Los murales de los campeones del mundo, trazos de artistas callejeros que les rindieron tributo a los héroes de Qatar 2022, amanecieron con duras leyendas para Claudio Tapia. Sucedió en Morón, donde pintaron de rojo una pared con la imagen de la atajada de Dibu Martínez a Kolo Muani. También en Parque Patricios. La palabra “mafia” sobre el retrato de Lionel Messi levantando una bolsa de residuos en lugar de la Copa Mundial de la FIFA, es impactante. También, una señal del hartazgo de los hinchas. Si hoy se hiciera una encuesta de la imagen del presidente de la AFA entre la gente que consume el fútbol argentino, resultaría muy negativa.
Barracas Central es la cuarta estrella de Tapia y el manejo espurio de los arbitrajes dejó en evidencia que los hombres del silbato dirigen para la corona. Lo que sucedió el lunes por la tarde en el estadio que lleva el nombre del mandamás de la calle Viamonte superó todos los límites. Andrés Gariano, con la inestimable colaboración de José Carreres en el VAR, le regaló dos penales al Guapo y perjudicó lisa y llanamente a Huracán. El primero lo pateó el hijo de Chiqui y se encontró con una gran respuesta del arquero Sebastián Meza. El segundo terminó el gol del empate de Rodrigo Insua y, en simultáneo, la seguridad de que el equipo de Luna y Olavarría accederá a la Sudamericana.https://6e9b7e71808c53b3c7143e8766c96ac7.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-45/html/container.html
La cuenta es lógica. A pesar de que sumó 49 puntos en la tabla anual -la misma cantidad que Tigre pero con menor diferencia de gol- y fuera de la zona de clasificación al segundo escalón Conmebol, posee tres chances más. Si Lanús se consagra el sábado en Asunción, liberará el cupo para Barracas Central. En el caso de que los granates no tengan éxito contra los brasileños, hay otros 9 equipos delante suyo que tienen chances de ser campeón. Incluso, el propio Guapo, que se metió en los playoffs del Torneo Clausura, puede consagrarse. Teniendo en cuenta el desempeño de los referís, y la impunidad con la que se mueven, no hay que descartar nada.
En Morón, cuyo equipo fue perjudicado contra Deportivo Madryn, vandalizaron el mural de Dibu Martínez.
Ahora bien, ¿cómo llegó Barracas al décimo puesto de la tabla entre 30 clubes? En el año hubo arbitrajes bochornosos que lo favorecieron, desde un gol en offside ante Banfield en febrero en la cancha de Arsenal, donde el Guapo hacía de local, hasta los penales obsequiados el lunes en el moderno estadio Claudio Fabián Tapia. Lo del Clausura, donde cosechó 23 puntos clave, roza la obscenidad.
Hilando fino en las designaciones que hace Federico Beligoy, el director de Arbitraje Nacional, es posible establecer que utilizó 9 árbitros para los 16 partidos de la fase de grupos del Clausura. No obstante, 4 de ellos dirigieron casi el 70% de los encuentros de Barracas Central en el campeonato local: Nicolás Lamolina, Darío Herrera y el mencionado Gariano, en tres ocasiones cada uno. Nicolás Ramírez estuvo a cargo dos veces. El resto se los repartieron entre Yael Falcón Pérez, Hernán Mastrángelo, Nazareno Arasa, Jorge Baliño y Andrés Merlos.
Así amaneció Parque de los Patricios. Los hinchas de Huracán están enojados con Tapia y la ligó hasta Messi.
El porcentaje crece cuando la mirada apunta al VAR. Y si alguna vez Julio Grondona, como trascendió de las escuchas del FIFA gate, ponderaba la elección de «los líneas» por la Copa Libertadores que Independiente ganó en 1964, ahora mismo cotizan mucho más las autoridades detrás de las pantallas en la Central de Ezeiza. El 80% de los partidos que Barracas Central disputó en el Grupo A fueron monitoreados por 5 árbitros: el propio Carreras, Lucas Novelli, Héctor Paletta (tres veces cada uno), Adrián Franklin y Diego Ceballos (dos cada uno). Luis Lobo Medina, Pablo Dóvalo y Silvio Trucco estuvieron en los juegos restantes.
Volviendo a la teoría de Don Julio, en 13 de los 16 partidos jugaron los mismos asistentes. Los que más levantaron la bandera fueron Sebastián Gualtieri, Walter Ferreyra y Adrián Delbarba (cuatro cada uno), Pablo González, Mauro Ramos Errasti y Gabriel Lencina (tres cada uno).
En los 16 partidos, hubo horrores que generaron la indignación del pueblo futbolero, independientemente de la camiseta. Los hinchas de Racing protestaron en la fecha 1 por la anulación de un gol de Maravilla Martínez porque un instante antes había bajado a Facundo Bruera en el área propia. Carreras -el mismo que falló en contra de Huracán- estaba en el VAR y Lamolina en la cancha.
En la fecha 4, se convalidó un gol de Bruera en offside. Herrera era el juez principal y Lobo Medina estaba en el VAR. Las líneas que trazaron para justificar la posición de Insua, que mandó el centro, y de Bruera fueron escandalosas. Esa tarde, Barracas Central le ganó 3 a 1 a Aldosivi.
En la jornada 10, Gariano cobró una inexistente falta de Franco Jara contra Yonatthan Rak. Al igual que el lunes pasado, cuando rectificó sus decisiones originales, fue convocado por el VAR, donde Adrián Franklin lo invitó a revisar una situación inadmisible. Barracas Central empató 1 a 1 con Belgrano, que se quedó afuera de los playoffs.
En la fecha siguiente, Jhonatan Candia empató el partido contra Estudiantes después de un rebote que derivó de una infracción de Bruera sobre Facundo Rodríguez. Nazareno Arasa convalidó el gol y Carreras -sí, otra vez Carreras- no se dignó a llamar al árbitro para remarcarle su error. En aquel partido, también fue anulado un gol de Tiago Palacios por un imperceptible offside de Guido Carrillo.
En la fecha 14, Argentinos Juniors se vio obligado a guardar jugadores porque se estableció la final de la Copa Argentina para el miércoles siguiente. Para colmo, el equipo de La Paternal sufrió la injusta expulsión de Claudio Bravo en la disputa de la pelota con Siro Rosané. Merlos había aplicado la amarilla, pero el llamado de Ceballos desde el VAR le hizo cambiar de parecer. En el segundo tiempo, el juez mendocino no cobró un grotesco penal del mismísimo Rosané sobre Emiliano Viveros. Barracas Central, de este modo, ganó 2 a 0.
El partido pendiente con Boca, que se reprogramó por la muerte de Miguel Angel Russo, mostró un flojísimo arbitraje de Lamolina, cuyo único acierto -aunque es una jugada de interpretación- fue la expulsión de Iván Tapia, quien le tiró una patada a Leandro Paredes cuando ya estaba amonestado por protestar. Configurado en la Regla 12, «dar o intentar dar» le daba la derecha al árbitro.
No obstante, el referí se equivocó en otras dos jugadas. Antes de la expulsión del hijo menor de Chiqui, se comió un golpe de puño de Rafael Barrios a Miguel Merentiel. Y en el segundo tiempo, no expulsó a Javier Ruiz por un pisotón a Milton Delgado.
Barracas Central cayó 3 a 1, Lamolina fue parado y Trucco, que estaba en el VAR, la siguiente fecha estuvo al frente de la pantalla en River-Gimnasia. El hijo de Pancho volvió la jornada pasada, pero detrás del monitor para chequear cada detalle de San Lorenzo-Sarmiento.
En total, Barracas Central ganó 12 puntos gracias a los deslices o las avivadas de los árbitros de Beligoy. Y por si no le alcanzaba con los que dirigían al equipo del Gallego Insua para entrar a los playoffs, cabe recordar el increíble penal que Lobo Medina y Fernando Espinoza le dieron a Aldosivi sobre el final del partido contra Banfield.
Con el gol de Federico Gino, el Guapo se afianzó en el Grupo A del Clausura, el Tiburón logró llegar bien parado a la definición por la permanencia y descendió Godoy Cruz. A pocos se les escapa que Pablo Toviggino, tesorero y poderoso edecán de Chiqui, se la tenía jurada al gobernador mendocino Alfredo Cornejo, quien había elogiado a la dirigencia del Tomba y criticado a la AFA. “Es lo más representativo de la Argentina chanta», dijo.
El origen del poder
Tapia llegó al fútbol de la mano de su ex suegro, Hugo Moyano. A pesar de que es hincha de Boca, siguió los pasos de Grondona, que le aconsejó arrancar de abajo. Construyó su poder en Barracas Central, donde asumió como presidente en 2001. Cinco años después, se levantó la primera tribuna. Y en 2007, ya al frente de la Mesa de la Primera C, empezó a escalar. Muchos recuerdan que los arbitrajes lo ayudaron a descontar la enorme diferencia que le llevaba Excursionistas.
En 2010 llegó a la B y 15 años después está a punto de jugar la Sudamericana, su primer Torneo internacional. La indignación de las tribunas ajenas ya salpica a la Selección, incluso hasta el propio Messi. “El Mundial más caro de la historia”, podía leerse en una pared de la calle de Morón, donde todavía sangra la herida por la posibilidad del ascenso perdida ante Madryn, uno de los clubes favoritos de Tapia. Aunque ninguno, claro, como Barracas al Sur.
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Redactor de la sección Deportes, especializado en fútboldavellaneda@clarin.comBio completa
Fuente: Clarín.com

Daniel Avellaneda
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