Bauza se siente solo, sin señales firmes de la nueva AFA ni gestos del núcleo duro de los jugadores

Si Gerardo Martino se marchó cuando comprendió que la soledad lo asfixiaba, el 1° de agosto del año pasado Edgardo Bauza arrancó en una posición de absoluta fragilidad. Hoy se siente abandonado y espera. Siempre supo que no fue la prioridad de nadie ni atrapó adhesiones dirigenciales. Ahora, hasta lo reconocen. «Nunca estuve de acuerdo con Bauza como técnico de la selección y la mayoría de los dirigentes no está conforme con él. Ningún dirigente del fútbol argentino dio el ok para que estuviera Bauza. De hecho, Armando Pérez me dijo que quería a Milito o Almirón, pero no quería perjudicar a Independiente ni a Lanús y por eso iban a cerrar con Bauza», se sinceró Nicolás Russo en Fox Sports. Sin señales firmes de la nueva AFA , sin gestos del núcleo duro de los jugadores, Bauza está solo. Y el quinto puesto en las eliminatorias lo expone aún más.

Nadie llamó a Bauza para desactivar los rumores. Era tan sencillo como levantar el teléfono y, al menos en la intimidad, despejarle cualquier duda. Al contrario, sólo se insistió con la necesidad de revisar su contrato en los próximos días. De todos modos, Bauza no piensa renunciar. Mientras esta tarde será la primera reunión del renovado comité ejecutivo -ahora, consejo directivo-, el Patón se presentará el lunes en el predio de la AFA para seguir adelante con su ciclo. ¿Mintió Claudio Tapia al respaldarlo en la asunción presidencial? Otras declaraciones le hubiesen arrebatado su momento. Ya antes de perder con Bolivia, varios dirigentes agrietaban la figura del entrenador con operaciones mediáticas e instalaban que su tiempo estaba agotado.

Pero hay que distinguir algo: a Tapia lo mortifica que la flamante era de la AFA comience con un sello rancio: romper un contrato. Muchos dirigentes quieren echar a Bauza y, en esa dirección, es Daniel Angelici una fuerte influencia. ¿Y qué papel juega Marcelo Tinelli ? Intentará sostener a Bauza y seguirá ligado a las selecciones nacionales, pero con una condición: sólo reportará ante Tapia. Quizá nazca una impensada cercanía. En la nueva AFA asoma una lucha de poder que hoy tiene a Bauza de rehén. Si lo despiden -el último destituido fue Sergio Batista, luego de la Copa América de 2011-, apenas habrá ocupado el cargo durante ocho meses. Ayer Armando Pérez distinguió su «nacionalismo» por ponerse a disposición de la selección cuando otros rechazaron la propuesta. Bauza se puso al frente de una prolija -y gratuita- desvinculación de San Pablo, aceptó cobrar un 40% menos y nunca le reclamó a la AFA los tres meses de atraso salarial.

Pero si hubiese que buscar un sucesor, el elegido es Jorge Sampaoli , con la curiosidad de nunca haber dirigido en la primera del fútbol argentino. Angelici alienta su nombre; ya quiso llevarlo a Boca en marzo del año pasado. Sampaoli tiene contrato con Sevilla hasta junio de 2018, pero siempre soñó con la selección. Tras la renuncia de Martino, desde el Comité de Regularización lo buscaron en julio del año pasado, pero el tanteo fue a través de Víctor Taboada, por entonces el gerente. Un interés sin un interlocutor firme, en un momento de enorme depresión económica para los 8.100.000 euros que había que pagar en concepto de cláusula de rescisión. Hoy liberar a Sampaoli saldría 1.500.000 euros. En realidad en mayo, porque hasta entonces, el final de la temporada europea, debería permanecer en el club andaluz. Otro motivo que aceleraría la salida del DT santafecino es la partida de Monchi, director deportivo de Sevilla, garante del trabajo de Sampaoli en el club, que al finalizar la Liga se marchará para seguir su carrera en Roma.

Con Sampaoli nadie habló. En los últimos días lo operaron de la vista y ha pasado en su casa el paréntesis por el receso que impusieron las eliminatorias en el mundo. Un grupo de dirigentes de la AFA especulan con el reconocido deseo del entrenador de desembarcar en la selección. Sampaoli no desconoce las desprolijidades que rodean a la AFA, pero a los 57 años el sentimiento le gana a la razón. El desafío le acelera el corazón. Eso sí: buscaría blindar de sensatez y proyección su trabajo: aceptaría un contrato largo, que incluso vaya más allá de Rusia 2018 y se prolongue hasta Qatar 2022. Nada de parche o bombero. No quiere ser otra víctima del descontrol ni el nombre de turno para desactivar la emergencia. Y, según su círculo cercano, enseguida dejaría en claro quién manda: entre sus convocados no faltaría Mauro Icardi.

Es el favorito de muchos dirigentes, sí, y de los viejos jugadores. De todos modos, Sampaoli no debería quedarse tranquilo: la mesa chica, adoradores de la autogestión, nunca se compromete demasiado. Ese liderazgo mudo que no confronta, que no desestabiliza, pero que tampoco construye. La frase la dijo Pep Guardiola en el Luna Park, cuando estuvo en junio de 2014, pero reconoció que pertenece a Vicente del Bosque. ¿Cuál es la diferencia entre los técnicos y los jugadores? «Los entrenadores pensamos en los jugadores, y los jugadores piensan en ellos.» Ayer, en TyC Sports, por primera vez alguien que pasó por la selección aceptó que algo no funciona bien: «Hay que terminar con el club de amigos en la selección», declaró Carlos Dibos, el profe de Alfio Basile entre 2006 y 2008. Y acusó al Jefe: «Mascherano entrega la planilla del club de amigos».

«Si lo van a echar, que sea ahora», ya dejaron circular algunos futbolistas sobre la continuidad de Bauza ante el paréntesis de cinco menes en las eliminatorias. ¿Cómo se vincularía Sampaoli con el actual plantel? Es una intriga. A Messi lo admira, claro, pero pocas veces se ha cruzado con él. Cuando sonó su apellido como probable sucesor de Luis Enrique en Barcelona, el entorno de Messi transmitió señales aprobatorias. Su desembarco saldaría un antiguo reclamo de los jugadores: ser dirigidos por un entrenador de elite, con un método moderno. Pero lo primero que tendrían que aceptar es dejarse liderar. Messi, Mascherano y compañía integran una generación muy especial. Afiliada a su entramado interno, muy confiada en la autogestión de la mesa chica. Siempre eligen blindarse. Distantes y algo robóticos, se pueden contar con una mano los que llamaron a Alejandro Sabella para conocer su estado de salud. Y eso los retrata.

Ocho partidos en ocho meses de gestión: apenas ocho meses lleva Bauza al frente de la selección. Los resultados no escaparon de la mediocridad: tres victorias, tres derrotas y dos empates, 11 puntos. La Argentina se encuentra en el 5° lugar, en posición de repechaje. Las eliminatorias se reanudarán el 31 de agosto, ante Uruguay, en Montevideo.

Una mala señal: siete entrenadores en 13 años. Daniel Pasarella estuvo de 1994 a 1998. Marcelo Bielsa, de 1998 a 2004. Y entonces comenzaron las interrupciones. Pekerman (2004-2006), Basile (2006-2008), Maradona (2008-2010). Sergio Batista (2010-2011), Sabella (2011-2014), Martino (2014-2016) y Bauza, desde el 1° de agosto de 2016 hasta hoy…

Fuente: La Nación

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