La bronca de Cristina Kirchner con Axel Kicillof y la vendetta de los intendentes bonaerenses

Fuerza Patria no puede volver a cortar la luz para zanjar sus profundas diferencias. Ya lo hizo en julio pasado cuando no se ponía de acuerdo en la confección de las listas en la previa de las elecciones desdobladas de la Provincia de Buenos Aires, pero lo que salió de ahí fue una falsa unidad que luego rompió Cristina Fernández de Kirchner con el armado de una lista de candidatos a diputados nacionales sin representación territorial y nada de votos.

Las tensiones sobre el desdoblamiento nunca terminaron y luego del domingo, con el resultado puesto y la derrota bonaerense, la crisis se agudizó. La cara de Máximo Kirchner cuando Axel Kicillof agradecía el trabajo de los intendentes merecía ser tendencia. Y eso que todos, hace cuatro años, le regalaron la presidencia del PJ bonaerense conducida por Gustavo Menéndez y Fernando Gray.

Ese mismo domingo, en Ezeiza, Gastón Granados, hijo del histórico “barón” Alejandro, pero seguidor de Martín Insaurralde, tiró la bomba. “Hay que dejarse de armar listas sin tener en cuenta a los intendentes, que somos los verdaderos dueños de los votos”. El palo fue para Cristina Fernández de Kirchner, su hijo Máximo y, en alguna medida, para el todavía muy callado Sergio Massa. ¿Cuánto tiempo más pasará para que diga lo que está pensando?

Los intendentes no son los dueños de los votos, pero si los que saben cómo y por qué motivo hay que irlos a buscar. Cada uno de ellos atesora, solo en sus celulares, más de 3000 contactos, el 95% vecinos de su localidad sin cargo ni pretensiones, salvo que, en el momento indicado, puedan recibir ese gesto de cercanía que significa un turno médico, una asistencia ante una adversidad, el arreglo de la luz o el bache de la cuadra.

Esto, sumado día por día, hace que cada dos años hace que un día, en un momento, el jefe o su asesor le pidan, sutilmente, si pueden devolverle el favor e irlos a votar. Y, si la persona tiene algún inconveniente adicional, hasta le ponen el vehículo y el chofer para cumplir con la obligación de la contraprestación. A su vez, todo esto, se debe multiplicar por lo menos por cincuenta funcionarios con poder de firma que, a su vez, hacen también otros favores.

No se está hablando de nada ilegal. Es simplemente saber que los favores son parte de la política. Y favor con favor se paga. El teléfono abierto para todo tipo de urgencias, inclusive por cuestiones ajenas a su propio alcance como la seguridad o el remedio que no se consigue. Es la vida misma. Tampoco es romantizar un sistema que tendría que brindar soluciones sin ser “amigo del juez”. Simplemente es un proceso cultural que se transmite de generación en generación.

Esto no significa, por otro lado, avalar otro tipo de prácticas, usos y costumbres, que ensucian o directamente deslegitimizan el voto, como cuando se incurría en el “voto cadena”, la ruptura de boletas, los falsos conteos o la compra de todo sufragios, episodios generados no solo por la desesperación sino, también, por la codicia.

Con respecto de la elección del domingo queda claro que la presidenta del partido y jefa, a quien aún quedan atados de su tobillera buena parte de los intendentes y referentes peronistas, desarrolló una pésima estrategia en todo el país. Porque hasta en la Provincia de Buenos Aires Fuerza Patria creció en cantidad de votos y porcentuales con respecto a otras elecciones de medio término pero también perdió.

Fue Cristina Fernández de Kirchner quien, aprovechándose de un par de diálogos que mantuvo Kicillof con varios referentes, eligió a Jorge Taiana como candidato, cuando pudo haber puesto a uno de los cuatro intendentes que más habían trabajado para tener un rol más importante en esta etapa. Federico Achaval, Mariel Fernández, Ariel Sujarchuk o Nicolás Mantegazza. Con todos había hablado al respecto.

Los jefes comunales de Pilar, Moreno, Escobar o San Vicente quedaron fuera de la discusión en el cierre de lista provincial. Ni siquiera fueron convocados en la previa del corte de luz. A la jefa comunal de Moreno, distrito clave en la Primera Sección electoral, ya le habían birlado un diputado provincial, que iba a ser Leo Grosso, quien nunca pudo ingresar como quinto candidato.

Máximo Kirchner, Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner, Mariel Fernández, Axel Kicillof y Verónica Magario en un encuentro del PJ Bonaerense en el municipio de Moreno, hace un año, donde por primera vez le discutieron a la ex presidenta la estrategia electoral. Foto: Prensa
Máximo Kirchner, Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner, Mariel Fernández, Axel Kicillof y Verónica Magario en un encuentro del PJ Bonaerense en el municipio de Moreno, hace un año, donde por primera vez le discutieron a la ex presidenta la estrategia electoral. Foto: Prensa

También quedó afuera Alberto Descalzo, quien discutía con Grosso por ese lugar. Al “canciller del peronismo”, junto con Julio Pereyra y Juan José Mussi, los tres amigos personales de Néstor Kirchner, también le negaron un expectante lugar en la lista nacional. Ningún intendente o ex jefe comunal. Por eso se notó, tanto, la diferencia entre septiembre y octubre.

En lo único que sí tuvo razón la ex presidenta es que la elección desdoblada bonaerense podría accionar como “primaria” que, según el resultado, movilizaría al electorado independiente no peronista, como terminó sucediendo. Cerca de 900.000 electores nuevos acudieron a las urnas el domingo pasado solo en la Provincia de Buenos Aires ante el miedo de volver a depender de ella, o de su ex pupilo Kicillof, en el futuro del país.

Solo, y a los gritos, el ex intendente y ex ministro Juan Zabaleta, fiel a su estilo, insiste. “Nos fuimos del gobierno en 2023 y no discutimos nada. Ni por qué hicimos el gobierno que hicimos ni por qué seguimos como seguimos. No hubo una sola autocrítica de haber dejado 213% de inflación y cuando Ricardo Quintela propuso participar de una interna lo trataron de traidor”. El peronismo todavía no aprendió el idioma en el que hablan los electores de Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Entre Ríos. Ni siquiera se toman el trabajo de pasear una semana por Nueva York para hablarle a inversionistas sobre lo que quieren hacer. Solo van de paseo.

Ahora, la moda es instalar la dicotomía sobre qué hubiera pasado si en septiembre se hubiera votado con boleta única papel, como ocurrió en octubre. La respuesta sería muy parecida a “nada. La trampa, la picardía, también se podía hacer ahora. Pero siempre es mejor buscar lo oculto antes de ver lo que está a la vista de todos.

Fuente: Mendoza online

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