Las controversias en torno de los Premios Nobel son siempre parte de las tradicionales entregas. Este año, 338 fueron los nominados para el codiciado Nobel de la Paz, 244 personas y 94 organizaciones.
Buena parte del mundo celebró enterarse, el viernes pasado, de que la galardonada “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por una transición justa y pacífica hacia la democracia” fue María Corina Machado. “La democracia es un prerrequisito para una paz duradera. Sin embargo, vivimos en un mundo donde está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”, señaló el Comité Noruego.
Fundadora del partido Vente Venezuela en 2012 cuando Hugo Chávez le espetó “Águila no caza mosca”, y cofundadora de Súmate -dedicada a velar por la transparencia electoral y la participación ciudadana-, resiste los ataques del narcoestado venezolano. Machado fue parte activa en las manifestaciones contra Nicolás Maduro, duramente reprimidas por una tiranía antipatriótica sostenida militarmente con el apoyo de Cuba.
Las libertades más básicas cercenadas y la recurrente violación de los derechos humanos, con feroces torturas, muertes, arbitrarias detenciones, censura y bloqueos informativos, sumados al racionamiento de alimentos, la falta de luz y agua potable, entre otros muchos males, obligaron a casi ocho millones de venezolanos a emigrar, aunque solo 69 mil pudieron votar. Quedarse en el terruño para seguir reclamando derechos se fue convirtiendo progresivamente en un desafío para valientes cuando El Helicoide amedrenta a quienes, acusados las más de las veces sin fundamentos por un Justicia cooptada, encontrarán allí un desgraciado destino. Más de 850 presos políticos están encarcelados en distintos penales.
Las últimas elecciones de 2024 habían avivado la esperanza de un pueblo que lleva años soportando el rigor de una dictadura. María Corina Machado logró unificar a la oposición venezolana, superando años de divisiones. Pero el gobierno de Maduro le impidió inscribirse como candidata alegando que pesaba sobre ella una inhabilitación de 15 años para ejercer cargos públicos. Encabezando el clamor de ese pueblo, su voz se agigantó y acompañó entonces la postulación de consenso de Edmundo González Urrutia. Fue sin duda ella quien construyó, sostuvo y organizó la confianza de un pueblo que aún cree que la paz y el restablecimiento del orden democrático pueden estar cerca. Gracias a la movilización consiguieron hacerse del contenido de casi el 85% de las actas de las máquinas de votación que reflejaban el claro triunfo de González Urrutia. Sin embargo, el Comité Nacional Electoral le otorgó fraudulentamente la victoria a Maduro y expulsó al exilio madrileño al legítimo ganador. Pero María Corina Machado sigue su lucha, hace ya 14 meses, desde la clandestinidad, desafiando la persecución política. Su voz nunca dejó de oírse. ¿Qué habría sido de Venezuela sin su liderazgo? Hoy, ella dedica el premio al heroico pueblo venezolano.
Disfrazado de nativo, en encendido discurso por el Día de los Pueblos Indígenas, el dictador Maduro se refirió a Machado -sin nombrarla- como la “bruja demoníaca de la Sayona”, mítica figura del folclore local. Una vez más, ella incomodaba al poder. Sin demoras, desde Miraflores, se ordenó el cierre de la embajada venezolana en Oslo, sede del comité que entrega los premios Nobel, argumentando políticas de “reasignación estratégica”. Amenazado por el avance de Estados Unidos en el Mar Caribe, que se suma al millonario pedido de su cabeza, este galardón debilita aún más al corrupto dictador.
El Vaticano deseó que el premio ayude a Venezuela a “redescubrir el camino de la democracia”. Por su parte, nuestro Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, en línea con Putin, expresó su rechazo a que Machado se alzara con la distinción. Ya conocemos el nivel de fanatismo ideológico y la hipocresía de estos personajes que siguen agitando la bandera de la revolución bolivariana entre nosotros, asociados por años con irregularidades financieras y de lavado entre ambos gobiernos.
Este premio constituye un fuerte espaldarazo del mundo libre para quien encarna con valentía y decisión el sueño de recuperar un país, al tiempo que condena a la dictadura chavista, un grupo delictivo que violenta el orden jurídico nacional e internacional. El 10 de diciembre será la entrega y aún no se sabe si María Corina Machado podrá hacerse presente. Sí sabemos que esta valiente y encomiable líder sigue convocando miradas en torno de Venezuela y comprometiéndonos a todos a trabajar por la paz y la libertad.
Fuente: La Nación
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