En Ezeiza y Aeroparque, las salidas a San Pablo se acumulan: la ciudad brasileña suele ser ruta de escape internacional hacia Norteamérica y Europa. De hecho, esta enviada transita ese rumbo con destino a Toronto, aunque su viaje terminará cuando el avión aterrice en Brasil. Y no estará sola: miles de argentinos viajan para ver a Franco Colapinto en el Autódromo José Carlos Pace, a solo 2.228 kilómetros del autódromo Oscar y Juan Gálvez, con la esperanza de que -además de un anuncio de continuidad en Alpine- haya revancha de su primera experiencia en Interlagos.
Allí, en 2024 y con Williams, el bonaerense llegaba con el envión de cinco puntos en cinco carreras; toda una sorpresa para un novato que llegaba sin kilómetros recorridos en un F1 más allá de aquella participación en la primera práctica libre de Silverstone unos meses antes de su debut como reemplazante de Logan Sargeant en Monza. Sin embargo, el fin de semana empezó de la peor manera: en la noche previa al inicio de la actividad, la muerte de su abuelo Leónidas -que su padre pensaba ocultarle hasta el final de la carrera del domingo- se filtró en la prensa argentina y en las redes sociales, donde el piloto finalmente se enteró.
Corrió contra el dolor ese viernes de única práctica en un trazado desconocido y clasificación de su segunda Sprint Race en la F1. «Fue un día muy difícil ayer. Estaba bastante triste. Hoy estoy mucho mejor, me levanté con buen ánimo, mucha gente alentando y me da un poco de energía. Es una lástima que me haya pasado todo esto este fin de semana porque lo quería disfrutar de verdad, pero me está costando«, relató el sábado, tras quedar 12° en la Sprint Race -posición de la que nunca había bajado en su corta experiencia en la F1-, que terminó por ser la única actividad del día.https://ebb02a8b1febae802c2cde5f2fa02c8e.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-45/html/container.html
Una tormenta torrencial se desató esa tarde sobre Interlagos y, con la amenaza de que la lluvia regresara en el mismo horario al día siguiente, la clasificación se disputó el domingo en un horario atípico (7.30) y la carrera se adelantó. Pero la lluvia, esa de la que tanto se había hablado porque nunca le había tocado correr en esas condiciones, jugó un papel determinante en un joven que pagó cara la falta de experiencia a la salida de la S de Senna. Fue allí donde se despistó y chocó su Williams en una Q1 que había comenzado con un gran tiempo (1m31s270 milésimas), que lo había puesto noveno. Se bajó del auto y lo observó con tristeza hasta que un comisario lo tomó del brazo y lo sacó de la escena.
Al volver al paddock, intentó explicar lo que había pasado pero no encontró las palabras: «No sé bien qué pasó, fue irrecuperable. Fue un error, mil disculpas, fue 100 por 100 mío«. «Muy triste, perdón al equipo, no sé si van a llegar a la carrera. Vamos a ver si podemos hacer algo para después. Mi miedo más grande es no llegar a largar«, agregó con cautela.
Aunque era su primera vez bajo la lluvia, la pista estaba complicada tanto para él como para el resto: hubo cinco banderas rojas por los despistes de Carlos Sainz, Lance Stroll -exactamente en el mismo lugar que el argentino-, Fernando Alonso y Alex Albon, que se llevó la peor parte porque los mecánicos del equipo con sede en Grove, que sí arreglaron el suyo, no llegaron a recuperar el auto del tailandés para ponerlo en la pista tres horas después. De hecho, la Q3 solo la disputaron ocho autos.
«Chicos, muchas gracias por esto. Son leyendas. Gracias», les dijo en la radio a sus mecánicos antes de largar 16°, justo delante del neerlandés Max Verstappen, que completó un gran premio soñado y ganó en Brasil, la tierra de su pareja y madre de su hija, Kelly Piquet. En una carrera loca e interrumpida que comenzó con una doble vuelta previa, el argentino hizo una salida prolija, cuidándose del poco agarre en una pista complicada y aún así se puso 12° en la primera vuelta y luego adelantó con una maniobra limpia a Lewis Hamilton, que levantó a los casi 7 mil argentinos en el autódromo: “Olé, olé, olé, olé, Franco, Franco”
Pero todo se complicó tras su ingreso en el giro 27 para cambiar las gomas intermedias, justo antes de que apareciera un Virtual Safety Car porque Hulkenberg perdía el control del Haas y varios rivales decidieran pasar por boxes. En un auto que había perdido estabilidad por el toque que le dio Ollie Bearman de atrás -y por el que fue penalizado por 10 segundos- en el inicio, la salida del auto de seguridad complicó aún más el panorama. «Solo necesitamos sobrevivir. Quedate afuera. Quedate afuera. Necesitamos sobrevivir -le repitió su ingeniero de pista Gaetan Jego-. Creo que va a parar (de llover) después de un minuto. Modo supervivencia en este momento. Solo mantenete en la pista, intentá mantener toda la temperatura que puedas”.
«Amigo, ¿entendés?», le respondió Colapinto un par de veces, pidiendo el cambio de neumáticos. Pero su ingeniero se mantuvo firme: «Sí, entendemos. Necesitamos quedarnos afuera. Solo enfocate en no cometer errores. Se que es difícil allá afuera. La mayoría de los autos están con (neumáticos) intermedios. Confiá en nosotros, confiá en nosotros, amigo. Acordate de lo que hablamos. Dejanos hacer nuestro trabajo. Hacé el tuyo. Confiá en nosotros. Creemos que es la decisión correcta”.
Por eso, sorprendió aún más que en el giro 31, apenas cuatro después de su primer cambio de neumáticos, Franco volviera a los boxes a recibir otro juego de gomas intermedias. Casi instantáneamente, la bandera roja se desplegó: el bonaerense se había dado un fuerte golpe contra el paredón después de la 13. «El auto se destrozó. Estoy muy triste«, subrayó, con un tono bajo y sombrío, muy distinto del relajado que suele mostrar en la TV.
¿Qué fue lo que pasó? «Hablamos para tener la intermedia calientes y estaba apretando en las vueltas de salida de boxes para tener las temperaturas altas y era inmanejable con las intermedias. Saliendo a la recta perdí el auto. Había un río muy grande y con las intermedias estaba inmanejable en ese momento, estaba apretando para mantener la temperatura de las gomas altas y lo perdí», resumió en el único contacto que tuvo con la prensa escrita en el corralito armado en el autódromo paulista.
Aunque, fiel a sus hinchas, dejó atrás la bronca y salió a sacarse fotos y firmar autógrafos en el final de la jornada, Colapinto cerró así su primer abandono en la F1 (habría dos más: Qatar y Abu Dhabi) en seis competencias. Por eso, la sonrisa no apareció ni cuando salió a saludar a esos cientos de argentinos que aguardaron pacientes en la recta principal cuando ya habían pasado casi dos horas del final de la carrera y le dieron una muestra más de un apoyo increíble. Volverán a estar -multiplicados, claro- ahora en San Pablo, donde la lluvia promete volver a lo largo del fin de semana, pronosticada especialmente para viernes y sábado.
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Fuente: Clarín.com

Sabrina Faija
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