El «poroteo» viene bien, pero aún falta. Argentina tiene ya garantizado un nivel de apoyo en el Board del Fondo Monetario Internacional (FMI) de casi el 40%. Pero aún necesita confirmar un poco más del 10% para que el programa de Facilidades Extendidas sea aprobado por mayoría simple, ya que un acuerdo de este tipo necesita de un apoyo en el directorio del organismo que maneja Kristalina Georgieva de al menos 51%.
Sin embargo, y más allá de las legalidades e institucionalidades que aplican para el estatuto del FMI y su directorio, se sabe que para un acuerdo como el que está negociando Argentina, con un volumen de deuda superior a los U$S 50.000 millones (se verá al final de las negociaciones) se requeriría un nivel de aprobación en el Board de al menos el 85% del directorio. Y para ese porcentaje, aún falta.https://0216b67dcb1ce8f7c8866577cd4c6489.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-41/html/container.html
Fundamentalmente, porque más allá de los importantes apoyos conseguidos, entre los que se incluyen Estados Unidos, China, Francia y otros países occidentales, aún hay tres voces críticas al país: Japón, Países Bajos y Alemania. Estos tres estados aún no hay emitido opiniones o versiones somo cómo votarían el nuevo programa de Facilidades Extendidas, pero se sabe que son clásicos críticos del manejo económico del país.
Con el tiempo, se manifestaron más que cansados por tener que renegociar el acuerdo vigente con un promedio de año y medio, siendo además Argentina el principal deudor del organismo.
La situación porcentual dentro del Board indica que Estados Unidos detenta la mayoría de los votos con un 16,74% de las acciones, y que, por lógica, su embajador en el directorio es la voz más importante. Lo sigue en importancia Japón con un 6,14% de los votos, China (6,08%), el combo de estados liderados por Países Bajos y Bélgica (5,46%), Alemania (5,31%), España junto a otros socios como México y Colombia (4,53%), los países asiáticos como Singapur, Indonesia y Malasia (4,20%) y el sillón que comparten Italia y Portugal, entre otros (4,12%).Te podría interesar
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La boca del pez
La sumatoria hasta hoy llega a un nivel algo superior del 40%, descontándose que un 15% más está al caer. Sin embargo, habrá que remar diplomáticamente para que la silla de España (donde se habla con México y Colombia) tenga ganas de apoyar a la Argentina y no traslade al Board del FMI las diferencias que existen entre los tres gobiernos y la cosmovisión de Javier Milei.
También habrá que ver si no se reciben llamadas opositoras desde Buenos Aires a los Ejecutivos de los tres países para que le compliquen la jugada al presidente argentino. Por otra parte, habrá que convencer a Brasil y su cuota de influencia con América Latina, donde Milei tiene voces a favor y en contra.
Finalmente, habrá que hablar con Japón y los Países Bajos, y explicarles más el futuro que el pasado de la economía argentina, e intentar convencer a personal con formación financiera y cambiaria más bien ortodoxa, pero con convicciones políticas lejanas a los libertarios.
Mientras el Gobierno hace estas cuentas, siguen los encuentros vía zoom entre el equipo económico argentino y el staff del FMI. Con el marco de la suba del dólar informal por arriba de los 1.300 pesos y la salida de divisas de las reservas del BCRA como trasfondo de la historia.
Las arcas de la entidad están operando con un déficit de aproximadamente U$S 5.000 millones, fondeo que no mejorará sustancialmente con el acuerdo de Facilidades Extendidas que se firmará con el FMI, ya que éste tendrá condicionalidades clásicas. Esto es: la cantidad de dinero que llegue desde el organismo que maneja Kristalina Georgieva será girado por trimestre, contra el cumplimiento de metas monetarias (no emisión), fiscales (sostener el superávit fiscal) y de incremento de las reservas del BCRA.
Se supone que el gobierno de Javier Milei no tendrá problemas para cumplirlas. Ningún problema por acá. Pero el dinero llegará en cuotas, pausadamente, en un período de entre dos y cuatro años (es lo que se negocia en estos tiempos). Y no de manera inmediata, Y mucho menos de libre disponibilidad. Simplemente son dólares que quedarán en la “vidriera”, para mostrar fortaleza ante el mundo financiero, pero sin la posibilidad de utilizarlos para sostener una política cambiaria.
Billetes sobre la mesa
Los dólares de los que sí podría disponer el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para ejecutar su estrategia cambiaria tendrán que provenir de la liquidación sojera, eventuales fondos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el cambio de balanza energética, que ese año aportaría unos U$S 5.000 millones; esto, además, de la balanza comercial, que en estos tiempos se maneja de manera débil, con no más de U$S 250 millones mensuales de superávit en el primer bimestre.
En total el Gobierno dispondría este año de una liquidez en divisas por arriba de los U$S 10.000 millones. No es poco dinero. De hecho, debería sobrar.
El problema es la coyuntura rabiosa de la real realidad que en estos días no le da tregua a Milei- Caputo y el resto del equipo económico, especialmente al titular del BCRA, Santiago Bausilli, que todas las jornadas tiene que contabilizar pérdidas en las reservas, problema que sólo con el programa de Facilidades Extendidas sobre la mesa podría tener una resolución.
Hacia delante, las misiones para certificar que las metas y objetivos impuestos por el FMI dentro del Facilidades Extendidas son aprobadas por Argentin, serán tarea de Cubeddu bajo la supervisión de la número dos del organismo, la indo-norteamericana Gita Gopinath; la persona que, en realidad, destrabó el acuerdo con la Argentina.
Las claves del acuerdo
Ya se sabe que el programa de Facilidades Extendidas tendrá contenido concreto. Será Facilidades Extendidas a 10 años, con cuatro años y seis meses de gracia, sin necesidad de liquidar capital y con la cancelación de los pasivos que el Poder Ejecutivo mantiene con el Banco Central de la República Argentina (BCRA) como bandera.
Confirmando así que los aproximadamente U$S 10.000 millones que el Gobierno mantiene como bomba de tiempo en pesos con la entidad monetaria, pasarán a ser acreencias del país con el FMI, liberando al Central del pasivo y aumentando en ese dinero las reservas. Habrá más dinero desde el FMI, por un total que en estos momentos se define, en otras ventanillas lejanas hacia arriba de las dependencias del departamento del Hemsiferio Occidental. Más concretamente, en la Casa Blanca.
También habrá que sumar dólares que aportarán el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En total, se especula con un monto cercano a los 20.000 millones de dólares, de los cuales, una parte estaría disponible de manera rápida.
Se habla de algo menos de 10.000 millones al comienzo del acuerdo. Pero no en el primer momento del acuerdo de Facilidades Extendidas, sino de manera gradual en los primeros tres trimestres del año. La idea del gobierno es que para julio ya estén ingresados unos 4.000 millones para cumplir con el pago de deuda en Bonares y Globales emitidos en la reestructuración de deuda de octubre del 2020, durante la gestión de Martín Guzmán.
En julio de este año cae el vencimiento más importante de lo que resta del 2025, y, directamente, hoy el BCRA casi no tiene dólares en las reservas para enfrentar en vencimiento. Se supone que para ese mes ya los dólares del FMI estarán depositados, y gran parte de la liquidación de la cosecha gruesa ingresada. Esto, además de las dudas por la política cambiaria despejadas; lo que debería ocurrir antes que termine abril.
Fuente: Mendoza online
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