Changuito Zeballos tuvo su tarde de gloria en el Superclásico: la promesa que se convirtió en realidad para Boca tras superar tres graves lesiones

«Resiliencia», esa palabra que se puso tan de moda en las redes sociales y en los espacios de autoayuda snob para el Changuito Zeballos se hizo carne. Eso dice el tatuaje que lleva en su cuello el delantero santiagueño de 23 años que llegó de muy chico a Boca y por estas horas vive su momento soñado: fue la gran figura en el Superclásico en la Bombonera con un golazo y una asistencia para el 2-0 sobre River que depositó al Xeneize en la Copa Libertadores 2026.

Zeballos lleva la siete en la espalda, camiseta pesada en la historia de Boca. La que hizo brillar a Mastrángelo, al Murciélago Graciani, al Manteca Sergio Martínez y a Guillermo Barros Schelotto. Ahora es suya y los defensores de River le tomaron el número, porque no lo pudieron agarrar en toda la tarde.

En un primer tiempo cansino -de Boca y del partido- fue el único que se rebeló a la monotonía y los tres únicos remates que fueron al arco rival fueron suyos. El primero se lo tapó a Armani. El segundo también, pero en el rebote, el Changuito clavó el 1-0. Fue un golazo porque antes había dejado en el camino a Rivero con su gambeta endemoniada.

Y se fue a gritarlo al córner, con la gente, en el último pedacito de alambrado que quedaba en ese sector. Para festejar con la boca bien abierta y llena de fuerza. Es que a Zeballos se le pasaron por la cabeza todos los momentos difíciles que vivió en los últimos tres años con las graves lesiones que sufrió.

Las operaciones, kinesiología, recuperaciones que parecían eternas y las dudas a la hora de volver. Zeballos nunca olvidará al defensor de Agropecuario Milton Leyendeker que le dio una patada criminal en un partido por Copa Argentina y le fracturó la tibia en 2022. Estuvo 143 días afuera de las canchas.

Cuando volvió, el Changuito otra vez necesitó ganar ritmo y confianza. Y cuando parecía que llegaba su momento, se rompió el menisco externo en febrero de 2023. Otros 61 días sin jugar y cuando volvió, otra lesión en la rodilla lo dejó casi todo el primer semestre de 2023 sin jugar. Fueron 88 días.

Pero lo peor llegó en Córdoba, cuando se rompió los ligamentos cruzados en un partido ante Belgrano. Fue en octubre de 2023 y otra vez el quirófano, las operaciones y a trabajar solo, en el gimnasio, con un profe y durante 264 días con los fantasmas de un retiro prematuro que amenazaba su carrera de gloria y de crack.

Pero en enero de 2024 nació Bianca, su primera hija. Y la energía cambió en el Changuito. Se recuperó y volvió a jugar. En el Mundial de Clubes, un desgarro otra vez lo hizo llorar y Miguel Ángel Russo se fastidió, pero nunca le soltó la mano. Y ahora Zeballos parece retribuir la confianza del club, de sus compañeros y de Úbeda. En el segundo tiempo fue imparable, los bailó a todos y le sirvió el gol a Merentiel para el 2-0. El día que el Changuito se convirtió en ídolo de Boca.


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Juan LagaresJuan Lagares

Editor de la sección Deportes.jlagares@clarin.comBio completa

Fuente: Clarín.com

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