En 2021 pareció preocuparnos que solo 16 de cada 100 alumnos de los que iniciaron su primaria en 2009 hubieran completado en tiempo y forma en 2020 su escolaridad, según lo reflejó el Índice de Resultados Escolares (IRE). Este se construye con el Relevamiento Anual de escuelas, que registra la matrícula, y los resultados de Aprender 2024 para secundaria.
Desde entonces, ríos de tinta, cientos de reuniones, acuerdos, análisis, reflexiones, miles de docentes y millones de niños no han encontrado la forma de revertir esta dolorosa realidad. Para 2022, la referida medición había empeorado sus guarismos, pues el número de quienes completaron adecuadamente su paso por las aulas apenas llegaba a 13 de cada 100. En estos días, conocimos el índice actualizado que sigue cayendo estrepitosamente: apenas 10 de cada 100 alumnos que arrancaron en 2013 llegaron al fin del secundario como corresponde.
Este último grupo iniciaba el secundario cuando llegó la pandemia. Los especialistas indican que, si bien todos los aprendizajes registraron impactos en aquel crítico momento, los más afectados fueron los de Lengua, más que Matemáticas. Entre 2022 y 2024 el desempeño de Lengua mejoró mientras que Matemática mostraba una caída significativa, lo cual demanda poner en ella el acento, como se ha hecho ya al intensificar el trabajo en comprensión lectora, capacitando adecuadamente a los docentes, sobre todo a nivel de los primeros peldaños.
El informe del Observatorio de Argentinos por la Educación señala que el problema no radica en la repitencia o el abandono, que pueden haberse reducido, sino en que los chicos llegan al final del ciclo sin incorporar los saberes más básicos. Probablemente, reflexionan, esto haya sido efecto de las flexibilizaciones y laxos criterios de promoción que se adoptaron frente a la pandemia, y que se sostuvieron como cuestionable política.
Solo un promedio del 63% de los alumnos llega a terminar con la edad correcta, con notorias diferencias entre provincias. El nivel socioeconómico modifica el rendimiento escolar, como bien se refleja también en el interior. Resulta así que el mejor IRE corresponde a la Capital Federal (23 de cada 100 alumnos llegan en tiempo y forma), seguida por Tierra del Fuego igualando a Córdoba (13). En Chaco, apenas 3 de cada 100 alumnos y 4 en
Santiago del Estero, Misiones y Catamarca. Verdaderas tragedias que no se resolverán de la noche a la mañana.
La obligación de invertir el 6% del PBI en educación nació en 2005 pero solo se cumplió en 2015. Este año, el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo propone formalmente derogarla, lo cual, si bien conduce a sincerar una imposibilidad presupuestaria real, envía también una pésima señal. Manuel Alvarez Trongé, presidente de Educar 2050, habla de que el proyecto constituye “un misil a la línea de flotación del sistema educativo”. Otro más, deberíamos decir.
Fuente: La Nación

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