Por más previsible que fuera su resultado, la sesión de ayer en el Senado no dejó de trazar una línea divisoria entre un grupo de actores que naufragó junto con los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, y otro que, sin resultar un nítido ganador, cuenta con varios motivos para festejar.
Los perdedores, por fuera de los protagonistasEl Gobierno
Hasta último momento intentó postergar una sesión que traía malas noticias. Santiago Caputo fue el encargado de diseñar la estrategia del oficialismo para pavimentar el camino hacia la Corte de los elegidos. Recostado sobre Sebastián Amerio, su ladero en la Justicia, conformó un bloque indivisible con los candidatos: se presumía que Lijo, con extendida influencia sobre distintos sectores de la política, sería quien traccionaría los votos del académico García-Mansilla, el candidato ideológicamente más afín con el Gobierno libertario. “Los dos o ninguno”, repitió siempre el Gobierno. Pese a que el decreto de Milei metió al catedrático en la Corte, sin el acuerdo del Senado, los cuestionamientos que caen sobre su investidura podrían extenderse a la Corte y sus fallos.Comodoro Py
Con la candidatura de Lijo, muchos de los magistrados, camaristas y fiscales que se desempeñan en el edificio de Retiro se ilusionaban con tener a uno de los suyos sentado en la Corte. El acompañamiento se hizo explícito cuando a fines de febrero la Cámara Federal porteña, tribunal de alzada de los 12 juzgados federales, le dio el “visto bueno” al pedido de licencia de Lijo antes de girarlo formalmente a la Corte, que terminaría rechazando la solicitud. En los tribunales, todavía hay quienes aseguran que esa decisión fue “arbitraria”: se desatendieron precedentes, se coló lo político y, además, no se tuvo en cuenta que nadie renuncia a su trabajo sin tener cerrado otro, aseguran.Ricardo Lorenzetti
El ministro de la Corte apadrinó a Lijo y jugó fuerte en favor suyo con la idea de recuperar influencia en el tribunal. Ayer, en medio de la votación, la cristinista Anabel Fernández Sagasti denunció públicamente que el cortesano amenazó con meter presa a la expresidenta si los senadores que le responden no aprobaban el pliego de Lijo. Es que la Corte está en condiciones formales de rechazar sin miramientos la queja que presentó la exmandataria contra la confirmación de su condena en la causa Vialidad. Hoy, Lorenzetti volvió a la carga y apuntó contra García-Mansilla: “Yo nunca aceptaría ser designado por decreto”, atizó. La presunta alineación del catedrático con los otros cortesanos parece reducir aún más la influencia de Lorenzetti en el tribunal.
Los que pueden festejarMauricio Macri
Su categórico rechazo al juez Lijo formó parte de una puja identitaria con la Libertad Avanza: desde Pro, que mantiene una compleja relación con el oficialismo, apuntaron siempre a realzar el rasgo institucionalista como nota distintiva del partido. Ni bien trascendió el nombre del candidato propuesto por el Gobierno, el expresidente dio muestras de descontento, que se acentuaron cuando retomó la presidencia de Pro, en mayo. Siempre molestó el candidato, pero también que la decisión haya sido inconsulta. El expresidente, sin embargo, no pudo ordenar a toda la tropa legislativa en el recinto y la senadora Beatriz Ávila votó en favor del juez Lijo. Respecto a García-Mansilla, cuatro votaron a favor y cuatro en contra.Organizaciones civiles
Desde que el Gobierno dio a conocer a sus elegidos, una gran cantidad de organizaciones civiles, muchas de ellas del ámbito del derecho, se manifestaron en contra de los candidatos, sobre de todo de Lijo. Lo hicieron de manera pública y abierta, a través de cartas o posteos en redes, y de manera formal en las distintas ventanas que se abrieron durante el proceso de selección para que la ciudadanía se pronuncie. Los motivos fueron varios, pero la idoneidad técnica y moral del juez Lijo y el género de ambos candidatos –hubo solo tres juezas en toda la historia de la Corte- fueron las objeciones más recurrentes. Contra Lijo, en la primera instancia de pronunciamientos, hubo más de 350 impugnaciones.La UCR y Victoria Villarruel
El partido centenario pudo aprovechar la oportunidad para tener en el tablero de votación una postal de unidad, esquiva en los últimos meses por las divisiones internas. Hubo, sin embargo, algunas fugas: los senadores Eduardo Galaretto, Gabriela Valenzuela y Víctor Zimmermman votaron alineados con el oficialismo y respaldaron los pliegos de sus candidatos. Por su parte, Villarruel protagoniza desde el seno del Ejecutivo un enfrentamiento a cielo abierto con Javier Milei y le sobran los motivos para sonreír. Tras la contundente derrota en el recinto, el Gobierno atinó a atacar a la “casta” y a la vice, que fue acusada en redes de no hacer lo suficiente para postergar la sesión. Sin embargo, con Milei en Estados Unidos, estuvo al frente del Ejecutivo.
A medio caminoCristina Kirchner
Que las negociaciones con el Gobierno no hayan llegado a buen puerto impide colocarla en la fila de los “ganadores”, pese a que en el último tramo de la carrera jugó contra ambos candidatos. Además, la expresidenta tuvo fisuras en su bloque (ocho votos por Lijo y uno por García-Mansilla), algo impensado hace no mucho tiempo atrás, y la votación la dejó abiertamente enfrentada con Lorenzetti, el único de los cortesanos sobre el cual tenía depositada alguna expectativa favorable en la causa Vialidad. Según trascendió, a través de sus emisarios judiciales, Juan Martín Mena, Eduardo “Wado” de Pedro y Juan Manuel Olmos, el kirchnerismo introdujo en el fallido paquete de negociaciones la idea de ampliar la Corte para colocar al menos a una mujer, además de poder llenar un porcentaje de los muchos casilleros disponibles en la Justicia.
Por Federico González del Solar
Fuente: La Nación
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