Flamengo, el coloso y popular Flamengo, es el nuevo campeón de la Copa Libertadores. Otra vez un brasileño en lo más alto de América. Esta última sentencia, lamentablemente para los argentinos, se ha vuelto una costumbre. En el Monumental de Lima, en un duelo discreto y marcado por una polémica arbitral, el Fla, que tuvo desde el inicio a Agustín Rossi, le ganó 1-0 a Palmeiras con un gol de cabeza de Danilo en el segundo tiempo.
Deberán tomar nota los dirigentes de los equipos del fútbol argentinos. La opulencia económica de Brasil no es la única explicación del fenómeno que se produce en la Libertadores. La competencia interna es lo que eleva el nivel, lo que tira para arriba. Y mientras el Brasileirao es un torneo afianzado y reconocido en el mundo, la Liga Profesional cambia de formato de un año a año, acumula clubes y hasta se da el lujo de coronar a dedo a un equipo una vez concluido el campeonato, como ocurrió con Rosario Central
Las estadísticas pueden servir para que se escuchen aún más las alarmas: los de Brasil se quedaron con las últimas 7 ediciones de la Libertadores. También igualaron a los argentinos en coronas, ambos con 25. Pero desde 2010 hasta este 2025, de los de acá solo pudieron festejar River, en dos ocasiones, y San Lorenzo. ¿Cuánto celebraron lo de allá? 12 de 16.
Flamengo alzó su cuarta Libertadores y se convirtió en el más ganador de su país. Y fue justa la consagración por lo que realizó en Perú y por lo que hizo a lo largo del año. Ahí estarán masticando bronca los hinchas de Estudiantes y de Racing, que compitieron de igual a igual con los de Río. Incluso los de La Plata llegaron hasta los penales.
Fue aburrido el encuentro porque Flamengo, el que llevó el peso del juego (60 por ciento de posesión), no tuvo demasiadas ideas para vulnerar a la defensa de Palmeiras. Y porque el equipo del portugués Abel Ferreira salió a esperar el rival del rival. O a rezarle a alguna pelota parada con el siempre peligroso Gustavo Gómez, un especialista a la hora de cabecear. Y no encontró ninguna de las dos cosas.
Danilo, héroe del Flamengo con un cabezazo que se meterá en la historia. Foto: AP Photo / Guadalupe Pardo.
Recién en el segundo tiempo se abrió el juego con un cabezazo esterar de Danilo, defensor de 34 años que supo pasear su fútbol por Real Madrid, Juventus y Manchester City, entre otros. Sí, esa clase de jugadores tiene el Fla. El córner de Giorgian de Arrascaeta al punto del penal fue tan perfecto como el salto y el frentazo del zaguero. Fue un golpe demasiado fuerte para Palmeiras, que no logró reponerse.
Pero el choque tuvo el protagonismo estelar del árbitro Darío Herrera y de Héctor Paletta, en el VAR. La roja que no le sacaron en el primer tiempo al chileno Erick Pulgar, volante de Flamengo, fue escandalosa. “Siempre en lo mas alto, orgulloso de todos ustedes. Cada logro obtenido es fruto del reiterado trabajo que vienen desarrollando. Felicitaciones, vamos por más”, sacó pecho Federico Beligoy, Director Nacional de Arbitraje de la AFA, cuando Conmebol comunicó que los jueces argentinos estarían en la final de Lima. Esas palabras se le volvieron en contra.
Agustín Rossi, el argentino que festejó en Lima.
Pero, ¿qué fue lo que pasó? Iban 32 minutos cuando Pulgar le metió un planchazo tremendo a Bruno Fuchs. Es posible que Herrera no haya visto la acción porque el juego estaba detenido con de Arrascaeta tirado en el piso. Lo que no se comprende es la falta del llamado del VAR. El zaguero de Palmeiras se quedó largos minutos en el suelo con los tapones marcados. El patadón era evidente. Todos en el Verdao pidieron la roja. Herrera le sacó amarilla a Pulgar y se tocó varias veces su intercomunicador; Paletta no lo convocó a revisar. Tampoco hubo repeticiones claras en ese lapso. Y Herrera reanudó el duelo.
La polémica se terminó de abrir minutos después, cuando se emitieron las repeticiones de la jugada. El patadón quedó al descubierto. También el grosero error de Herrera, ayudado en nada por Paletta.
Flamengo, de todos modos, fue más que Palmeiras, se quedó otra vez con la Libertadores y embolsó 33 millones de dólares. Los equipos de Brasil siguen arrasando. ¿Se podrá cortar la hegemonía en 2026?
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Fuente: Clarín.com

Maximiliano Uria
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