Argentina vive realidades paralelas como pocas veces vio en su historia. La debacle de una economía que aún no parece tener salida y las estrambóticas estrategias que muestra la política son suficientes para desmoralizar hasta el análisis más sofisticado sobre la realidad.
Quedan 48 horas para la definición de las alianzas que competirán en las PASO y otros 10 días para anotar las candidaturas y el pobre ciudadano argentino que busca soluciones concretas siente más temores que hace un año.
Existe, además, una sensación en la población de que la irresponsabilidad política se fue acrecentando día a día: los tiempos que vienen serán de una complejidad tal que nada garantiza un horizonte más calmado. La desesperanza sigue al tope de las sensaciones populares medidas por las consultoras. Sobran razones y causas para explicarlo.PUBLICIDAD

Sergio Massa confirmó ayer en el congreso del Frente Renovador que por ahora no se retira del Frente de Todos y, además, que está dispuesto a pelear una candidatura con o sin PASO. La definición, distinta a las presiones y amenazas de renuncia que algunos de los suyos (se calcula que con la total anuencia del ministro de Economía) habían hecho públicas en los últimos días, va a tener también impacto directo desde mañana en el mercado.
Massa sigue siendo la única columna que sostiene la débil estabilidad económica del gobierno hasta octubre y de ahí el guiño continuo que le da la vicepresidenta. No está claro si su juego en la política puede complicar ese protagonismo o favorecerlo.NOTICIAS RELACIONADAS
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Mientras Cristina Fernández de Kirchner juega a un silencio incómodo para el peronismo y apoya (sin saberse aún claramente para qué posición en la fórmula presidencial) a Eduardo Wado de Pedro, los gobernadores del peronismo, que son la columna histórica que garantiza la supervivencia del partido, tomaron otra decisión clave.

En una cumbre en el Consejo Federal de Inversiones, búnker clásico de conspiraciones provinciales, dieron quizás la señal más importante de la semana para la interna peronista: le pidieron al kirchnerismo mantener la unidad y exigieron un lugar en la fórmula presidencial. No es una movida menor ya que anticipa que puede haber una PASO más estable que lo esperado para el maltrecho oficialismo. De todas formas, son los mismo gobernadores que desdoblaron sus elecciones de la nacional para huir de la hecatombe electoral del Frente de Todos.
Massa enfrenta la pelea política y también la económica sin demasiadas buenas noticias que mostrar. La semana pasada logró avanzar con el canje de deuda en pesos despejando para el 2024 y 2025 casi el 65 % de los vencimientos por $11,6 billones que debía enfrentar entre junio y septiembre. Como sucede en cada licitación o canje de este tipo, el Gobierno tuvo la ayuda de los organismos oficiales que entraron sin chistar a la operación. A pesar de ese alivio quedan vencimientos pendientes para el último trimestre del año equivalentes a 0,1% del PBI donde la decisión la tienen que tomar los tenedores privados y no los estatales.
Otra vez en nuestra historia se vuelve a repetir el pernicioso ejercicio de tirar para adelante vencimientos de deuda que condicionarán las chances del Gobierno que viene.
Mientras tanto no suena el teléfono desde Estados Unidos. El ministro tiene previsto viajar en dos semanas y, se presume, habría anuncio de desembolso anticipado, como espera Massa desde hace tiempo. Debe reconocerse que la operación no es menor: el equipo económico está renegociando prácticamente un nuevo acuerdo, después que el Gobierno incumplió casi todas las metas previstas en el original.
El mercado tiene miedo no solo a la demora que lleva ese trámite sino al final que pueda tener. La falta de dólares no se frena y tampoco la pérdida de reservas en el Banco Central. En solo cuatro días tuvo que vender U$S 262 millones y la situación de las empresas que deben importar sigue siendo desesperante. Para colmo China dejó poco y nada en la agenda de anuncios, al punto que el viaje del ministro junto a Máximo Kirchner ya parece algo que quedó lejano en la historia.
En materia de inflación la semana tampoco aportó calma. La presión sobre paritarias aumentó con exigencias de hasta 145%. Los bancarios picaron en punta con un anticipo: avisaron que su estimación de inflación para este año es de 130%. Para algunas consultoras se quedan cortos, como Eco Go que la ve cercana al 180% o como el Relevamiento de Expectativas de Mercado de mayo que el viernes pasado dio a conocer el Banco Central y que proyecta una inflación de 148,9% para todo el año. Difícil hacer campaña con esos números.
A la desesperanza general debe sumarse la oposición que tampoco ayuda. Las idas y vueltas en la estrategia para sumar nuevos integrantes, como el caso de la frustrada (por ahora) incorporación de Juan Schiaretti a Juntos por el Cambio, detonaron otra ola de inseguridad y cansancio en el votante. Existe un doble juego de presiones internas y dudas por la impericia con la que se llevan adelante las estrategias que impacta claramente en contra de Horacio Rodríguez Larreta, pero que no deja totalmente libre de impacto también a Patricia Bullrich.
Schiaretti quedó por ahora para una segunda vuelta de negociaciones después del cierre de alianzas de esta semana y posiblemente también para más adelante tras la presentación de listas del 24 de este mes; lo que no es seguro es el costo que terminará teniendo todo ese movimiento en JxC, incluidos el impacto que tuvo en el complicado armado cordobés de Luis Juez y la UCR local y en la confianza del votante.
Algo de todo eso se volverá a discutir mañana en la Convención Nacional del radicalismo que sesionará en Parque Norte para confirmar la pertenencia a Juntos por el Cambio y el marco en que la UCR jugará dentro de la estrategia de la alianza. Está claro que de esa convención no saldrá el nombre de un presidenciable radical, pero no debe olvidarse que la Convención de Gualeguaychú del 2015 terminó moldeando, también con protagonismo del jujeño Gerardo Morales, el marco de alianzas del entonces Cambiemos en las provincias, incorporando inclusive la autorización para negociar listas con el opositor de ese momento Sergio Massa.
Javier Milei mira todo este escenario de la “casta” como un nuevo capítulo de una novela que no lo tiene de protagonista. Es el único que puede hablar con tranquilidad porque no tiene interna y aprovecha para seguir sumando economistas y nombrando candidatos de su fuerza, como la confirmación de la candidatura a diputada para Diana Mondino. El economista y nuevo fenómeno de la política juega por ahora con esa ventaja: sus movimientos solo los miden consultoras y no internas feroces que aun no debe soportar.
Fuente: Mendoza online
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