Tiempo de descuento para el gobierno en este diciembre caliente y con dos definiciones clave para la política y la economía: el Presupuesto 2026 y la reforma (modernización para el oficialismo) laboral. Y otra vez los gobernadores definirán la partida.
El presupuesto parece un tema terminado y negociado tras toda la ronda de visitas que cada gobernador, de todos los colores, hizo a la Casa Rosada con su lista de pedidos. A algunos le fue mejor que a otros, pero la tarea parece cumplida entre los esfuerzos de Diego Santilli y el protagonismo que tomó Manuel Adorni, que por otra parte sigue cumpliendo doble rol de Jefe de Gabinete y voz del presidente.
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El gobierno decidió que debe tener ley de presupuesto y parece que casi toda la oposición también. Muchos de los conflictos que estallaron en el 2024 y este año se debieron a la falta de una regla de negociación en materia de fondos com es el Presupuesto Nacional.
Después veremos que se cumple y que no de las proyecciones que se incluyeron en ese cálculo de ingresos y gastos para elñ 2026. Por lo pronto allí se calcula una inflación anual de 10,1 %. Si tomamos en cuenta el 2,5 % del IPC de noviembre, van a hacer falta varios meses con una inflación que tenga un cero coma por delante para poder llegar a ese promedio. Veremos qué pasa con el dólar y el arrastre que pueda haber.
Caminos cruzados entre el Senado y Diputados
Lo importante de todo esto es que en algún lugar la negociación del Presupuesto 2026 se cruza con la de la reforma laboral y que los requisitos para que se pueden aprobar las dos leyes pasan a ser casi los mismos.
La pregunta que se hace todo el mundo económico (el mal llamado círculo rojo) por estas horas es simple: ¿se puede aprobar la reforma laboral antes de enero? ¿O falta demasiado aun por negociar y todo pasará a febrero o marzo?
En realidad, la reforma laboral puede salir antes de diciembre y de hecho junto con la votación del Presupuesto Nacional 2026, básicamente por un tema: todos los gobernadores se llevaron a su provincias un borrador original del proyecto de reforma laboral antes que el gobierno lo firmara y lo enviara al Congreso.
Durante todo este fin de semana gobernadores del radicalismo, de Provincias Unidas, e inclusive peronistas que dialogan con la Casa Rosada estuvieron enviando las correcciones al proyecto de reforma laboral que le piden al Gobierno.
De ahí que se argumente que la suerte del Presupuesto 2026 y de la reforma laboral corren paralelas, porque son los mismos actores los que si se cierran la negociación terminarán aportando los votos para sancionar ambas leyes. Y en esto la CGT tiene parte, pero no la decisión final.
Reforma laboral: ¿cuando se vota?
“Si esto sale con esas correcciones, puede salir junto con el presupuesto”, le confiaba anoche a MDZ, uno de los negociadores de la ley.
Cada gobernador que interviene en la negociación tiene dos asesores en materia de legislación del trabajo abocados exclusivamente a la redacción de los pedidos de modificaciones que le están haciendo al Gobierno. El proyecto de reforma laboral es extremadamente amplio y abarca desde capítulos relacionados con cambios en las modalidades del trabajo, modificaciones a incentivos impositivos, derogaciones de leyes clave e inclusive todo un capítulo de regulación de la actividad sindical en empresas. Hoy se esta negociando casi sobre todo eso.
Los gobernadores llegaron a la Casa Rosada durante todo este tiempo con pedidos de todo tipo que no necesariamente tienen que ver con cambios en el mercado laboral, pero sí con necesidades de gestión de cada uno. La suerte de todos corre en paralelo.
El segundo problema que se desató durante las últimas horas alrededor de la reforma laboral nació en boca de uno de sus propios creadores: Federico Sturzenegger. Los abogados que trabajaron cercanos al gobierno en la redacción del proyecto braman en contra del ministro porque dicen que entiende muy poco de derecho y que por eso habló de una aplicación retroactiva de la ley.
La posibilidad de una aplicación retroactiva de la reforma laboral es desde el punto de vista técnico un error, ya que los propios abogados laboralistas especialistas en empresas reconocen que es imposible evitar el reconocimiento de los derechos adquiridos, aunque eso no implique que muchos de los cambios que establece la reforma si se vayan a aplicar a contratos y convenios existentes.
Sturzenegger y la cuota sindical
En algunas situaciones habrá negociaciones intermedias entre sindicatos, trabajadores y su propios abogados, para saber qué cláusulas aceptan o no de la nueva reforma, pero la retroactividad pura como lo planteó Sturzenegger es un imposible y de hecho el gobierno tuvo que salir ayer elegantemente a desmentirlo frente a lo que parecía un nuevo estallido de conflicto en medio de la negociación de esta ley que se volvió esencial para que Javier Milei demuestre control político.
De nuevo la economía quedó pendiente de otra materia que el gobierno debe rendir en el terreno político.
La negociaciones alrededor de la reforma laboral también muestran algunas caras que no terminan de calmar el panorama dentro del oficialismo. A la dureza de Sturzenegger, en plantear algunos temas, se opone el dialogismo de Santiago Caputo, al que algunos acusan de hablar demasiado con el sindicalismo.
Los sindicalistas que por lo bajo están dispuestos a ayudar al gobierno, que exigen cambios, pero que finalmente ni siquiera apoyarán a Hugo Moyano en la marcha en contra de la reforma laboral que planteó para esta semana semana que, le piden por favor al gobierno que moderen la lengua de Sturzenegger para no elevar el conflicto frente a las bases. Mas típico del sindicalismo imposible.
Acusan al ministro de Desregulación, por ejemplo, de seguir forzando públicamente la derogación del derecho de retención, es decir, la facultad de descontar la cuota sindical directamente del salario para transferirla a cada sindicato e insistir con ese tema cuando podría facilitar la negociación.
Onganía, la dictadura y los sindicatos peronistas
El derecho de retención es un caramelo que le dio a los sindicalista, Juan Carlos Ongania, dictador que derrocó a Arturo Illia y que tuvo el apoyo del sindicalismo peronismo como pocos militares lo tuvieron, reconociéndoles de esa manera un derecho que en todo el mundo solo tienen los Estados para aplicarlo a las normas fiscales impositivas. Argentina es el único país en el mundo que usa el derecho de retención en normas privadas y nada más y nada menos que en manos de sindicalistas.
Mientras eso sucede en la negociación, algunos creen ver movimientos en Economía. La gestión intensa provoca cansancio en cualquiera y esta vez no es la excepción. Por eso se habló mucho el fin de semana de un cambio en el ARCA donde el estratégico Juan Pazo cambiaría de ubicación. En algunos pasillos se escuchó en varias ocasiones una oferta que, dicen, se le hizo a Pablo Lavigne, secretario de Coordinación de Producción y hombre muy cercano a todo el proceso de privatizaciones, para el caso que quiera alejarse de los ajetreos de la gestión.
Nadie en el gobierno quiere que Lavigne, que pasó por la administración pública en la Ciudad, pero que también está acostumbrado al mundo privado, salga del elenco oficial, pero Producción sería también un lugar ideal para Pazo, hombre de la mayor confianza de Luis Caputo, si se decide el recambio en el ARCA. Habrá que tener en cuenta también alguna sugerencia de Flavio Caputo, hermano del ministr, que aconseja sobre temas varios.
Mas cambios en el horizonte
Un dato mas del mundo económico: Javier Milei sigue enojado con Domingo Cavallo y alguna razón tiene. El ministro no para de explicarle a quienes lo quieren escuchar en contertulios privados (que siempre terminan haciendose públicos) su preocupación sobre dos temas clave: el nivel de actividad y empleo y la marcha de la actualización del tipo de cambio. No hay empresa mediana o grande que hoy no exprese la misma preocupación o directamente sufra el embate de la baja en el consumo o la competencia abierta con las importaciones.
Cavallo, dice él mismo, sufrió en carne propia la caída de la actividad manufacturera y el empleo cuando llevó adelante su plan de Convertibilidad. Y el mismo recuerda que a Nicolás Dujovne le pasó lo mismo cuando ajustó en los tramos finales del gobierno de Mauricio Macri.
Quizás debería recordar Cavallo que durante sus pasos por el Ministerio de Economía, tanto con Carlos Menem como con Fernando de la Rúa, nunca tuvo superávit fiscal . El equilibrio en las cuentas era la imprescindible base del éxito de la Convertibilidad. Esto no se dió y de hecho la necesidad de apelar al endeudamiento externo y el desbalance cambiario hicieron que todo terminara en el desastre del 2001.
Veremos quien tiene razón en esta pelea de economistas-
Fuente: Mendoza online

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