El Regimiento de Granaderos a Caballo y su homenaje al General San Martín

«De lo que mis granaderos son capaces, solo lo sé yo, quien los iguale habrá, quien los exceda no», General José de San Martín

La frase no sólo luce en el busto al Padre de la Patria emplazado en la Plaza de Armas del Regimiento de Granaderos a Caballo, sino que parece impregnar en cada uno de los más de 600 integrantes del histórico Cuerpo de Caballería del Ejército Argentino. Al menos así lo trasmite en sus palabras el coronel Oscar Roberto Armanelli, actual jefe de la unidad creada por el Libertador en 1812 y que ahora tiene como misión ser custodia de los presidentes.

Armanelli destaca en diálogo con Infobae la importancia de la mística sanmartiniana en el espíritu del Ejército Argentino y afirma: «Todos los oficiales deberían pasar por aquí». El coronel reconstruye la historia del regimiento que acompañó la emancipación argentina y americana y recuerda que el nombre proviene del uso de granadas españolas -cuyo emblema se aprecia en el uniforme de época- hasta la circunstancia que toda la actividad libertadora se resume en, apenas, 13 años de actuación. Su bautismo de fuego es el emblemático combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813, siendo el único combate librado en lo que actualmente es el territorio argentino.

Vendrá luego el traslado a El Plumerillo, en Mendoza, para organizar el Ejército de los Andes: «La gran maquinaria de guerra que posibilitó la liberación de tres países». Recuerda las batallas de Chacabuco y Maipú y luego la gran campaña a Perú, una obra maestra de estrategia militar estudiada en academias de la Argentina y el mundo. A excepción del Regimiento Patricios, constituido con anterioridad, la conformación del Regimiento de Granaderos a Caballo es el primer armado de una tropa regular montada y con una estructura militar mucho más sólida que la de los tercios de voluntarios, muchos de ellos integrados por españoles radicados en el virreinato.

La intensa historia del Regimiento dio lugar, además de San Martín, a otros jefes «notables», entre ellos Mariano Necochea, Lavalle, Zapiola, Alvarado y Félix Bogado, que fue quien finalmente trajo a los Granaderos de regreso a la Patria.

La primera parte del diálogo con Armanelli se desarrolla en el Museo del Regimiento. El lugar huele a historia, impresiona una enorme pintura del Libertador, luciendo el uniforme del Ejército peruano, y también la que ilustra el conocido momento en que el granadero Baigorria junto al Sargento Cabral, salvan al entonces teniente coronel San Martín de una muerte segura en San Lorenzo. También está la espada con la que sirvió a la corona española, antes de su regreso a Buenos Aires y hasta la foja de concepto del Ejército real.

Ante la pregunta de qué aspectos de aquellos preceptos persisten en el Ejercito actual, el coronel responde: «La integridad, el no aceptar ofensas y una muy particular vislumbrada por el Padre de la Patria hace más de dos siglos atrás: el respeto de género hacia la mujer».

En este sentido, alguna controversia generó en su momento la incorporación de «granaderas» al regimiento. Muchos sostenían que al ser una recreación de época, la presencia de mujeres atentaba contra el rigor histórico a la hora de cumplir funciones ceremoniales, pero Armanelli es contundente en este aspecto. «La gesta libertadora fue posible entre otras cosas por el tesón y apoyo incondicional que la mujer brindó a la labor de San Martín».

LA CUSTODIA DEL PRESIDENTE

La segunda parte de la entrevista, en su despacho, el jefe del regimiento -con el uniforme de fajina del Ejército Argentino del siglo XXI- destaca que en él y en cada granadero coexisten la misión ceremonial, con la tarea operativa de este regimiento que tiene la responsabilidad de ser la custodia presidencial.

Esta tarea va mucho más allá del acompañamiento de la formación a caballo en los actos protocolares. El rol de custodia presidencial llega al extremo que –según cuentan- en pleno proceso de derrocamiento del ex presidente Arturo Illia, el regimiento se puso a órdenes del mandatario para asumir su defensa, cosa que el todavía presidente en funciones declinó para evitar un derramamiento de sangre.

El regimiento tiene en la actualidad unos 600 miembros, entre oficiales, suboficiales y tropa y en ambos sexos. Lo integran 7 escuadrones que llevan el nombre de distintas batallas y además la fanfarria Alto Perú. Las tareas se reparten entre la atención del servicio en Casa de Gobierno y en la Quinta Presidencial de Olivos. Una vez más, Armanelli, remarca la principal cualidad del cuerpo que radica en la absoluta lealtad a la investidura presidencial con independencia de ideología o política.

Por su función ceremonial, el Regimiento está permanentemente expuesto al trato con la sociedad. Es habitual verlos al pasar frente a la Casa de Gobierno, como formados y a caballo en todo tipo de circunstancias en las que su presencia es requerida. La pregunta es insoslayable. ¿Qué recibe el granadero de parte la sociedad? «Cariño, fundamentalmente eso y respeto por el uniforme». La llegada al cargo le deparó al coronel de Caballería del Ejército Argentino Oscar Armanelli un gesto inesperado que había sido dejado de lado. El comandante en jefe, el presidente Mauricio Macri, estuvo presente el día en que asumió el cargo.

Fuente: Infobae.com

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