Ha concluido el X Congreso Internacional de la Lengua Española, realizado en Arequipa, Perú.
La elección del lugar fue en homenaje a Mario Vargas Llosa, su hijo pródigo, que fue miembro de número de la Real Academia que preside Santiago Muñoz Machado, y escritor eminente, último Premio Nobel de Literatura de la lengua madre de más de veinte naciones. Si a esto se agrega que unos 50 millones de norteamericanos, o residentes en Estados Unidos, hablan por igual el español, la constelación mundial de hispanohablantes supera los 500 millones de personas en el mundo, con la consiguiente sinergia de habilidades que abren para ellos vías enriquecedoras en los más diversos órdenes de las artes y las ciencias.
El congreso tuvo tres ejes centrales: el del español, como lengua mestiza; el del lenguaje claro y accesible por el que bregan desde hace años las 23 academias de la lengua que compartimos, y el de la lengua española, las culturas digitales y la inteligencia artificial. Fue un programa de tal modo acuciador para el interés de los participantes, eruditos en general en cuestiones lingüísticas. Lo fue por la actualidad de los debates en que se discuten hoy asuntos verdaderamente antiguos de un idioma cuyos primeros vestigios debidamente registrados provienen del siglo VIII, en las proximidades de Valladolid, como otros que resultan expresivos de la gran revolución de las comunicaciones. Los primeros chispazos de esta sucedieron en las décadas de los cincuenta y sesenta, pero detonó estruendosamente en la última década del siglo XX. Es la revolución que a diario sigue sorprendiéndonos con algo nuevo.
El congreso tuvo tres ejes centrales: el del español, como lengua mestiza; el del lenguaje claro y accesible y el de las culturas digitales y la inteligencia artificial. Fue un programa de tal modo acuciador para el interés de los participantes, eruditos en general en cuestiones lingüística
El congreso fue inaugurado por el rey Felipe VI, quien si alguna función relevante cumple en la monarquía constitucional y democrática de España, es la de velar por la unidad de la lengua de sus ancestros. Empresa más ardua que en el pasado por el entorno digital en que se la habla y escribe.
Si en el III Congreso, realizado en 2004, en Rosario, su padre, el rey Juan Carlos, debió soportar que el presidente Néstor Kirchner y su mujer, Cristina, llegaran al Teatro del Círculo con dos horas de demora, obligándolos a retirarse al hotel que los alojaba después de veinte minutos de vana espera, en Arequipa los desaguisados protocolares fueron más inconcebibles todavía: un día antes de que comenzaran las deliberaciones fue depuesta la presidenta de Perú y, el día de la apertura, en el Teatro Municipal, asumía un presidente provisional para gobernar el Estado anfitrión del acontecimiento.
Con esos avatares que el monarca podría haber barruntado que eran propios de un continente inmaduro, también interfirió, en el armonioso encuentro de Arequipa, un incidente absurdo e improcedente entre europeos, provocado por el director del Instituto Cervantes contra el presidente de la Real Academia de la Lengua. Muñoz Machado recibió caudalosas manifestaciones de solidaridad de académicos de instituciones pares de la de España y se lució por ignorar al agraviante, con una verónica del mejor arte taurino.
Ni eso ni nada episódicamente ingrato pudo empañar que el aspecto más sustancioso del Congreso haya sido como siempre el encuentro de estudiosos de la lengua española, de catedráticos en las diversas especialidades convocadas esta vez a casi 2500 metros de altura andina, periodistas, y demás. Son quienes cada tres años se reúnen en manifestación de alta cultura.
El aspecto más sustancioso del Congreso ha sido como siempre el encuentro de estudiosos de la lengua española, de catedráticos en las diversas especialidades convocadas esta vez a casi 2500 metros de altura andina
Se ha dicho con buen criterio que la inteligencia artificial está cambiando la forma en que traducimos, corregimos y adaptamos textos y, además, planteando renovadas cuestiones éticas.
Sobrevolaron el Congreso, desde luego, los resquemores que suscitan los límites que puede franquear aquel último grito de la revolución tecnológica. Pocos, como Ana Ormaechea, directora digital de las redes del Grupo Prisa, que incluye a El País, llamó con tanta convicción a la opinión serena y equilibrada sobre el punto en cuestión, cuando mencionó el caso de una médica vasca que en 2017 había perdido el habla. Esta profesional pudo atender, sin embargo, una entrevista valida de la IA. Comentó así que, a pesar de no se hubiera oído exactamente su voz, se pudo perfectamente tomar nota del pensamiento que exponía. “Dejemos de satanizar a la IA”, imploró Ormaechea en su conclusión.
Fue parte del Congreso, según se ha dicho, el tema de las lenguas mestizas y su hibridación con el español; es más, cómo conservarlas también como parte de un acervo cultural y de integración social que preserve la identidad soberana de cada nación, como se ha planteado en la Argentina en los últimos años.
Los europeos que ocuparon desde fines del siglo XV el territorio americano conocían bien el capítulo que se debatía, pues ellos mismos eran mestizos y vinieron como tales. Quien quiera sea de ascendientes castellanos y gallegos y se someta a un ADN de los que la ciencia abrió al conocimiento desde comienzos del siglo XXI, puede enterarse, por los resultados de la genética poblacional que hurga hacia muchos siglos atrás, que esa persona es portadora de genes presentes en el norte de África (¡siete siglos de moros en España!) y, por igual, de genes que informan del largo dominio por bárbaros celtas sobre lo que es Galicia.
Como nunca, en uno de estos congresos de la lengua que se realizan cada tres años, estuvo más presente la urgencia por afianzar entre los hispanohablantes una lengua clara y precisa. Sobre esto se ha ocupado aquí la Corte Suprema de Justicia de la Nación, acaso sin haber logrado todavía por entero el éxito esperado en los expedientes en trámite. “Cómo no va a ser clara -dice Muñoz Machado a LA NACION- la norma por la que se
dispone un encarcelamiento, la ley sobre la que se asientan concesiones oficiales o la forma en que operan los bancos o las compañías de seguro”. O el lenguaje escolar, que exige, casi como ningún otro, la comprensión de los párvulos concentrados en aulas para aprender las nociones impartidas por una educación entendida como servicio ciudadano.
Feliz encuentro, en suma, el de Arequipa. Ya estamos a la espera del próximo congreso, aunque no se sepa aún, contra la tradición de hacerlo saber al cierre del acontecimiento precedente, dónde se hará el convite trianual para examinar las cuestiones más apremiantes sobre el uso práctico de la lengua que mancomuna a 500 millones hombres y mujeres.
Fuente: La Nación

Sea el primero en comentar en "Las novedades del Congreso de la Lengua"