El Gobierno sigue esperando al Séptimo de Caballería para salir del cepo

Algunas de las condiciones que establecieron, tanto Javier Milei como el ministro de Economía Luis Caputo, para salir del cepo, en realidad la expresión correcta es salir del control de cambios, consiste en que baje la inflación, resolver los problemas de stocks y mejorar las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).https://19efd0468ea097dfce39659e0a88d7e4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html

Por ahora, la inflación viene bajando por la menor emisión monetaria, aunque en los últimos 30 días la base monetaria viene creciendo al 18% mensual. El otro punto es el de limpiar el balance del BCRA. En rigor entiendo que eso ya fue hecho porque el BCRA le transfirió al tesoro los pasivos monetarios remunerados (pases pasivos) vía LEFIS y LECAPS. Salvo que esperen a cancelar los US$ 10.000 de BOPREAL que emitió el BCRA para cancelar la deuda que dicha entidad tenía con los importadores por los dólares que les tendría que haber entregado y nunca lo hizo. Una especie de “reperfilamiento” de la deuda del BCRA con los importadores.

Todo parece indicar que el principal problema es la situación crítica de reservas que al 20 de diciembre las reservas netas eran negativas en US$ 10.504 millones, un número casi igual al que dejó el desastroso manejo económico del kirchnerismo.

Las reservas siguen siendo pocas. 

Es decir, al terminar el año, el BCRA va a terminar casi con el mismo nivel de reservas netas que recibió del kirchnerismo. Todo esto a pesar de la mejor liquidación de exportaciones este año versus la sequía del 2023.

El Gobierno no quiere liberar el mercado de cambios hasta tanto no tener suficientes reservas. Qué son suficientes reservas no se sabe. Un tiempo atrás Milei había dicho que si le prestaban US$ 15.000 millones levantaba el cepo al otro día, número que supongo que debe haber cambiado porque esa afirmación la formuló cuando las reservas netas negativas eran la mitad de las actuales o incluso algo menos de la mitad.Te podría interesar

La esperanza del Milei es que su amistad con Trump le permita acceder a esos fondos o incluso algo más. El gran interrogante es si el FMI le va a prestar US$ 15.000 o US$ 20.000 millones con la ayuda de Trump para que el BCRA los venda en el mercado en caso de una corrida cambiaria.

Recordemos que en 2018 Trump le dio una mano a Macri con un crédito del FMI de US$ 45.000 millones y Caputo, que de ministro de Finanzas pasó a ser presidente del BCRA, liquidó US$ 13.000 millones en un mes y monedas tratando de contener la corrida cambiaria de 2018. Corrida que no logró detener, terminó en muy malos términos con el FMI y luego renunció.

En rigor, un préstamo de esa magnitud para evitar una suba del dólar en caso de que si se elimina el control de cambios suba el dólar, es un premio a quienes apostaron a la bicicleta financiera o carry trade como se dice ahora.

Si alguien vendió dólares apostando a que la tasa le iba a ganar a la suba del dólar y termina perdiendo en la apuesta porque de repente el tipo de cambio se dispara, no luce ni ético ni eficiente desde el punto de vista económico que el Estado salga a ayudarlo.

No es ético porque si alguien apuesta a la tasa vendiendo sus dólares esperando obtener una ganancia del 35% anual en dólares y le va mal, que el que apostó asuma la pérdida. No hay ninguna razón para que el Estado le transfiera esa pérdida al resto de la población vía el endeudamiento que luego tendrá que pagar la gente que no apostó a la bicicleta financiera.

Además, es ineficiente desde el punto de vista económico porque da la señal que el Estado estimula la bicicleta financiera en vez de invertir en producción, y si el que apuesta a la bicicleta pierde, el Estado le da un seguro contra pérdidas que paga el contribuyente.

En economía se habla del moral hazard, es decir algo así como una sanción moral por apostar y perder. Esto surgió cuando los fondos de inversión les prestaban a países que no reunían las condiciones para recibir préstamos por la mala calidad de sus políticas económicas. Luego, al no poder pagar, los fondos de inversión perdían su dinero. Para que esto no sucediera aparecía el Séptimo de Caballería que era el FMI que salía a salvar del default al país en cuestión, pero en realidad salvaba a los fondos de inversión de las pérdidas que tenían que asumir por haberle prestado a un país insolvente.

Cuando se produjo la crisis del Tequila en 1995, los bancos norteamericanos tenían un montón de bonos del tesoro mexicano y el tesoro estadounidense salió en ayuda del gobierno mexicano para que pudiera pagar. En rigor no estaba ayudando al Gobierno mexicano, estaba salvando a los bancos y fondos de inversión norteamericanos que tenían toneladas de bonos basura.

Si no intervenían el tesoro norteamericano, los bancos y fondos de inversión tenían que asumir sus pérdidas.

Cuando se produjo la crisis del 2001 fue porque en Argentina no apareció el Séptimo de Caballería. Es que en Washington se había instalado la idea del moral hazard luego de todos los salvatajes que hubo en los 90. Primero la crisis del sudeste asiático en 1997, luego la crisis rusa en 1998 y antes la crisis del tequila en 1995.

Con tantos salvatajes el FMI se quedó sin dinero y antes de aprobarle más fondos se hizo una auditoría del FMI, del Banco Mundial, del BID y otros organismos internacionales.

La conclusión fue que se habían desparramado miles de millones de dólares en sostener políticas económicas inconsistentes.

Veremos qué posición adopta Trump en su nuevo mandato. Si está dispuesto a que el dentista de Denver, el ingeniero de Chicago o el arquitecto de Texas pague el costo de los desastres económicos que hacen en el resto del mundo, porque finalmente Estados Unidos es el principal aportante de fondos del FMI.

La otra opción que le queda al Gobierno para levantar el control de cambios es aumentar las reservas emitiendo moneda y comprando dólares. Pero ya estaría dejando de lado la emisión cero y habría que ver si la gente demanda esos pesos emitidos o se traslada a precios.

En síntesis, o el Gobierno sigue eternamente con el cepo y sigue corriendo el arco todo el tiempo. Recordemos que, si levantan el cepo luego de las elecciones, Milei el “paladín del mercado libre”, habrá transcurrido la mitad de su mandato con control de cambios y cepo.

El Gobierno tiene que entender que ni el carry trade, ni los apoyos del FMI, ni los cepos son sustitutos de la confianza que genera un gobierno que aplica una política económica consistente y acuerdos políticos que la sostengan. Los créditos y las regulaciones cambiarias nunca son sustituto de la confianza que debe generar un gobierno.

La única manera de salir del cepo es generando confianza. El gran interrogante que se ha armado una bicicleta financiera que no se ve claramente que se pueda salir sin costos políticos.

Fuente: Mendoza online

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