La Selección Argentina de básquet no pudo con Brasil, que por fin gritó campeón en la AmeriCup

No pudo ser para Argentina en la final de la AmeriCup que culminó este domingo en el Polideportivo Alexis Argüello de Managua, en Nicaragua. En una final muy deslucida y con goleo súper bajo, Brasil hizo valer su mayor experiencia, se impuso por 55-47 y gritó campeón por primera vez desde 2009. Fue además revancha de la última edición de la competencia, en 2022, cuando la Selección, con todas sus figuras, dio el golpe en Recife y festejó en rodeo ajeno. Quedará el consuelo de que esta buena actuación, con muchas caras nuevas, puede ser el punto de partida de la recuperación después de haber tocado fondo al haberse quedado afuera del último Mundial.

Había sido más que interesante el comienzo argentino. Si bien no lucía del todo cómoda sobre el parqué, tal como se había mostrado en el triunfazo sobre Canadá en semifinales, el equipo nacional se las ingeniaba para jugarle de igual a igual a los de verde y amarillo. Así, a pesar de no estar finos con los tiros de tres y de sufrir tres pérdidas ingenuas, el primer cuarto llegó a su final con Brasil arriba por apenas un punto (16-15).

Distinta imagen entregó el conjunto nacional en el segundo cuarto. Se les cerró el aro a los pupilos de Pablo Prigioni. Aunque también estuvo errático Brasil. De hecho, en los primeros cuatro minutos y medio de ese período el marcador sólo se movió para sumar un tiro libre a favor de los dirigidos por el croata Aleksandar Petrovic, el hermano mayor del mítico Drazen.https://16ff37951e553024312ab3553cd3f41d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-45/html/container.html

Argentina, sin embargo, siguió apagada. Y Yago, el muy buen base de Brasil, se encendió y empezaron a llover los triples. Para colmo, Juan Fernández, clave en las dos llaves, se cargó de faltas y tuvo que irse a descansar al banco. La final se puso cuesta arriba, aunque dio la sensación de que fue negocio haberse ido al descanso siete puntos abajo en el marcador (31-24).

Y más todavía cuando arrancó la segunda mitad y Argentina convirtió en las dos primeras dos posesiones y hasta tuvo la chance de igualar la chapa con un triple de Brussino que pegó en el aro y salió.

Apretó entonces las clavijas Brasil en ofensiva y metió un parcial de 8-0 que parecía inclinar definitivamente la balanza para su lado. No obstante, Argentina empezó a hacerse fuerte en defensa y logró frenar el ímpetu brasileño. De ese modo, a cuentagotas, empezó a limar la diferencia y llegó al último cuarto apenas seis puntos abajo en el marcador (42-36). Todo podía pasar en Managua.

Pero no hubo milagro. Reynan cortó la sequía en ambos aros. Y después llegaron en fila los dobles de Lucas Dias, Alexey y Benite para Brasil se escapara por 14 (50-36). Daba la sensación de que Argentina tiraba la toalla. Sin embargo, con más amor propio que juego, lo peleó hasta el final. Ya no había demasiado para hacer. Brasil hizo valer su mayor experiencia gritar campeón después de 16 años.

Fuente: Clarín.com