A pocos metros de las pirámides de Giza, cerca de El Cairo, se inauguró a principios de este mes el Gran Museo Egipcio (GEM), después de veinte años de construcción, y se convirtió en uno de los hitos culturales del año. El museo arqueológico más grande del mundo, con vista directa a las pirámides, reúne cien mil piezas que abarcan siete milenios de historia y tiene como mayor atractivo el tesoro completo de la tumba de Tutankamón, exhibido en su totalidad por primera vez desde su hallazgo, en 1922. Allí están la célebre máscara de oro, el trono, joyas, cofres y hasta los carros del faraón más famoso del mundo.
Estatuilla de un dios, probablemente Anubis. Gentileza Metropolitan Museum of Art.
El descubrimiento de la tumba mejor conservada del Valle de los Reyes, en Luxor, por parte del arqueólogo británico Howard Carter, en 1922, tuvo un impacto de alcance mundial. Según recordó más tarde el egiptólogo, en ese exacto momento, varios metros bajo las arenas del desierto, a la entrada de la tumba de Tutankamón, sostenía un fósforo titilante en la oscuridad. “Los detalles del interior de la habitación emergieron lentamente de las tinieblas. Por todas partes el brillo del oro. Por un momento quedé aturdido por la sorpresa. ‘¿Puede ver algo?’, me preguntaron ansiosamente. Todo lo que pude decir fue: ‘Sí, cosas maravillosas’”.
De la noche a la mañana, el faraón niño, que subió al trono a los 9 años y gobernó hasta su muerte a los 19, tuvo un impacto cultural inmediato: en los años 20, el “estilo del Nilo” se filtró en la moda, la joyería, el diseño, la literatura y la música. Se popularizaron vestidos con flores de loto, brazaletes de serpientes, delineadores de ojos y hasta canciones como la melodía de jazz “Old King Tut”. El cine, por su parte, inauguró una tradición de películas inspiradas en el misterio de las momias.https://90357094f4162c7bb6c1094700bbc35a.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-45/html/container.html
Estela del sirviente del templo de Amón Irtihareru adorando a Re-Harakhty y Atum. Gentileza Metropolitan Museum of Art.
Magnetismo de una antigua dinastía
Lejos de haber perdido atractivo, el magnetismo de esta antigua dinastía sigue intacto. Y pese a su demorada apertura, el Gran Museo Egipcio ya recibe miles de visitantes diarios, desde su inauguración el pasado 1 de noviembre. En sus 24 mil metros cuadrados de exhibición permanente se despliegan más de 100.000 objetos de la civilización faraónica.
El atrio principal, un espacio de diez mil metros cuadrados con vistas a las pirámides a través de su fachada transparente, da la bienvenida a los visitantes. En una sala de siete mil metros cuadrados se presenta por primera vez el ajuar funerario completo de Tutankamón, con más de 5.500 artefactos. Entre los imperdibles del museo también se encuentran la colosal estatua de Ramsés II, de 12 metros de altura, y las esculturas de Ptolomeo II y Arsinoe II.
Días antes de esta inauguración, el Museo Metropolitano de Nueva York (MET), presentó la muestra Divine Egypt, dedicada a explorar la poderosa imaginería de los dioses egipcios. Más de 200 obras, reunidas por primera vez, revelan cómo las divinidades de esta cultura se manifestaban a través de representaciones extraordinarias, no sólo en templos, santuarios y tumbas, sino también en objetos de devoción cotidiana.
La exposición –que abrió el 12 de octubre y seguirá hasta el 19 de enero de 2026– presenta desde estatuas monumentales hasta delicadas figurillas en oro, plata y fayenza (cerámica) azul, que representan a las principales deidades del antiguo Egipto, entre ellas el majestuoso Horus con cabeza de halcón, el peligroso Sakhmet con cabeza de león, el gran dios creador Ra y el sereno Osiris, momificado.
“Las formas en que se representaban a los antiguos dioses egipcios son muy diferentes a las de las religiones contemporáneas y resultan fascinantes para el público actual”, explicó la curadora Diana Craig Patch. La exhibición incluye además préstamos del Museo de Bellas Artes de Boston o el Louvre de París, junto a 140 piezas del propio Met.
Gran Museo Egipcio. Foto: gentileza.
A lo largo de su historia, el sistema de creencias de Egipto aumentó hasta incluir más de 1.500 dioses con formas y rasgos superpuestos. De este modo, Hathor puede aparecer como una vaca, una mujer con un tocado de cuernos que protege un disco solar o una serpiente con cabeza humana. Otros dioses, como Ptah, mantuvieron formas constantes durante miles de años, según destacó el museo en un comunicado.
El recorrido por la exposición concluye con objetos relacionados a los rituales de la otra vida, una realidad compartida por todos los egipcios –ya sea faraones, sacerdotes o no pertenecientes a la realeza– con representaciones de Osiris, Isis, Neftis y Anubis, figuras clave en la transición al más allá.
Furor en Buenos Aires
Finalmente, el furor por el mundo egipcio llegó a Buenos Aires con la muestra Ciencia y fantasía. Egiptología y egiptofilia en la Argentina, inaugurada en el Museo Nacional de Bellas Artes. El Pabellón de exposiciones temporarias alberga más de 180 piezas entre sarcófagos, papiros, amuletos, máscaras funerarias, calcos de esfinges, vasijas, piedras talladas y documentos históricos.
Ciencia y fantasía. Egiptología y egiptofilia en la Argentina, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Foto: Matías Iesari, gentileza MNBA.
“En la Argentina, es la primera vez que se reúnen piezas tan significativas del Antiguo Egipto, provenientes de más de veinte instituciones públicas y privadas, una selección que da cuenta de la riqueza de las colecciones egipcias de nuestro país e ilustra el interés que la antigua civilización ha generado en intelectuales, científicos, artistas y aficionados argentinos desde hace más de dos siglos”, dijo el director del Bellas Artes, Andrés Duprat.
Con curaduría de Sergio Baur y José Emilio Burucúa, la exhibición refleja la fascinación que la imaginería del Antiguo Egipto despertó en figuras como Dardo Rocha, Lucio V. Mansilla, Oliverio Girondo, Manuel Mujica Láinez o Jorge Luis Borges, entre otros, quienes incorporaron símbolos de esta civilización en sus creaciones.
En 1924, Carlos Gardel interpretó el foxtrot “Tut Ankh Amon”, luego del hallazgo de la tumba real, y Xul Solar diseñó sus cartas de tarot egipcio, pocos años después. En 1976, Federico Manuel Peralta Ramos presentó su instalación “Tumba de Tut Ank Amon”, donde una momia respondía preguntas del público, en una habitación recubierta de papel dorado. Más adelante, la banda Los Twist convirtió a Cleopatra en “la reina del twist” para toda una generación.
La muestra también incluye un ensayo fotográfico de Facundo de Zuviría sobre la arquitectura porteña inspirada en pirámides y obeliscos, además de obras de Eduardo Costa y Karina El Azem, que reinterpretan el legado egipcio desde lenguajes contemporáneos.
La muestra podrá visitarse en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 1° de marzo de 2026, de martes a viernes, de 11 a 19.30, y los sábados y domingos, de 10 a 19.30. Entrada libre y gratuita.
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Fuente: Clarín.com

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