Del robo al sermón kirchnerista: manual del hipócrita profesional

Desde hace tiempo, pero con un fervor acrecentado durante las últimas semanas, el kirchnerismo pretende dar clases de ética levantando la bandera de la moral pública. Si hay dos palabras que definen esa estrategia de parte de semejantes actores son “hipocresía y cinismo”.

Como si esa facción no cargara consigo una mochila repleta de causas judiciales, degradación del Estado, multiplicación de la pobreza, inflación galopante y abusos de poder, se escandaliza frente a sospechas de corrupción ajena. Se horroriza porque falta una alfombra después de haber saqueado la casa. Es como escuchar a un pirómano brindando conferencias sobre seguridad contra incendios.

Este vergonzoso espectáculo de sobreactuada pureza moral no resulta ingenuo. El kirchnerismo juega con la frágil memoria de un electorado perplejo pretendiendo capitalizarla con un cinismo atroz. Pugna por imponer las mentiras de su amnesia selectiva. La patria no fue del otro. Se la apropió.

El senador nacional camporista y candidato a continuar en el cargo Mariano Recalde aseguró: “Cuando charlás con empresarios nos dicen que les iba mejor durante el peronismo”. Es probable que Recalde siga dialogando con muchos de los empresarios que se beneficiaron con los cuatro gobiernos de ese palo. No se espera otra cosa de esos “socios” de ocasión. Que un grupo de ellos le haya pedido a la Justicia pagar para no ser condenado en el juicio por la causa Cuadernos -próximo a comenzar- habla por sí solo. Afortunadamente, la Justicia rechazó dejar sentado el nefasto antecedente de crear un tarifario para que expíen sus culpas quienes le roban al Estado en alianza con el poder.


La hipocresía alcanza por estas horas preeleccionarias ribetes tragicómicos en boca de quienes, a pesar de los malabares para mostrar que son lo que no son, terminan pegándose tiros en los pies


El kirchnerismo, que en toda su historia no ha hecho más que cancelar la libertad de expresión del que no comulga con sus lineamientos y obturar la libertad de prensa por todos los medios posibles, se jacta ahora de defender ambos derechos. Al hacerse del poder nacional, tampoco le provocó ni el más mínimo sonrojo apropiarse de los derechos humanos tornándolos insumo político partidario y mercancía electoral. No está de más recordar la enorme impostura del matrimonio Kirchner autocompadeciéndose de lo vivido durante el último gobierno militar cuando ambos nunca padecieron nada y hasta se negaron a firmar como referentes santacruceños el documento del Partido Justicialista que hacia fines de los 70 denunciaba el terrorismo de Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que para entonces estaba de visita en nuestro país. Fue apenas el principio.

La hipocresía alcanza por estas horas preeleccionarias ribetes tragicómicos en boca de quienes, a pesar de los malabares para mostrar que son lo que no son, terminan pegándose tiros en los pies. Es lo que le sucede al ex dirigente montonero y actual candidato a diputado por Fuerza PatriaJorge Taiana, cuando critica el encuentro entre los presidentes Milei y Trump. “El mercado ya descuenta que Milei pierde las elecciones”, dijo. Resulta curioso que a Taiana le interese la opinión del “mercado” del que siempre han abjurado los perokirchneristas. Menos curioso y mucho más escandaloso es que cuando se le pregunta por la dictadura de Venezuela se abstenga de denominarla como lo que es y prefiera definirla como “una democracia con fallas”.

Hipócritamente ven la paja en el ojo ajeno, a pesar de que la Justicia no ha llegado aún a confirmar gramíneas nuevas en ningún globo ocular. Mágicamente, se les oscurece la visión cuando en una larga letanía de escándalos se les recuerdan la ruta del dinero K; la vieja y procaz matriz corrupta del escándalo Skanska. Hacen la vista gorda frente a los desvíos de dinero en Hotesur y Los Sauces y se encogen de hombros cuando se les recuerdan algunos emprendimientos delictivos que tuvieron poco de “sueños” y nada de “compartidos”. Han pretendido convertir confiscaciones en “actos soberanos” mientras siguen defendiendo a los amigos con los que se repartieron el jugoso botín. A muchos los han premiado con cargos. Son los mismos que ahora colman las listas de una Patria que mucho más que Fuerza necesita decencia.

No soportan paralelismos con los peores gobiernos de la región, pero aman las embajadas paralelas. Por efecto de su supuesto ADN redistributivo solo logran ascender en la escala social los Rudy Ulloa, los Daniel Muñoz, Nélida Caballero o los Lázaro Báez: de jardinero, secretario, cocinera y tesorero, a megamillonarios. Al amigo, todo; al enemigo ni justicia, decía el general acaso como semilla del lawfare inexistente sobre el que despotrica la abogada exitosa con tobillera mundana, presa en una virtual unidad básica convertida en salón de fiestas con catering y profuso álbum de fotos que, riéndose de la Justicia, no trepida en hacer públicas.

Por allí pasan aduladores y mendigos de la bendición de la rea y es ella la que todavía define quién juega y quién no la carrera por obtener cargos. Apadrina listas llenas de procesados que buscan fueros a toda costa o gabinetes donde esconderse.

Se alarman los kirchneristas frente a supuestas persecuciones mientras les falla la memoria. Justifican el Proyecto X, los carpetazos, las humillaciones en público y el “vamos por todo”. Les rinden pleitesías a las Milagro Sala de la vida, bendicen los conventos que reciben bolsos con plata sucia, celebran la compra de chatarra ferroviaria, pagan militancia e inflan licitaciones para sacar tajadas. La virtual corrupción ajena les da náuseas. A la propia la protegen las bóvedas, los termosellados y las inversiones en Manhattan.

Sus cajas de seguridad rebozan de dólares sucios, aportan médanos como direcciones de contacto y dibujan estadísticas que después se tornan contraproducentes porque los acreedores no son tontos y nos hacen juicios que pagamos todos.

Despotrican ante los convenios monetarios con el “imperio” de Occidente, pero aplauden los pactos con el “gigante” de Oriente. El dólar tuvo cepo, no así La Rosadita. El secretario de Transporte pasó de ser un don nadie a comprarse un avión y un yate. En otro yate paseó su ostentación un sinvergüenza al que parte de la Justicia persigue a bordo de una renoleta sin combustible.

Exportaron poco, pero ruidoso. Hinchadas Unidas Argentinas, por ejemplo. Se rasgan las vestiduras frente a un triple crimen vinculado con el narco. Y les vuelve a fallar la memoria de otro episodio igualmente horrendo en el mismo distrito y con características similares. Las fronteras se convirtieron en coladores de contrabando y narcotráfico. El Estado presente se olvidó de presentarse en muchas zonas donde se asentó el crimen organizado pretendiendo ocupar esa ominosa vacante.

Se enseñó a odiar desde salita verde por medio de manuales escolares adoctrinadores. Se financió el “arte partidario” y se desfinanció el aprendizaje en las aulas. Decir “pobre” era estigmatizante; serlo, no.

La lista es tan larga como dolorosa: 52 muertos en la estación de trenes de Once; el asesinato del fiscal Nisman cuando iba a concretar su denuncia contra funcionarios kirchneristas, el criminal y encubridor Pacto con Irán, la patota del violento Guillermo Moreno, la onerosísima confiscación de YPF, las pérdidas millonarias de Aerolíneas, el barco fantasma de gas licuado, los ñoquis en el Estado, las facturas y los viáticos oficiales truchos, los fondos de Santa Cruz, la bolsa con dólares de Felisa Miceli, la mafia de los medicamentos, el cajoneo de pliegos de candidatos para la Justicia, Justicia Legítima, la AFIP como instrumento de persecución a opositores, el manoseo y utilización política de la muerte del joven Maldonado

Si algo le sobra al kirchnerismo es capacidad para instalar mentiras y sumar condenados, entre ellos, Cristina Kirchner, Lázaro Báez, Amado Boudou, José López, Felisa Miceli, Luis D´Elía, Fernando Esteche, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Milagro Sala, Ricardo Echegaray, José Alperovich, Juan Pablo Schiavi, Romina Picolotti, Sergio Urribarri, Guillermo Moreno. El listado de nombres es tan largo que llevaría páginas de este diario.

Hipocresía es tapar el pasado para que no haya memoria. Y, si no hay memoria, no hay futuro. El problema más grave no es que exista un pirómano, sino que se nos presente disfrazado de bombero.

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Un escándalo tras otro (apenas unos ejemplos):

  • Hotesur.
  • Los Sauces.
  • La ruta del dinero K.
  • Contenedores de la Aduana.
  • Caso Sanska.
  • Los casinos de Cristóbal López.
  • Sueños Compartidos.
  • Hinchadas Unidas Argentinas.
  • Antonini Wilson.
  • Rudy Ulloa.
  • Milagro Sala
  • Lázaro Báez.
  • La embajada paralela.
  • Militancia rentada.
  • Asesinato de Nisman.
  • Pacto con Irán.
  • Cepo al dólar.
  • Los dólares de La Rosadita.
  • Ricardo Jaime.
  • Amado Boudou.
  • Sobreprecio en la obra pública.
  • Compra de terrenos fiscales a precio vil.
  • La patota de Moreno.
  • El Indec dibujado.
  • La persecución a la oposición y a la prensa
  • La millonaria pauta publicitaria
  • Fraudes fiscales
  • Fútbol para Todos.
  • Argentina, destino narco.
  • Los millones de la familia Kirchner.
  • Los vuelos a las Seychelles.
  • Fariña, el valijero.
  • Los fondos de Santa Cruz.
  • Pensiones truchas.
  • La mafia de los medicamentos.
  • Concursos judiciales no respetados en su orden de mérito.
  • Cancelación de candidatos por portación de apellido.
  • Justicia Legítima.
  • Los dólares escondidos de Felisa Miceli.
  • Jueces amigos que no investigaron o sobreseyeron sin investigar.
  • Innumerables subsidios injustificados a entidades y personas.
  • Vatayón Militante.
  • Vacunatorios y fiestas VIP en la residencia presidencial en Olivos durante la pandemia.
  • 130.000 muertos por Covid.
  • El dispendio de los fondos de la Anses.
  • El reclamo por ilegal doble cobro de jubilaciones de privilegio por parte de Cristina Kirchner.
  • Los fondos fiduciarios que nadie controló
  • Los organismos de control que no controlaban.
  • El yategate de Insaurralde.
  • Los cuadernos de las coimas.
  • Los gastos de Picolotti.
  • Los seguros de Héctor Martínez Sosa, socio y pareja de la exsecretaria de Alberto Fernández.
  • El ataque a la Justicia.
  • El intento de juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
  • El cercenamiento de la libertad de prensa.

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