Queda claro, a esta altura, que el clásico que disputan Karina Milei y Santiago Caputo es el River-Boca de la administración libertaria. La hermana y el asesor estrella vienen chocando desde hace tiempo, aunque los últimos acontecimientos podrían acelerar el desenlace, que, por cierto, no favorece a quien le gusta hacerse llamar “El Mago del Kremlin”. ¿Por qué Karina se cansó de Caputo? La respuesta hay que buscarla en el escándalo de las coimas en Discapacidad, en el cual “Santi”, muy suelto de cuerpo, pidió la cabeza de los primos Menem como “fusibles” para descomprimir. Javier Milei estuvo a punto de hacerle caso con “Lule”. Y a Martín, el titular de la Cámara de Diputados, fue al único que no lo abrazó en la noche de la derrota bonaerense. Apenas le dedicó un frío apretón de manos sin mirarlo a los ojos.
Pero a los riojanos, como se sabe, los protege Karina. Y que Caputo se haya animado a señalarlos la enfurece. Ella, y nadie más, decide quién se queda y quién se va. Ella es la dueña de la guillotina.
Una prueba de quién maneja las riendas en el llamado Triángulo de Hierro es la conformación de la nueva “mesa política” con la que la hermana diluyó la influencia del asesor estrella. En esa mesa son siete personas. O mejor dicho, Caputo contra Karina y cinco “karinos”. Caputo contra el resto del mundo.
De un lado, “Santi”.
Del otro, Karina, Javier Milei, Manuel Adorni, Guillermo Francos, Patricia Bullrich y hasta Martín Menem, el resucitado cuya cabeza reclamaba el asesor.
Seis a uno.
En el entorno de Karina aseguran que ella se cansó de cómo Caputo venía tirando de la cuerda. Primero reclamó lugares para los suyos en las listas electorales, y no obtuvo ninguno. Después disparó contra los Menem, y no logró nada. Finalmente, ahora, está enviando mensajes en las redes con su ejército de trolls pagos. En el streaming del canal del “Gordo Dan”, su lugarteniente en esa batalla, una simpática señora llamada Graciela y apodada “la abuela de Carajo” -el nombre de la señal-, acaba de disparar sin mucho disimulo: “Nosotros lo votamos a Javier”. Teléfono para Karina.
Los que hablan con ella cuentan que la hermana está esperando el momento adecuado para echar a Caputo. Y que eso podría ocurrir en las horas posteriores a las elecciones del 26 de octubre, porque en el medio de la campaña no sería buena idea mostrarle al público lo divididos que están. Después del 26 es otra cosa.
Y la decisión se tomaría con cualquier resultado. Si es un triunfo, Karina lo tomará como confirmación de que ya no lo necesitan al asesor. Si ocurre una derrota, él será quien pague los platos rotos porque habrá demostrado que no funcionó el nuevo giro discursivo que aplicó en Milei, quien de golpe promete plata para todos e intenta parecer amable. En su cadena nacional del lunes ya ni siquera gritó aquello de “viva la libertad, carajo”.
Si falla el plan de mostrar al león como un gatito mimoso, Caputo -el autor de la audaz idea- será quien cargue con los costos.
Fuente: Noticias
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