Nelson Vivas no es un entrenador audaz. Estudiantes perdió frescura y, como consecuencia de esa ausencia, el liderazgo. El domingo pasado, luego de un superclásico para la historia, perdió con San Martín, en San Juan, por 3 a 2. Nada más injusto. En el partido, el León pateó ¡25! veces (6 al arco), mientras que su adversario, eficaz desde la médula, acertó tres… de tres. La muestra, más allá de Estudiantes, es un excelente ejemplo del torneo: emocionante en el campo de juego.
¿Se juega lindo, se juega bien? Al menos, la mayoría de los equipos prefieren el ataque. No se trata de River y Boca, exclusivamente. Ariel Holan construyó un Defensa y Justicia modelo. Días atrás, más allá de su alejamiento -y al margen de los resultados, aquí se habla de propuestas, de juego, de adrenalina-, contaba cosas como éstas: «Me gustan las sociedades a partir del buen pie. Hay que cuidar la pelota, pero con una disciplina, porque acá no hay un Messi. Con un buen ataque, se puede defender mejor. Me gusta un equipo corto, que se defienda lo más lejos de nuestro arco. Jugar bien es disfrutar de un equipo armónico, algo de eso se está viendo en nuestro fútbol».
En el juego de las estadísticas no hay miradas parciales: casi todos los equipos, hasta la fecha 13, patearon (al arco o desviado) -como mínimo- más de 100 veces, según las cuentas de Opta. Apenas tres excepciones: Olimpo, Arsenal y Gimnasia. Boca, el líder, es el más efectivo, con 31 goles. En la última jornada, hubo 38 goles en 14 partidos, con un promedio del estilo británico, 2,71 por encuentro. El primer torneo de 30, el anterior, dejó una buena marca: hubo 601 goles en 240 juegos; una media de 2,50. El 0-0 ya no es una imagen tan frecuente; al menos, hoy.
Hay algunas razones. El torneo es largo (los cuatro descensos se resolverán el año próximo) y tal vez, cambie la sintonía en los primeros meses del año próximo; hay más jugadores con creatividad en puestos no necesariamente ofensivos (Martín Cauteruccio, como un falso 8, es todo un símbolo) y los entrenadores jóvenes -muchos de ellos, como interinos-, sumados a los audaces de siempre, le provocan al torneo un shock de optimismo.
Hay, claro, una suerte de top five de conductores ofensivos. Jorge Almirón (Lanús). Aún con cambio de nombres, mantiene el estilo del campeón. Con modificaciones con respecto a lo que habían creado los Barros Schelotto, potenció el juego de salida desde abajo y el rendimiento de varios jugadores, como Miguel Almirón. El gol que le marcó Alejandro Silva a Central nació con una salida desde el fondo de Monetti.
Guillermo Barros Schelotto (Boca). «Cuando hablan de equipos que tienen oficio, en realidad son defensivos. Nunca se utiliza la palabra oficio para hablar del que pierde. Yo prefiero los equipos ofensivos, los que atacan», le dijo hace poco a LA NACION. Juega 4-3-1-2 ahora, antes 4-3-3 o 4-2-3-1, pero salvo excepciones siempre propone ataque por ataque. En los últimos 3 clásicos Boca anotó 10 goles.
Juan Manuel Llop (Rafaela). Aún con un plantel con menos jerarquía, y casi condenado al descenso, casi nunca especuló.
Eduardo Coudet (Central). Pese a verse condicionado por bajas, suspensiones y ventas, Chacho mantuvo el mismo nivel de protagonismo. Alcanzó la final de la Copa Argentina. Con Lo Celso, el sistema táctico que más veces utiliza es el 4-3-1-2, con laterales que se proyectan constantemente.
Marcelo Gallardo (River). Tomó una decisión arriesgada desde los planteos en el último torneo, con el sistema 4-2-2-2, con varios zurdos en la zona de volantes; Pity Martínez, D’Alessandro, Nacho Fernández… Jugará su octava final en dos años y medio.
Roberto Saporiti, un viejo lobo del juego artístico, hoy en una suerte de revolución en la UAI Urquiza de la B, define el contexto con acuarela: «Se presiona, se recupera rápido la pelota y se sale rápido. Estos equipos marcan una diferencia, parecido a lo que se vio hace 20 años. La mayoría busca variantes ofensivas, con los laterales yendo siempre. La sociedad está muy alterada: sino, se verían mejores espectáculos todavía».
Los seis mejores partidos
Detrás del superclásico que quedará guardado en el recuerdo, más allá de la figura de Carlos Tevez, hay otros encuentros que merecen un espacio en la primera plana. Según los especialistas, éstos son los mejores cinco partidos del torneo, por goles, situaciones, emociones y, también, errores defensivos de todos los colores, indispensables en el juego del balón .
1) River 2 vs. Boca 4 (13a fecha)
2) Defensa y Justicia 3 vs. River 3 (4ª fecha)
3) Estudiantes 3 vs. Central 2 (6ª)
4) Racing 3 vs. Independiente 0 (11ª)
5) Boca 4 vs. Racing 2 (12ª)
6) San Lorenzo 3 vs. Unión 2 (13ª)
Fuente: La Nación
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