Discurso del odio, profundización de la grieta y ciudadanos como rehenes

Cuando finalizó el alegato de los fiscales Luciani y Mola, el impacto de los nueve días de exposición y el pedido de condena provocaron una explosión al interior del kirchnerismo y una respuesta que eclipsó y soslayó el resto de los graves problemas que agobian al país. La dura y persistente acción kirchnerista, se centró en ataques directos a los fiscales, a los jueces del tribunal colegiado y en una presencia permanente frente al domicilio de la vicepresidenta, para brindarle apoyo y soporte directo.

El gobierno y el Frente de Todos se sumaron al agite, liderado por La Cámpora en la calle y los ultras en redes sociales y medios afines. El dislate persistente fue sorprendido por un hecho gravísimo que por fortuna no finalizó en tragedia. Una pistola a 10 centímetros de la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner, percutada en dos oportunidades sin que saliera el disparo, paralizó el alma del país.https://0518e9865f884b1d2806579ebc03b644.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

CRISTINA, TRAS EL INTENTO DE MAGNICIDIO.

La respuesta del presidente por cadena oficial tuvo dos referencias erradas e incomprensibles. Una fue declarar feriado nacional el día siguiente a la tentativa de magnicidio. Inexplicable. Es hora y tarea de la Justicia. La otra fue responsabilizar por el atentado al discurso del odio, implementado, según su opinión, por la oposición, los “medios de comunicación hegemónicos” y también la Justicia. A la hoguera de la grieta y la confrontación continua, Alberto Fernández la alimentó con combustible que produjo un incendio de proporciones mayúsculas. Instaló un nuevo instrumento de polarización y conflicto: “Discurso del odio”. Ni el oficialismo, en mayor medida, por lo que Alberto se autoinculpó, ni la oposición, son inocentes de dicho discurso. Es redundante señalar los numerosos ejemplos. Ambos suelen hacer uso de palabras y términos incendiarios. 

El problema son los ciudadanos libres y responsables, víctimas directas del estrago de la política desvariada, casi miserable. ¿Cómo se debe responder frente al ombliguismo destructivo y la inacción frente a la dura realidad real?https://0518e9865f884b1d2806579ebc03b644.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Los pilares donde aferrarse

Los ciudadanos democráticos deben aferrarse con convicción y firmeza a la Constitución Nacional. Con esa legalidad y legitimidad de base, es imperioso defender la independencia del Poder Judicial impidiendo atropellos y avances que lo condicionen o limiten. La República Democrática es también el sistema a sostener y defender. En ella se dirime el debate político, se sostiene la división de poderes, se defienden las libertades individuales y la libertad de prensa.

Dentro de ella se discute, reclama, protesta, propone. No debe la ciudadanía dejarse atrapar por el “discurso del odio”. Demandar con firmeza una solución cierta y concreta a los innumerables problemas vigentes es la tarea. El desborde inflacionario, la inseguridad, el estado lamentable de la educación, la falta de trabajo, las reservas escasas, son algunos de los problemas reales persistentes y agobiantes.

El discurso del odio es otro invento falaz para distraer y desorientar a los ciudadanos de la realidad acuciante. No hay que dejarse engañar ni atrapar. Ciudadanos libres, solidarios y responsables tienen derecho legítimo a demandar a sus representantes, en quienes delegaron el poder, solución cierta y eficaz a la acuciante realidad.

No más alquimia, falsedad e inacción. No más engaños ni decepciones. Siempre dentro de la ley y el orden, con firmeza y convicción. Los políticos representan a la ciudadanía por poder delegado. No pueden ni deben seguir defraudando a quienes los eligieron.  TEMAS

Fuente: Mendoza online

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