El mercado sigue mirando la política: triunfo de Karina Milei, qué lugar tiene Caputo y la nueva guerra de Macri

Fin de semana de confusión e Interrogantes tras cinco días de éxitos. La salida de Guillermo Francos de la jefatura de gabinete, aunque anticipada, dejó al desnudo que Javier Milei vuelve a tener el mismo estilo y eventualmente los mismos problemas para organizar políticamente el frente interno de su gobierno que los que mostró durante el último año.

Las diferencias a la hora de administrar los dos polos de poder que esencialmente se instalaron desde el inicio de la administración Milei con su hermana Karina, en una punta y su asesor Santiago Caputo en la otra, volvieron a ponerse en escena pero esta vez después de un triunfo como el del domingo pasado que había ilusionado a muchos con un posible cambio de formas y estrategias.

La salida de Guillermo Francos

Por ahora no parece ser así, aunque está claro que la definición de la salida forzada de Guillermo Francos del gabinete dejó ganadores y perdedores bastante bien definidos.

Nada de lo que pase en la administración fina de todos los días de la cosa pública le será ajena ahora a Karina Milei. Francos se va del Gobierno destratado y sin haber tenido la siquiera la posibilidad de plantearle formalmente alguna alternativa. El viernes pasado, cuando Francos pudo reunirse con Javier Milei, el presidente ya había tomado la decisión de su remoción. Ni la peor interna del Gobierno podía anticipar un trato de esa dimensión a un hombre que apagó tantos incendios aunque ahora, en la salida, aparezcan (casi como un tango) caras extrañas con cuestionamientos del pasado al saliente jefe de Gabinete.

La presión del «triángulo de hierro» y la tensión con Mauricio Macri

Primer punto tomar en cuenta entonces: Guillermo Francos no se fue del Gobierno por cansancio personal, sino que fue removido de su cargo por decisión específica del núcleo más cerrado de poder alrededor de Milei; esto es la presión de Santiago Caputo por un lado y la definición de su reemplazo por el karinista Manuel Adorni en el bando opuestoNo era momento para internas sino para reorganizar, pero esa ilusión de muchos libertarios no duró demasiado.

El mismo día en que definía la salida de Francos de la jefatura de gabinete, el Presidente avanzó también con una movida estratégica que iba quizás en contra de todo lo que había dejado traslucir en la semana tras haber ganado las elecciones legislativas. En los primeros días hubo llamados a la e invitación al diálogo, no sólo a gobernadores, sino también a sus necesarios socios del PRO con Mauricio Macri a la cabeza. Después todo cambió.

El viernes, Milei demoró el almuerzo que tenía preparado para recibir a Macri en la Residencia de Olivos y lo transformó en una cena en la que el expresidente fue notificado de la decisión sobre la salida de Francos, casi el único funcionario del Gobierno que mantenía puentes y diálogo con él, y por otro lado la novedad también de la llegada de Adorni para ocupar ese cargo. La cena se transformó muy rápido en un evento árido y formal (algunos incluyen algún nivel de violencia verbal) que sirvió también por parte de Milei para ponerle freno a Macri a cualquier pretensión de aportar nombres al nuevo gabinete. El posteo de Macri de ayer en su cuenta de X prueba todo lo que sucedió esa noche en Olivos.

El segundo tema a tomar en cuenta en medio de este panorama es que casi en simultáneo al armado del gabinete se estaba dando una negociación tan estratégica como la que el Gobierno lleva adelante con los gobernadores para crear un interbloque oficialista en la Cámara de Diputados que incluyera a los ahora mayoritarios integrantes del bloque de la La Libertad Avanza más los Diputados del PRO, sumando así a una nueva primera minoría de casi 115 legisladores.

Después del posteo en X de ayer de Mauricio Macri, reconociendo que la reunión junto con Javier Milei había sido un fracaso y que no habían llegado a puntos mínimos de consenso entre ambos, se abre un enorme interrogante sobre si habrá paz y armonía entre ambas fuerzas en el Congreso y eventualmente diputados del PRO dispuestos a apoyar sin chistar lo que les pida la Casa Rosada.

Las exigencias de Wall Street y de Estados Unidos

Ese interrogante no es menor y debería colocarse casi a la cabeza de las expectativas de gobernabilidad que Javier Milei debe construir y no sólo por pedido de la política local sino, como se sabe, como requisito dentro del plan de apoyo del gobierno de los Estados Unidos a su administración.

Tanto Scott Bessent como Kristalina Georgieva y todo el sistema financiero que apoya sin restricciones el proyecto económico Milei, le vienen reclamando sin demasiado disimulo que garantice parámetros de diálogo y civilización política que le permitan establecer dos años de gobernabilidad sin problemas por delante.

Es lo que pareció que iba a iluminarse después del domingo en el que Milei remontó el número en la provincia de Buenos Aires e hizo en todo el país una excelente elección con declaraciones del propio Presidente de llamado al diálogo y la moderación con quienes puedan (citando su propias palabras) construir con ideas comunes.

Todo eso ahora está en duda; la vocación negociadora y dialoguista del gobierno pareció estallar este fin de semana. Javier Milei solucionó la crisis política adentro de su Gobierno aplicando la misma receta que en el 2023, estableciendo un esquema de poder reforzando el esquema del “triángulo de hierro“, aunque ahora todavía con la indefinición de saber cuál será el verdadero lugar formal que ocupará Santiago Caputo, tema que le llevó al Presidente diálogos durante todo el fin de semana.

Los triunfos de Karina Milei

La prueba de esta crisis la da la propia situación de Francos que, hasta el jueves por la noche, estaba confirmado en la Jefatura de Gabinete, y que poco después volvió a quedar en medio de una crisis ante la guerra que había desatado el sector de Santiago Caputo y la tensión por equipar fuerzas y manejo político-financiero con Karina Milei.

La hermana del Presidente, por otro lado, puede mostrar triunfos que refuerzan la idea de su supremacía absoluta dentro del esquema de poder del Gobierno. Por ejemplo, el mantenimiento de Lule Menem en su puesto de comando, de Martín Menem en la presidencia de la Cámara de Diputados (cargo que ya está resignando el antes pretendiente, Cristian Ritondo),y por supuesto Adorni a la jefatura de gabinete con la lapicera diaria en sus manos para la administración del Gobierno.

Los gobernadores, al mismo tiempo, miran otro movimiento ahora: están atentos a qué es lo que va a pasar con Santiago Caputo ya que una de las líneas más fuertes adentro del gobierno pone al asesor presidencial en la puerta de aceptar un cargo y quedarse al menos con el control del Ministerio del interior y toda la batería y herramientas de negociación financiera con los gobernadores. Entre esas mieles se incluyen transferencias de fondos y la capacidad de mitigar las necesidades desesperantes de financiamiento y obra pública, que cada uno de los caciques provinciales le vivía llevando día tras día a Guillermo Francos a su escritorio.

No es menor esa chance, y quizás explique el poco contenido que terminó teniendo la reunión de gobernadores con el presidente que fue amplia en cantidad de participantes, pero en la que no quedó ninguna base de diálogo futuro, ni en el papel, ni en una declaración conjunta.

Riesgo País, el mercado y la duda sobre la estrategia del Presidente

Ya sea en el oficialismo, como en los sectores más cercanos al Gobierno, el enigma sobre quién mantendrá el diálogo ahora entre la Casa Rosada y los gobernadores, habido cuenta de la necesidad de votos que desesperadamente va a necesitar Milei para aprobar desde la reforma laboral hasta el Presupuesto 2026, aparece como otro elemento grave de este nuevo esquema de gobierno. No parece Adorni el indicado para esa tarea.

Para terminar, hay dos elementos que además quedan dando vueltas y pendientes de alguna letra fina todavía. Garantizar gobernabilidad y diálogo, como se dijo, es otro de los requisitos del plan que apoya la Casa Blanca en persona de Scott Bessent y que tiene un anclaje directo, no sólo en lo financiero, sino en la futura tranquilidad del gobierno para la normalización de su relación con el mundo.

El viernes pasado, Milei pudo mostrar que el riesgo país había retrocedido a unos 650 puntos básicos. Eso estaría solamente unos 150 puntos de qué Argentina volviera a una posición relativamente potable como para salir a buscar financiamiento genuino en el mundo. Ese logro, de todas formas, puede quedar pendiente de todo este ruido político, y por eso muchos no entienden que el presidente, después de una semana de haber tenido una primavera triunfal, haya incurrido nuevamente en estrategias que ponen en duda la paz interna de su administración.

El Mercado mira con atención y el Gobierno lo sabe. De hecho la decisión de borrar a Guillermo Francos del gabinete fue tomada y comunicada cuando los mercados ya habían cerrado el viernes pasado. Nadie cree que el dólar o las tasas se muevan por la participación o no de Francos dentro del elenco de decisiones de Milei, pero si puede haber dudas si el Presidente no deja bien en claro, y sin más ruidos, no solo cómo va a ser el equema de administración de este país con un nuevo gabinete, que debe estrenar mucho más temprano que tarde, y, sobre todo, que relación va a tener con sus posibles aliados. De lo contrario, tendrán razón quienes creen que los libertarios no supieron leer correctamente la nueva chance que le renovó el país en la turno del domingo pasado.

Fuente: Mendoza online

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