La reunión entre Cristina y Kicillof dejó como saldo un hermetismo que se expandió también a la tropa propia

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El hermetismo que rodeó a la visita del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, a la expresidenta Cristina Kirchner, el último miércoles, se extendió sobre la tropa del peronismo luego de concretarse. En una campaña en la que se busca reforzar el mensaje de unidad, el peronismo no tiene por el momento una traducción clara en el territorio de lo que fue la cumbre entre los protagonistas principales de una interna que marca al partido.

La reunión se mantuvo en secreto hasta su finalización y no hubo fotos que la coronaran. Internamente, las fuentes involucradas en la campaña peronista consultadas por LA NACION tampoco recibieron mayores datos luego del encuentro.

La única reflexión que un intendente kicillofista hizo ante la consulta de este diario fue que “está bien que la visite”. No marcó que les hayan hecho llegar ningún lineamiento posterior al encuentro que tuvo lugar en el departamento de San José 1111 donde la expresidenta cumple arresto domiciliario. “Si bien la visita tiene contenido político, fue una reunión personal, por la situación de ella, y así se manejó”, señaló.

Cristina Kirchner saluda a la militancia desde su balcón, en la calle San José
Cristina Kirchner saluda a la militancia desde su balcón, en la calle San JoséRed X

“Hermetismo total”, dijo, lacónico, un dirigente del cristinismo en el conurbano sur. Negó también que a la militancia le haya llegado algún mensaje luego de la visita. “Ningún comentario”, dijo un legislador que simpatiza con el Movimiento Derecho al Futuro, el espacio político de Kicillof.

El gesto de la visita a Cristina fue largamente reclamado por el kirchnerismo duro a Kicillof en el juego de la interna. “Es lo que trascendió. Encuentro ameno, campaña, etcétera”, sostuvo un referente alineado con el gobernador que agregó que no hubo “hermetismo”, sino que solo sucedió eso. Otra fuente del mismo sector dijo que la reunión “no provocó nada” y que fueron solo “protocolaridades”.

Al día siguiente de la reunión con Cristina, Kicillof se mostró rodeado de intendentes (bonaerenses y del interior del país) en la Federación Argentina de Municipios (FAM), ámbito que conduce el jefe comunal de La Matanza, Fernando Espinoza. La FAM es un reducto que integran intendentes de distintos partidos políticos, pero que domina el peronismo.

“Es un gesto que suma. Axel no hizo mención a la detención de Cristina ni al encuentro”, dijo a LA NACION un dirigente que participó de la asamblea de la FAM, en el centro porteño. “Es muy importante la unidad, por la que tanto trabaja Sergio”, ensalzó a su jefe un alfil de Sergio Massa, al ser consultado sobre el impacto interno de la cumbre en el barrio de Constitución.

No son pocas las fuentes en el peronismo que consideran desordenada la campaña y observan que el cristinismo, el kicillofismo y el massismo desarrollan el proselitismo por líneas separadas. Desde las principales terminales buscan reforzar el concepto de unidad. “La campaña es una sola. Hay unidad en la lista y habrá unidad en el Congreso. Todos decimos lo mismo, que hay que frenar a Milei, y eso es lo importante”, afirmó una fuente del cristinismo puro. “Estamos haciendo cosas similares a la campaña anterior”, señaló un dirigente del Movimiento Derecho al Futuro. “Todos los sectores compartimos el enfoque estratégico: sumar fuerzas para frenar a Milei. [Sergio] Massa habla con ambos [por Cristina y Kicillof] y empuja la unidad”, señalaron desde el entorno del líder del Frente Renovador.

Por Javier Fuego Simondet

Fuente: La Nación

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