Tras décadas de leyes parlamentarias, anulaciones y prórrogas judiciales, manifestaciones, parches políticos, denuncias sociales y choques ideológicos en Israel, el Tribunal Supremo (TS) ha hecho historia al dictaminar el fin de la exención militar para los ultraortodoxos y de subvenciones a las academias talmúdicas en la que estudian los jóvenes jaredíes que no se alistan. El esperado voto unánime de los nueve jueces refleja el consenso en el país contra una desigualdad que para muchos israelíes se ha convertido en insoportable debido a la guerra contra Hamas.
Horas después de la sentencia, la asesora legal y fiscal general, Gali Baharav-Miara, instó al Ministerio de Defensa a reclutar de forma inmediata e inicial a 3.000 estudiantes de Yeshivot más «de acuerdo a las necesidades y capacidades actuales del Ejército» que se sumarían a los 1.300 ya en servicio.
Representado políticamente en dos partidos que forman parte del Gobierno de Benjamin Netanyahu, el sector más religioso ha puesto el grito en el cielo ante lo que ven como «ataque al estudio de la Torá en el Estado judío». Asimismo, ve con preocupación la orden de cesar las ayudas económicas estimadas en más de 100 millones de euros al año aunque esperan que el hueco sea llenado a corto y medio plazo con donaciones de comunidades ultraortodoxas de Estados Unidos. En permanente lucha de supervivencia política, Netanyahu debe convencer a sus socios jaredíes sobre el número a reclutar en la nueva ley que promueve en la Knésset y a varios diputados de su propio partido que se oponen porque no responde a las exigencias en el momento más crítico en la historia del país.
Ante la crónica tendencia de los sucesivos gobiernos de seguir el statu quo para evitar tambaleos, el TS ha dicho basta. 26 años después de determinar que la exención generalizada era ilegal obligando a crear una comisión para legislar al respecto y tras un año de vacío legal al caducar la última ley de reclutamiento (o mejor dicho no reclutamiento), la máxima instancia judicial israelí alude a la desigualdad pero también al ataque terrorista del 7-O que llevó a la movilización de más de 300.000 reservistas.MÁS EN EL MUNDOEl PSOE da un empujón al proceso para separar a León, Zamora y Salamanca del resto de CastillaCondenado un paparazzi a un año de prisión por acosar a Clara Chía, la novia de Gerard Piqué
«En medio de una dura guerra, el peso de la desigualdad (en el servicio) es más grave que nunca y requiere la promoción de una solución sostenible a esta cuestión», razona la sentencia 23 días después de la última sesión en la corte en Jerusalén a raíz de las apelaciones en el nuevo examen de unas de las principales asignaturas pendientes del país.
Tras fundar el Estado de Israel y aún bajo el terrible impacto del exterminio de seis millones de judíos a cargo de los nazis y sus aliados, David Ben Gurión quiso evitar fracturas internas. Así, en 1949 permitió la exención de 400 dedicados al estudio de la Torá. Hace un año, sin embargo, la cifra llegó a 63.000 de un sector que representa el 13% de los casi 10 millones de habitantes. No todos los exentos dedican sus vidas al estudio talmúdico lo que eleva la ira del resto de ciudadanos que ya no se conforman con un reclutamiento simbólico. El 70% está a favor del alistamiento de la mayoría de estudiantes de yeshivot según un sondeo en el Canal 12. Un raro consenso en un país tan polarizado.
Hoy no se trata solo de una cuestión ética en un país con servicio militar obligatorio para chicos y chicas (excepto para jaredíes y árabes que pueden hacerlo de forma voluntaria) sino de «necesidad existencial», como afirmó uno de los jueces. Con 666 soldados muertos y otros 3.866 heridos en ocho meses de guerra, el Ejército alerta que necesita entre 5.000 y 7.000 reclutas más. Hoy, a nivel logístico está preparado para el ingreso inmediato de 3.000 jaredíes más.
«La verdadera solución al problema del reclutamiento no es el fallo que será relevante por un corto período, sino la finalización de la histórica ley de reclutamiento que actualmente se está preparando para una segunda y tercera lectura», reaccionó el Likud que además insinuó que el TS desea una crisis del Gobierno: «Es extraño que durante 76 años se abstuviera de forzar el reclutamiento de miembros de la Yeshivá, lo haga ahora».
Pero la supervivencia política de Netanyahu no depende de los jueces sino del pragmatismo que exhiban sus dos socios ultraortodoxos para que no provoquen la caída del Gobierno pese a su enfado y frustración, ya que cuando se formó a finales del 2022 consideraron con razón que era el más favorable para sus intereses, y del ala más liberal del Likud empezando por el ministro de Defensa, Yoav Gallant. Con o sin nueva ley, Netanyahu intentará encontrar una fórmula a corto plazo que le permita sobrevivir el próximo mes antes de que la Knésset se vaya de vacaciones y mantener la mayoría de 64 diputados ante las exigencias del adelanto electoral de la oposición.
«El TS fue claro y tajante, incluidos los jueces más conservadores. La exención del servicio militar obligatorio para los ultraortodoxos es ilegal», comentó el jefe de la oposición, Yair Lapid, que exigió «respetar la ley y emitir órdenes de reclutamiento para decenas de miles de jóvenes ultraortodoxos que hasta ahora han evadido el servicio militar».
«Se acabaron los días en los que hay quienes gritan moriremos y no nos alistaremos y hay quienes mueren porque sí se alistaron», concluyó el dirigente centrista recordando que necesitan soldados en una guerra con siete frentes.
Para los ultraortodoxos, el principal frente es el espiritual recalcando que la supervivencia del Estado judío depende no solo del número de cazas de combate sino sobre todo de estudiantes de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. «El pueblo judío sobrevivió a persecuciones, pogroms y guerras gracias a que mantuvo su singularidad- la Torá y las Mitzvot«, replicó el líder jaredí sefardí Arie Deri mientras el ministro Yitzhak Goldknopf definió la sentencia como «prevista y decepcionante. El Estado de Israel se creó para ser el hogar del pueblo judío y en la que la Torá es la roca de su existencia».
Fuente: El Mundo
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