El ocaso de Tiger Woods, la leyenda del golf que se apaga antes de cumplir los 50 años

Parece que no será el paso de los años ni la decadencia deportiva lo que retirará a Tiger Woods, si no su propio cuerpo. El estadounidense se acostumbró desde muy temprano en su carrera a luchar contra las lesiones y ganó varias de esas batallas. Pero desde hace un tiempo, no termina de recuperarse de un problema cuando aparece otro. En marzo, por ejemplo, se sometió a una cirugía después de romperse el tendón de Aquiles izquierdo mientras intensificaba su entrenamiento para un regreso a las canchas que no llegó a concretar. Porque hace algunos días anunció que había pasado otra vez por el quirófano, esta vez para reemplazar un «disco lumbar colapsado». La nueva operación volvió a dejar en suspenso su vuelta a la competencia -su último torneo fue el Abierto Británico, en julio del año pasado- e hizo que muchos se preguntaran, ¿es este el final para el ganador de 15 Majors?

Hay un dato estadístico que hace pensar que podría ser así. La larga inactividad le fue costando terreno en el ranking mundial y hace tres semanas Tiger apareció, por primera vez, fuera del grupo de los primeros 2 mil. Quien fue número 1 durante 683 semanas a lo largo de 13 años, incluidas 281 semanas al hilo entre junio de 2005 y octubre de 2010, hoy ocupa el 2.084° lugar. Y según las proyecciones de los expertos, si continúa sin competir habrá desaparecido de la clasificación para el Masters de Augusta del año que viene, el primer «grande» del calendario que se jugará en abril.

«Después de tener dolor y falta de movilidad en mi espalda, consulté con médicos y cirujanos para someterme a pruebas. Los exámenes determinaron que tenía un disco colapsado en L4/5, fragmentos de disco y un canal espinal comprometido. Opté por reemplazar mi disco y ya sé que tomé una buena decisión para mi salud y mi espalda», contó hace algo más de una semana a través de sus redes sociales.https://a4f6efdb70417ec751249de61b47c433.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-45/html/container.html

En el breve comunicado, Woods confirmó que la operación había sido un éxito, aunque no mencionó una futura vuelta a los campos de golf

Con su foco puesto en la nueva rehabilitación, ese pronóstico que lo posiciona fuera del ranking en seis meses parece una posibilidad concreta, que igual no es solo consecuencia de esta última cirugía.

El estadounidense se sometió a más de 30 operaciones a lo largo de su carrera. La primera, en 1994, cuando aún no era profesional y jugaba al golf en la Universidad de Stanford, para extirparse dos tumores benignos y tejido cicatricial de la rodilla izquierda. Después, pasó por el quirófano por problemas en el cuello, el codo, el hombro, los tobillos y la espalda. De la mayoría, regresó con éxito.

Su último buen año fue el 2019, en el que conquistó por quinta vez Augusta, levantó su 15° trofeo «grande» (que lo dejó a tres del récord histórico de 18 de Jack Nicklaus) y cortó una sequía de casi once años en ese nivel de torneos (su último triunfo había sido en el US Open de 2008). En octubre, se coronó también en el Zozo Championship y llegó a los 82 títulos ganados en el PGA Tour para quedar igualado con su compatriota Sam Snead como el máximo ganador de la historia. En ese momento estaba sexto en el ranking.

En diciembre de 2020, en medio de dos temporadas marcadas por la pandemia de coronavirus, se operó por quinta vez de la espalda para remover un fragmento de disco que le estaba pellizcando el nervio y le producía dolor. Y en febrero de 2021, mientras se recuperaba de esa intervención, sufrió un durísimo accidente cuando se estrelló con su camioneta en un suburbio de Los Ángeles a unos 140 km/h, cerca del doble de la velocidad permitida. Sufrió múltiples fracturas en las dos piernas, pero la derecha fue la más afectada. Necesitó una compleja cirugía para estabilizar los fragmentos de la tibia y el peroné que estaban destrozados. Y ya no volvió a ser el mismo.Woods, el año pasado en el Abierto Británico, su último torneo oficial. Foto AP/Scott HeppellWoods, el año pasado en el Abierto Británico, su último torneo oficial. Foto AP/Scott Heppell

Casi nueve meses después del choque, contó que estaba ilusionado con volver a jugar al golf, aunque reconoció que «nunca más» disputaría un calendario del PGA Tour completo y que un regreso a la cima era imposible.

Las lesiones en la pierna derecha, que casi tuvieron que amputarle, dejaron secuelas. Desde entonces, el estadounidense tiene dificultades para completar largos recorridos a pie, lo que representa un desafío extra cuando tiene que caminar los campos de golf durante cuatro días consecutivos. Y en abril 2023, se sometió a un procedimiento de fusión subastragalina para solucionar la artritis postraumática en su tobillo derecho que derivó de las lesiones del accidente.

El año pasado, otra vez lo empezó a molestar la espalda y en septiembre pasó por el quirófano para tratar una compresión nerviosa lumbar mediante una microdescompresión. Se estaba recuperando de esa intervención, cuando se lesionó el tendón de Aquiles en febrero. Y cuando tenía encaminada la rehabilitación de ese problema en el pie, hace algunas semanas apareció el problema en el disco lumbar, que lo obligó a realizarse su séptima operación en esa zona.

Con poca actividad y flojas actuaciones -en las últimas tres temporadas, en Majors solo pasó el corte dos veces, en Augusta 2022 y 2024-, fue descendiendo en el ranking. Estaba sexto a fines de 2019, había salido del top 1000 para el cierre de 2022 y terminó el año pasado 1.124°. Y en un 2025 sin ningún torneo oficial, la caída se pronunció.

Woods cumplirá 50 años el 30 de diciembre. Ya es un jugador «veterano», aunque su deporte es más benévolo que otros con la edad. Basta recordar que Phil Mickelson tenía justamente 50 cuando se coronó en el PGA Championship de 2021 y se convirtió en el campeón de Majors más «viejo». Por eso no es descabellado pensar que quizás en los últimos años Tiger podría haber agrandado su leyenda y alimentado su cosecha de títulos si no hubiera sido por su cuerpo, golpeado por las lesiones y los problemas físicos. Un cuerpo que, parece, será el gran responsable de bajarle el telón a una de las carreras más exitosas de la historia del golf.

Fuente: Clarín.com

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