Una salida elegante para evitar pérdidas compartidas

Las voces de alarma de los gobernadores sobre el tremendo impacto fiscal que el proyecto opositor tendría sobre las cuentas de sus provincias fueron clave para restarle impulso a la ofensiva opositora por Ganancias en el Senado y lo que le permitió al FPV abrir una nueva instancia de negociación con el Gobierno.

A pesar de estar apremiados desde el otro extremo por el reclamo de la CGT de una pronta sanción del proyecto, las voces en contra del texto acordado por Sergio Massa y el kirchnerismo comenzaron a multiplicarse en la mayoría opositora con el reinicio de la actividad en la Cámara alta tras un fin de semana largo.

Marcos Peña, ayer, durante la conferencia de prensa en el Centro Cultural Kirchner
Marcos Peña, ayer, durante la conferencia de prensa en el Centro Cultural Kirchner. Foto: DyN

«En honor a la verdad, el capítulo impositivo es bastante flojo», había reconocido un senador peronista a LA NACION en la tarde del lunes, cuando ya comenzaban a repiquetear por todos los medios el coro de gobernadores, de todos los colores políticos, quejándose por el agujero fiscal que iban a sufrir, a pesar de la tortuosa ingeniería tributaria que habían ideado Marco Lavagna y Axel Kicillof en la Cámara baja para financiar su iniciativa.

Por eso, el llamado a negociar que planteó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, abrió una oportunidad ideal para cambiar el rumbo de los acontecimientos. En ese momento, el peronismo empezaba a revelar sus grietas.

A esa altura de la mañana, Rodolfo Urtubey (Salta) y Dalmacio Mera (Catamarca) ya habían planteado su negativa a acompañar a la mayoría de su bancada y sin ellos, no había dictamen de mayoría que impulsara el proyecto de Diputados. También empezaba a flaquear la posibilidad de habilitar hoy el tratamiento sobre tablas de la iniciativa. Para hacerlo se necesitaban dos tercios de los votos, y senadores de provincias como Catamarca y La Rioja empezaban a mostrar dudas por el impacto que el texto tendría en la actividad minera.

Por lo tanto, la propuesta de pedirle a Macri que abriera una instancia de negociación amplia para buscar una salida de consenso, que satisficiera a la CGT, gobernadores y Nación por igual, se convirtió en la llave perfecta para abrir una salida elegante a un entuerto que muchos en el Senado veían como el resultado de la impericia política del Gobierno para administrar el tema y de una jugada de la que sólo iba a sacar provecho político Sergio Massa.

Fuente: La Nación

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