Mauricio Macri no volvió a hablar con Karina Milei después del encuentro que mantuvieron hace tres semanas en la quinta de Olivos para sellar el entendimiento electoral entre La Libertad Avanza (LLA) y Pro en la Capital. Tampoco hubo contactos con el jefe del Estado. Y frente al escándalo por los audios de Diego Spagnuolo, el caso judicial que está en el centro del debate político y cuyas revelaciones mantienen en vilo a la Casa Rosada, el exmandatario optó por un silencio elocuente.
La jugada se enmarca en una táctica política. El conductor de Pro parece haber elegido no hacer ruido y pasar casi inadvertido en el peor momento para el Gobierno desde que Milei llegó al poder y cuando se avecina la lucha con el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires en los comicios del 7 de septiembre.
Es más: Macri no tiene pensado tener un rol activo en la próxima campaña para las legislativas de octubre, el primer gran test de adhesión al que será sometido el modelo de LLA. Al contrario, se inclina por cultivar un segundo plano y reforzar su papel de acompañante en el frente oficialista. “Hay un rol para Pro en el futuro: va a seguir siendo un aliado crítico del Gobierno. Y Milei nos va a necesitar hasta 2027 e incluso hasta 2031, si es reelecto”, conjeturan cerca del expresidente.
En la cúpula de Pro asumen que este no es el momento de Macri y argumentan que él entiende que no será necesario que asuma un papel protagónico en la próxima elección de medio término. Quienes aconsejan al exmandatario entienden que la compulsa del 26 de octubre funcionará como una suerte de plebiscito de la gestión de Milei, por lo que Macri prefiere tomar una distancia prudencial. Ensaya un repliegue táctico cuando al Presidente lo sacude una crisis que por primera vez amenaza su supervivencia.
Sin retiro a la vista
Cerca del titular de Pro repiten que no tiene previsto activar un retiro ni que planea dejar la conducción partidaria a partir de diciembre para dedicarse a viajar por el exterior para atraer inversiones al país –Milei insistió hace semanas en que le gustaría que fuera una embajador plenipotenciario– o escalar aún más en la estructura de poder de la FIFA. Al contrario, sus laderos juran que Macri aún disfruta de la política y, sobre todo, especulan que no está dispuesto a largar las riendas de su partido.
En la intimidad, el expresidente defiende su decisión de acordar con Milei para confluir en la Capital. Considera que su partido y, sobre todo, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, ganaron “tiempo” y “paz” para rearmarse de cara a 2027. Está claro que no quiso correr el riego de volver a exponerse a una derrota después de que su fuerza saliera malherida de la pulseada con Milei en mayo. Sin embargo, los fieles a Macri creen que son apresurados los análisis que anticipan que aquel pacto con LLA –que fue leído por propios y extraños como un acto de rendición– para compartir listas en el histórico bastión de Pro significa su muerte política.

Silencio elocuente
Desde Dinamarca, adonde viajó para jugar al bridge, Macri evitó pronunciarse sobre las sospechas de corrupción en la administración libertaria que alcanzan a Eduardo “Lule” Menem y la hermana del Presidente. Ni salió a defender a sus socios electorales, como Cristian Ritondo, Diego Santilli o Guillermo Montenegro, ni a reclamar celeridad a la Justicia y explicaciones al Gobierno, como hizo la abogada y consejera de la Magistratura Jimena de la Torre, o la diputada Silvia Lospennato.
En privado, en el entorno de Macri lanzan críticas sobre la tardía reacción de Milei a las denuncias, pero por ahora mantienen el apoyo. “No hay nada para decir; hay que esperar el avance de la investigación judicial”, repiten en el entorno del expresidente.
En la sala de máquinas de Pro niegan que Macri haya acercado a la familia Kovalivker, dueña de la droguería Suizo Argentina, al mundillo de los Milei en la recta final de la campaña para el balotaje de 2023.
En ese momento, Eduardo Bastitta y Sebastián Braun se ocupaban de recaudar fondos para la fiscalización. Macri arrimó a José Torello y Guillermo Dietrich para que ayudaran con la organización. Fuentes de LLA y de Pro concuerdan que los empresarios Jonathan, Emmanuel y Eduardo Kovalivker, investigados por un supuesto pago de sobornos en el área de Discapacidad, no llegaron a Milei a través de Macri.
El expresidente los conoce hace años. De hecho, compartió partidos de pádel con ellos. “Tiene vínculo porque es uno de los grupos empresarios más importantes. Pero Mauricio conoce a cien familias del círculo rojo”, señalan cerca del titular de Pro. En concreto, los Kovalivker tiene múltiples lazos con la política. En el caso de LLA, Martín Menem, quien tiene la empresa Gentech, que produce suplementos dietarios, los trataba hace tiempo.
Interlocutores habituales de Macri afirman que el líder de Pro sigue con atención el discurrir de los acontecimientos y que le preocupa el impacto del escándalo de los audios en la política y los mercados. “Deben explicar el contenido, no solo denunciar una operación”, subrayan en Pro, donde perciben que los habitantes más poderosos de la Casa Rosada quedaron perplejos por la denuncia.
La disparada del riesgo país –subió 853 puntos básicos y volvió a niveles de abril, previo al acuerdo con el FMI– y la creciente tensión cambiaria complican el plan del Gobierno, que pretende llegar a octubre con el dólar planchado y la inflación bajo control. “Es el peor momento de Milei”, sintetiza un macrista paladar negro. Para Macri, haber aceptado las exigencias de Karina Milei en una situación de debilidad podría convertirse una ventaja en caso de que la Casa Rosada vuelva a necesitarlo por la crisis de corrupción. ¿Presume que la “posición totalmente dominante” que le impuso la hermana del Presidente para confluir en las urnas le dará margen para despegarse en caso de que el Gobierno sufra grandes tormentos y caiga en desgracia después de octubre? En otras palabras, los macristas elucubran que podrían salvarse frente a un eventual naufragio de Milei. Parece difícil.
La obsesión del “aliado crítico”
Alrededor del expresidente afirman que su intención es colaborar con Milei para sostener el rumbo económico, pero que no variará su táctica: quiere ser un “aliado crítico” de la Casa Rosada. De hecho, sus leales minimizan las chances de que LLA y Pro unifiquen bancadas en el Congreso a partir del recambio legislativo de diciembre. Los macristas aseguran que Karina Milei lo dejó escrito en el comunicado con el que confirmó el pacto con Pro. A su vez, ellos apuestan a exhibir “mayor nitidez” en el Congreso.

Está claro que la voz de Macri en el bloque que lidera Ritondo será Fernando de Andreis, quien planea levantar el perfil tras sumarse al quinto puesto de la lista de LLA en la Capital. Hasta el momento, nadie sabe qué lugar tendrán De Andreis y Antonela Giampieri, los postulantes de Pro en la boleta de los libertarios, en la próxima campaña. Es que por ahora el armado proselitista en la ciudad quedó paralizado, ya que los jefes de LLA quieren esperar a que pase la elección del 7 de septiembre en Buenos Aires. Por eso, ni Alejandro Fargosi ni Agustín Monteverde y el resto de los aspirantes tienen participación mediática.
Hasta ahora, el diálogo político entre el exmandatario y los representantes del oficialismo nacional en la ciudad se canaliza a través de Ezequiel Sabor, secretario de Gobierno de Jorge Macri. Sabor llevó adelante las negociaciones para converger y logró armonizar el vínculo del macrismo porteño con Pilar Ramírez, álter ego de Karina Milei en la Capital.
En Pro confían en que los libertarios colaborarán con asegurar la gobernabilidad de Jorge Macri hasta 2027. Incluso ya notan los primeros efectos concretos de la tregua con los Milei en la gestión de la Capital. No solo perciben que se redujo el nivel de hostigamiento hacia Jorge Macri –a quien el Presidente le retiró el saludo–, sino que aseguran que lograron mayor cooperación de Milei en materia de seguridad o a la hora de facilitar asuntos administrativos. Ahora aguardan más guiños de sus socios.
No obstante, Macri asume que alianza con LLA es temporal. Los suyos creen que los Milei querrán rediscutir el acuerdo en 2027, cuando Pro se jugará la continuidad al frente de la gestión de la ciudad, su gran fortaleza. Al aceptar el pacto con la Casa Rosada, los macristas saben que Patricia Bullrich podría ganar las elecciones de octubre con más del 40% de los votos, un resultado que podría dejarla bien posicionada para la pelea por la Capital dentro de dos años. “Que Patricia sea la candidata es una buena noticia para nosotros”, afirman en Pro. Confían en que Jorge Macri podrá dar un vuelco y recuperar el capital político perdido cuando exhiba resultados de su gestión –la relación entre los primos sigue tirante–, pero no verían con malos ojos que Bullrich se ubique en la prima grilla de la fila de retadores. ¿Especulan con que la ministra sería una mejor garante para Macri que Manuel Adorni o un outsider de LLA?
Si bien De Andreis y Bullrich se saludaron cordialmente cuando se reencontraron en la sede libertaria, donde firmaron las candidaturas, el viernes Macri firmó la expulsión de Damián Arabia, vicetitular segundo de Pro y colaborador estrecho de la ministra, y Pablo Walter, otro bullrichista que aún preservaba un cargo partidario. “Los defensores de la República echan al vicepresidente de Pro”, ironizaron cerca de Bullrich.
Por lo pronto, allegados a Macri vislumbran que el futuro de Pro estará en manos de dirigentes como Rogelio Frigerio (Entre Ríos) o Ignacio Torres (Chubut), pero en reserva ya apuestan a una díscola en el Congreso como eventual candidata a presidenta en 2027, en caso de que no se renueve el acuerdo con Milei. Se trata de la referente con mejor imagen de Pro, según los números de las encuestas que consume Macri, y que prefirió no aceptar la fusión con LLA: María Eugenia Vidal.
Por Matías Moreno
Fuente: La Nación
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