La rosca del espionaje: el Gobierno se enfrenta a dos desafíos claves en el Congreso

La rosca del espionaje llegó al Congreso de la Nación y el Gobierno tendrá que pasar una nueva semana de arduo trabajo parlamentario para no perder el control de los servicios de inteligencia. Desde la Casa Rosada siguen de cerca los pasos tanto de Martín Menem y de Victoria Villarruel, de quien crece la desconfianza, aunque en la última semana logró dilatar el tratamiento de la movilidad jubilatoria.

El primer escollo será el martes a las 16 cuando se conforme la comisión bicameral de Seguimiento de los Servicios de Inteligencia, una de las que se reúne de forma secreta ya que tiene temas relacionados a la seguridad nacional. Tiene 14 bancas, siete de cada una de ambas cámaras.

El oficialismo intentó dilatar lo más posible esta convocatoria ya que no tiene los números para imponer una presidencia propia y va a tener que negociar con los distintos sectores aliados. La confirmación de este encuentro llegó después de que se armara una nueva SIDE por decreto de necesidad y urgencia (DNU) y se le giraran 100 mil millones de pesos en fondos reservados.

La oposición primero insistió que era necesario que trabajara esta comisión para revisar las cuentas y ver qué se hizo con estos fondos y luego fue directamente al hueso. Pidió una sesión especial para rechazar el DNU 656/23 que estableció ese monto para fondos reservados. La primera no pudo ser porque el oficialismo se anticipó con una sesión maratónica, pero todo indica que acontecerá el miércoles a las 10.

Martín Menem estará en la mira del Gobierno para evitar que caiga el DNU 656/23. Foto: Juan Mateo Aberastain Zubimendi / MDZ

En los últimos días empezó una danza de nombres con posibles candidatos a presidir la bicameral. El que más fuerte suena es el del entrerriano Edgardo Kueider, un peronista que hace ya varios años rompió lazos con el peronismo y votó con el Gobierno las leyes más importantes. Toda esta negociación la sigue de cerca Santiago Caputo, que estrechó su relación con este senador en mayo con el debate de la Ley Bases, a través de María Ibarzabal Murphy. 

Caputo entiende que la correlación de fuerzas no le da al Gobierno para imponer uno propio. Tiene un sólo miembro que es el chubutense César Treffinger. En ese sentido, el PRO quiere aportar el nombre un bullrichista de pura cepa, como es Martín Goerling, pero el asesor estrella del Gobierno quiere darle al partido amarillo la menor cantidad de protagonismo. El otro del PRO es Cristian Ritondo, que en la fractura interna de este espacio quedó el del ala macrista, pero mantiene buena relación con el senador.

La presidencia, hasta el próximo recambio parlamentario deberá quedar en manos de un senador. Hasta el 10 de diciembre estaba a cargo el diputados Leopoldo Moreau, que sigue con una silla en la bicameral.  Descartada está la posibilidad que le dejen ese lugar al kirchnerismo que tiene 6 de los 14 lugares y no puede imponer uno propio. Necesita el aval de dos más.

Y en la danza de nombres aparece una vez más Martín Lousteau, el senador que no escatima crítica al oficialismo, salvo con algunos temas, como justamente es este. Cualquier interpretación que quiera hacerse sobre el radical y su vínculo con los servicios de inteligencia queda atravesada por la relación que tiene con su padrino político, Enrique «Coti» Nosiglia, exministro de Interior de Raúl Alfonsín, y cercano al mundo judicial y de inteligencia.

Santiago Caputo estuvo a cargo de la política de inteligencia del Gobierno.

Lousteau aparece para el kirchnerismo como una vía para quedarse con la presidencia de la comisión que no tiene ni más ni menos que la tardea de fiscalizar qué hacen los espías. Además, el radical tiene voto doble ya que la representante de la UCR por al Cámara de Diputados es Mariela Coletta, una dirigente que pertenece a Evolución Radical, el espacio que armó para diferenciarse de otros dirigentes.

Toda esta discusión será la antesala de una sesión que avizora un final negativo para el Gobierno. La oposición ya hizo una demostración de fuerza en la sesión de la semana pasada cuando reunió 135 votos que pidieron tratar el DNU 656/23 en la sesión del miércoles pasado. No alcanzó porque se necesitaban dos tercios. Sin embargo, sí alcanza esa cifra para el quórum y para rechazar ese decreto. Se necesitan 129 en cualquiera de los dos casos.

En este contexto, la Casa Rosada debe seguir de cerca el paso a paso de la semana en el Congreso para no perder la pulseada con la política del espionaje. Esto implica que no le rechacen el DNU, aunque ya se hayan gastado el 80% de esos fondos, y que el kirchnerismo no imponga quién controla esos fondos.

Fuente: Mendoza online

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