agria para los millonarios. Un éxito justo, con un dominio de comienzo a fin, para sostener un invicto de siete encuentros sin derrotas ante el club peruano. El miércoles próximo, a las 19, será el turno de medirse con Fortaleza (Brasil), que esta noche jugará con Colo Colo (Chile).

Tiene el libreto aprendido River y la capacidad para modificarlo durante el recorrido. Entiende el juego, es paciente para formular la jugada de modo colectivo y no apresurarse en una patriada individual. Las diagonales de afuera hacia adentro del juvenil Simón, por la derecha, y de Milton Casco, por el sector izquierdo; la movilidad de Julián Álvarez para entrar y salir de la posición de delantero centro; Esequiel Barco en su doble función de figura desequilibrante y socio de Álvarez; los tándems por las bandas y el apoyo de los volantes Enzo Fernández y De la Cruz; la presencia de los zagueros centrales Jonatan Maidana y Héctor David Martínez y la solvencia de Franco Armani para responder con sencillez en dos acciones que podrían cambiar el desarrollo. La intensidad que le impusieron los millonarios, con una presión alta que incomodaba la idea de Alianza Lima de diseñar una salida limpia, forzaba a los peruanos a dividir el balón y así River tenía un trayecto corto para llegar desde el instante que recuperaba la pelota al arco que defendió Ángelo Campos.

Lo mejor del encuentro

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Descubrió un bloque defensivo ordenado, de cinco jugadores, y la ayuda que le brindaban los volantes para reducir el campo. Alianza Lima obligaba a River a ser perfecto en las combinaciones, porque prácticamente lo doblaba en cantidad de piezas. Lo intentó, trazando movimientos como el de Simón, que apareció por el centro del área, aunque no capitalizó el pase de Barco; no asistió con precisión Rojas y Álvarez se lamentó, al igual que cuando desde el banco de los suplentes Gallardo pidió que no dudara en rematar desde fuera del área, porque veía que en los duelos el doblaje de los peruanos para bloquear empezaba a imponerse. De la Cruz sacó un disparo que salió al centro y el guardavalla despejó al tiro de esquina; lo buscó mediante el juego aéreo, aunque Héctor David Martínez martilló desviado…

Julián Álvarez, punzante y activo en la ofensiva de River; asistió a Matías Suárez en la acción que sentenció la victoria de los millonarios en Lima
Julián Álvarez, punzante y activo en la ofensiva de River; asistió a Matías Suárez en la acción que sentenció la victoria de los millonarios en LimaMartin Mejia – AP

El desgaste de River era físico y también mental. No romper la paridad empezó a doblegarle el espíritu en el tramo final del primer tiempo, mientras Alianza Lima mostraba a Christian Ramos y a Josepmir Ballón -de breve paso por River en 2011, recordado porque era utilizado para pedir el derogado artículo 225 para que un compañero suspendido tomara el puesto cuando era parte de la selección peruana- a sus generales para que el método que impuso el entrenador Julio Bustos -jugó en River y fue compañero de Gallardo en 1993; también su ayudante de campo José Fabián Albornoz- no sufriera grietas. Pero no se reducía solo a bloquear el local: lanzaba a su lateral derecho Oslimg Mora para que junto con Jairo Concha armaran juego para los delanteros Cristian Benavente y Hernán Barcos.

Marcelo Gallardo, que se convirtió en el primer director técnico en dirigir en ocho Copas Libertadores consecutivas al mismo club, consuela a Robert Rojas, que sufrió la fractura de tibia y peroné
Marcelo Gallardo, que se convirtió en el primer director técnico en dirigir en ocho Copas Libertadores consecutivas al mismo club, consuela a Robert Rojas, que sufrió la fractura de tibia y peronéMartin Mejia – AP

Cuando mueve piezas, desde el banco de los suplentes asoman nombres de trayectoria. El colombiano Juan Fernando Quintero y Matías Suárez, las dos primeras cartas a las que echó mano Gallardo para destrabar un juego que le seguía siendo favorable desde el dominio, pero sin molestar a Campos. Y en un puñado de movimientos provocó el estallido: Quintero, de tiro libre, hizo revolcar al guardavalla; Suárez, en la primera pelota que tocó, marcó. Desde un lateral River construyó el desahogo: Álvarez asistió al cordobés, que sin dominar el balón ya estaba perfilado para el remate cruzado, de derecha. Fue alivio para el goleador, relegado en varios pasajes de los campeonatos por las lesiones. No fue una casualidad que todos los jugadores que hacían entrada en calor se sumaran a la celebración de quien lleva ya 30 goles.

No renunció a atacar después de la ventaja River. Sostuvo su ambición, como si las modificaciones hubieran revitalizado el plan original, ese de ser protagonista y enseñar desde el estreno que tiene virtudes para ser candidato en una Copa Libertadores histórica para Gallardo, el primer entrenador en dirigir de modo consecutivo en ocho oportunidades al mismo club. Un capítulo mágico más entre el Muñeco y River, esa relación que empezó en junio de 2014 y agigantó la figura internacional de los millonarios en el continente. Y van por más.

Fuente: La Nación

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