El escenario Rubinstein tras la fumata blanca en el cónclave kardenalicio

Hubo fumata blanca finalmente en el cónclave de cardenales del FdT que aprobó la llegada del economista Gabriel Rubinstein al Palacio de Hacienda para secundar al ministro Sergio Massa. Con cierto alivio y cautela el mercado celebra susurrando, por suerte, habemus vicem.

Mientras en la Casa Rosada preparan el postergado viaje a Estados Unidos del presidente Alberto Fernández para reunirse con su par Joe Biden, y la gente de Massa hace lo propio con la gira que emprenderá el ministro, también a EE.UU. Los últimos acontecimientos sociales, sin contar el tema judicial de la vicepresidenta, dejaron en claro que, dentro del oficialismo, el ministro enfrenta los límites al poder que pretende para dominar la economía. 

Las marchas de sindicatos y movimientos sociales que tuvieron lugar la semana pasada fueron importantes y con mensajes contra el ajuste. La CGT culpó a los empresarios por la inflación pero el sector liderado por los Moyano le demandó al presidente más firmeza contra la patronal. La CTA, alineada con el kirchnerismo, fue el sector más enfático contra el ajuste. Mientras que los movimientos sociales oficialistas, cercanos a la Rosada como el Movimiento Evita, o los más duros dentro del kirchnerismo como el Movimiento de Trabajadores Excluidos, exigieron medidas más duras frente al empresariado. Por su parte, la izquierda marchó contra el ministro Massa

Pero la cumbre del presidente con los trece gobernadores oficialistas mostró otro límite, el de los mandatarios provinciales, que rechazan cualquier ajuste de la obra pública y lograron la ley para aumentar impuestos provinciales pese al ajuste. Y al igual que le ocurrió a Mauricio Macri, el mantenimiento de subsidios a comedores populares, clubes de barrios y otras entidades reflejan los límites que enfrenta Massa

Tras la fumata blanca K, la asunción de Rubinstein viene a revitalizar la figura de Massa. El flamante viceministro se tomará dos semanas para acomodarse y planificar el 2023. De modo que en el entorno del número dos del Palacio de Hacienda no esperan demasiada exposición pública, por ahora. ¿Pero qué significa la llegada de Rubinstein y cuáles escenarios delinean en el mercado?

Por un lado, tener un economista con sólida formación y experiencia pública y privada implica cierta garantía que el equipo económico tendrá un adecuado diagnóstico sobre la problemática macroeconómica, además reivindica a Massa que pudo elegir su equipo, y por otro lado que Cristina Fernández de Kirchner, al convalidar a Massa y ahora a Rubinstein, parece bien consciente del riesgo de hiperinflación al que ingresó la economía desde junio pasado.

De todos modos, la historia reciente da cuenta que tanto Martín Guzmán como Matías Kulfas, que venían de ser críticos de la gestión de Cristina 2011-2015, terminaron gestionando una política económica similar, por lo que cabe preguntarse qué tanta voz y voto tendrá el viceministro. Amén de esto no hay que soslayar que la situación macro es tan delicada que ni siquiera si viniera gente tan creíble como Alan Greenspan o Ben Bernanke aseguraría que el país pueda evitar la implosión de la economía, y no solo por la interna del FdT.

La inflación ya es de tres dígitos y hay dos factores que hacen pensar que los números podrían empeorar antes de que el país vuelva a tener inflación razonable. Uno de ellos, es que para alinear los precios relativos hay que ajustar las tarifas y el tipo de cambio, y el otro es que el total de los pasivos remunerados BCRA y los títulos en pesos de Tesoro en manos privadas suman casi 3 veces la base monetaria, y encima no hay reservas en el BCRA.

Si uno se deja llevar por las últimas manifestaciones y escritos de Rubinstein se vislumbran dos escenarios posibles para evitar una hiperinflación. Uno sería cumplir con el programa “light” del FMI. Al interpretar al viceministro, para lograr esto hay que hacer, simultáneamente, un ajuste fiscal, dar señales para que los privados compren títulos soberanos, y ordenar el flanco cambiario, devaluando el dólar oficial a un ritmo mensual del 4,5% a 5% y a la par hacer algo más prolijo en los paralelos. Al respecto, las alternativas serían crear un segundo mercado (ligado al dólar MEP) para el dólar ahorro, el turismo y algunas importaciones, o bien fijar una hoja de ruta clara para restricciones. Esta receta podría, según el Viceministro, llevar la inflación a niveles de 4% a 5% mensual. 

El otro escenario sería llevar a cabo un programa de estabilización. Rubinstein ve tres opciones, un plan de derecha, uno de izquierda u otro de centro. Toma como base, o más posible, el del centro, que consistiría en: cumplir las metas fiscales con el Fondo; desdoblar el mercado cambiario con un dólar comercial y otro para resto, devaluar el dólar comercial entre 30% y 50% para luego quizás fijarlo y solo unificarlos cuando el BCRA tenga US$20.000 millones de reservas netas; evitar el reperfilamiento de la deuda en pesos y, si es necesario, volver a reestructurar la deuda en dólares, aunque recién en 2024.

Ahora bien, ¿cuáles son los riesgos asociados a cada escenario? Si se toma la opción light el peligro es que en algún momento del 2022 la macro explote por la cuestión cambiaria o, lo haga en 2023 cuando JxC le exija al Gobierno heredar una economía con menos desequilibrios. En cuanto al primer riesgo, es clave que el Gobierno consiga, lo antes posible, mejorar la oferta de dólares (agro) y reducir la demanda (atesoramiento y turismo); mientras que para el segundo el riesgo es que en 2023 referentes de JxC hagan declaraciones que generen inestabilidad cambiaria.

Si en cambio, se opta por el plan de estabilización, el riesgo que conlleva una fuerte devaluación, es que se espiralice la inflación. La historia reciente muestra que en las últimas cuatro devaluaciones importantes (2014, 2015, 2018 y 2019) se produjo un fuerte aumento de la inflación. En julio pasado la inflación fue 7,4% sin salto cambiario, de modo que si el tipo de cambio oficial se ajustara entre 30% a 50%, será difícil evitar que la inflación no vaya rápido a una tasa mensual del 15% o 20%. En ese caso, es complicado saber si el Gobierno tendrá la capacidad de administrar esa crisis macro.

¿Cuánto tiempo tiene el equipo económico? Elija el camino que elija, el Gobierno tiene que tomar medidas urgentes, básicamente porque ya no quedan reservas netas para dentro de poco más de 40 días. Por ende, para saber cuánto tiempo tiene el Gobierno es clave monitorear la evolución de los depósitos en dólares, que por ahora desaceleraron la caída en lo que va de agosto, y la brecha, que empezó a subir, un poco por el real brasileño y otro poco por los anuncios o más bien la falta de ellos.

Fuente: Mendoza online

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