Así como el extendido receso veraniego expuso aun más los problemas estructurales del fútbol argentino, a Boca ese tiempo lo llevó de un estado de gracia a un presente de varios frentes de conflicto abiertos. Había cerrado el año con las mejores actuaciones del ciclo de los Barros Schelotto, encadenando victorias para irse de vacaciones como líder del campeonato. Y aun cuando permanece en lo más alto de la tabla de posiciones, parece no poder controlar una propia pulsión de destrucción.
Entonces los problemas fueron apilándose: las dudas en el arco; la inconducta de Juan Manuel Insaurralde, Jonathan Silva y Ricardo Centurión; la falta de acuerdo por la renovación del contrato de Fernando Gago, y el nivel del conjunto en la caída frente a Aldosivi.
Atento como siempre a cada consulta y con la mirada puesta en su interlocutor, Guillermo escuchó la pregunta en su primera conferencia de prensa del año, en la concentración en el predio de AFA: ¿perjudican tantos días sin competencia la preparación del equipo? «Lo que nos afectó es que se haya cortado el torneo, porque estamos muy bien», respondió el entrenador. Sabía que frenar aquel gran envión de los triunfos ante San Lorenzo, Racing, River y Colón podía tener un costo, aunque seguramente no imaginó que sería tan alto, incluso al punto de afectar su autoridad.
Por eso sus insultos resonaron con fuerza en el complejo Pedro Pompilio cuando una discusión entre Insaurralde y Silva continuó con los defensores trenzados a puñetazos. Porque incluso entendiéndolo como un incidente finalizado en la expulsión de ambos de la práctica, supo en ese momento del impacto de esas imágenes. Pero la ola tendría una segunda rompiente. Menos de 24 horas después de la pelea en el entrenamiento del martes, se viralizó un video que mostró a Centurión alterado y siendo controlado por varios compañeros en un pasillo del hotel en el que Boca se concentraba en Mar del Plata.
Después del impacto por la ida de Carlos Tevez al multimillonario fútbol chino, el mercado de pases había generado los primeros ruidos del desacople entre un cierre de año pleno de satisfacciones y un comienzo de 2017 inquietante. Como antes del torneo, cuando habían insistido por la contratación de Agustín Marchesín, Guillermo y Gustavo Barros Schelotto pidieron un arquero de experiencia. Esta vez el elegido era Mariano Andújar, pero la negociación no prosperó, como había ocurrido con el ex jugador de Lanús. Lejos esa pretensión de aplomo, los mellizos vieron llegar a dos juveniles que tenían un puñado de partidos en la máxima división; Axel Werner primero y Agustín Rossi después. La desacompasada reacción del ex arquero de Atlético de Rafaela en el primer gol del amistoso con Aldosivi volvió a encender las alarmas en un puesto clave.
En el contexto de un cruce preparatorio, la derrota frente al Tiburón marplatense mostró una mala versión del equipo. Antes, contra River, también en el estadio José María Minella, la actuación había expuesto grietas, con inconvenientes defensivos que preocuparon al cuerpo técnico. Los amistosos suelen entregar elogios menores en las victorias (como las conseguidas sobre Estudiantes y San Lorenzo, también en Mar del Plata) y críticas severas cuando se pierde.
Otro frente se abrió con las dudas sobre la permanencia del único referente que le queda al plantel. Heredero ineludible del cetro y de la cinta de capitán de Tevez, Gago pasó de ser un reaseguro por sus pases y la capacidad organizativa que sostiene al conjunto a representar una hipoteca por la renovación contractual. El vínculo entre el mediocampista de 30 años y la institución de la Ribera vencerá el último día de junio y la negociación tiene un final abierto. Daniel Angelici confió que la firma de Gago estará en los papeles antes del reinicio del certamen.
La voz del presidente es la definitiva en cada tema, pero la marcada presencia que tenía en su primer mandato declinó notoriamente. Los recurrentes viajes (no estaba en el país cuando chocó Centurión y tampoco durante la pelea Insaurralde-Silva) y su perfil político lo mantienen ausentado de Boca, al que el verano le despertó ese reflejo del propio daño que tenía latente.
Boxeadores castigados
Medio salario para Insaurralde y Silva
En el final de la tarde de ayer, la comisión directiva de Boca, encabezada por Daniel Angelici, se reunió en el primer piso de la Bombonera y decidió sancionar económicamente a Juan Manuel Insaurralde y Jonathan Silva por su pelea a trompadas en el entrenameinto de anteayer. La pena será una quita de 15 días en sus salarios más una parte proporcional de la prima anual que perciben.
Centurión, exculpado
Contrariamente, por tratarse de «una circunstancia íntima y que no pasó a mayores» el forcejeo que trascendió ayer en un video, Ricardo Centurión no fue sancionado. Tampoco lo había sido luego de huir de un choque vial en septiembre. Su vínculo con Boca finalizará a mediados de año.
Fuente: La Nación
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