¿Liga de gobernadores? La fragmentación partidaria y la popularidad de Milei frenan un frente común

CÓRDOBA.– A 13 meses de la asunción de Javier Mileiel balance de la dinámica de relación con los gobernadores es inverso al que se esperaba. Los mandatarios no lograron abroquelarse mientras que el Presidente acumuló poder y logró imponer su voluntad en la mayoría de los temas en discusión con las provincias. ¿Hay posibilidad, en un año electoral y con un Milei con altos índices de popularidad que se reedite una ‘liga de gobernadores’? Los mandatarios provinciales tienen intereses y preocupaciones en común, pero carecen de liderazgo.

El empoderamiento de los gobernadores se da cuando hay un presidente débil. El juego de poder muestra que es así. La última liga fuerte de los gobernadores surgió en 2001, en medio de la crisis que terminó con la administración de Fernando de la Rúa y se desactivó con la llegada de Néstor Kirchner al poder. Con un Alberto Fernández debilitado, los mandatarios provinciales intentaron moverse como bloque, pero no lograron consolidarse.

Más que ordenados por pertenencia partidaria –tanto los de Juntos por el Cambio como los peronistas tienen diferencias internas–, hoy los gobernadores están alineados por intereses regionales: Norte Grande, patagónicos, litoraleños y centro.

Los gobernadores Llaryora, Pullaro y Frigerio en la junta de Gobernadores
Los gobernadores Llaryora, Pullaro y Frigerio en la junta de Gobernadores

Augusto Reina, politólogo de Pulsar.UBA, sintetiza la situación en que “los gobernadores no pueden y Javier Milei no quiere”. Analiza que hay una “balcanización” del poder territorial que hace que sea “cada vez más difícil la coordinación y la ejecución de estrategias conjuntas”. En ese contexto, entre los mandatarios “impera la consideración de que pueden arreglar de manera individual; harían lo contrario si vieran a un presidente frágil”.

Para Lucas Romero la imposibilidad de un frente común de las provincias se explica por “fragmentación, necesidades y disciplinamiento”. Agrega que en la experiencia anterior hubo una pertenencia a un mismo espacio que hacía más fluido el vínculo, “hoy hasta los diez de JxC tienen orígenes muy distintos y eso dificulta la confianza entre ellos. Esa fragmentación lo ayuda a Milei, igual que la del Congreso”. Señala que el Presidente encaró un ajuste “validado por buena parte de la sociedad, encontró legitimidad y los gobernadores no. Incluso ese ajuste cayó mucho sobre las provincias, porque los gobernadores rechazaron alternativas como la suba de retenciones. Las provincias empezaron a estar necesitadas y él lo aprovechó con el poco reparto discrecional de fondos que hizo, un intercambio de voluntades para evitar que se pusieran en contra”.

Por caso, el año pasado solo una decena de provincias recibió Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Misiones, con $13.000 millones, concentró la mayor porción. Le siguieron Entre Ríos ($6800 millones) y Tucumán ($6500 millones). Después quedaron Salta con $6000 millones; Jujuy y Chubut, con $4500 millones cada una; Catamarca y Santa Cruz, con $3000 millones; Santa Fe, con $1500 millones y Corrientes, con $1000 millones.

El santiagueño Gerardo Zamora presidió la asamblea de gobernadores del Norte Grande.
El santiagueño Gerardo Zamora presidió la asamblea de gobernadores del Norte Grande.

Aunque coincide con el escenario que describen sus pares, el analista Pablo Touzon entiende que hay dos factores que abren una oportunidad: “Ni el partido bonaerense, base del peronismo, ni el porteño, que proyectaba figuras nacionales, están bien. Ni Axel Kicillof ni Jorge Macri tiene hoy esa trascendencia, sus ‘partidos locales’ viven una interna feroz. También es cierto que es muy difícil tener acuerdos entre parecidos y no hay un ordenador económico ni demográfico, lo que implica más política”.

La “liga” tuvo como protagonistas a los peronistas, recuerda Gustavo Marangoni, y enfatiza que ahora no solo son pocos sino que eligieron estrategias diferentes. El tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil son “amigables” con el Presidente; Kicillof, Gildo Insfrán y Ricado Quintela son los “más confrontativos” y los vinculados al PJ, como el santiagueño Gerardo Zamora, el salteño Gustavo Sáenz y el misionero Frente Renovador de la Concordia, con Hugo Passalacqua, “privilegian su territorio”.

La directora de Trespuntozero, Shila Vilker, puntualiza que a mediados del año pasado los gobernadores de la Patagonia, liderados por el chubutense Ignacio Torres y el neuquino Rolando Figueroa, “lograron frenar una embestida” de Nación que amenazaba con un fuerte recorte en las partidas provinciales hasta el punto de que Torres “amenazó con cerrar la llave que provee energía al resto del país”.

Sergio Ziliotto (La Pampa), Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén) e Ignacio Torres (Chubut)
Sergio Ziliotto (La Pampa), Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén) e Ignacio Torres (Chubut)rodrigo-nespolo-10977 – LA NACION

Vilker interpreta que en ese momento “parecía que se iba retomar cierto espíritu de la ‘liga de los gobernadores del norte’, hoy desguazada por las diferentes posturas que adoptaron sus integrantes respecto al disciplinamiento que impone el Presidente”. Enumera que el acompañamiento a la Ley Bases, el cuestionamiento al RIGI o el reclamo para reactivar la obra pública son algunos de los temas en los que los mandatarios no lograron coincidencias “beneficiando a la administración nacional incluso en el Congreso porque no se pudo desarrollar una estrategia parlamentaria en común”.

Popularidad y “casta”

Señala al Litoral como la región donde más se manifiesta el crossover: “Conviven o, mejor dicho, deberían convivir, los radicales Gustavo Valdés, Maximiliano Pullaro y Leandro Zdero con Rogelio Frigerio de Pro, Insfrán de Unión por la Patria y Passalacqua del Frente por la Concordia”. En cambio, en el centro, Pullaro, Martín Llaryora y Frigerio presentan “más armonía”. Con todo, admite que los frentes que lograron algunos mandatarios “tampoco pudieron sobrevivir a la estrategia de Nación de atomizar sus reclamos que puso en práctica la máxima ‘divide y reinarás’”.

El acompañamiento de la opinión pública a Milei neutraliza las movidas de los gobernadores, coinciden los analistas consultados por LA NACION; sus mayores niveles de popularidad los registra en el interior.

Romero recuerda que, al inicio de la gestión, los dos gobernadores que intentaron ponerse frente al ajuste “la pasaron mal: Llaryora y Torres recibieron el hostigamiento del Presidente y les impactó negativamente en su popularidad”.

“Milei impone agenda y, en ese contexto, apuntaría los reclamos de los gobernadores como a los de ‘la liga de la casta’, con lo que refuerza en su posición pública”, sostiene Reina. Añade que, hasta hace unos años, había “más disciplina partidaria; más verticalismo entre legisladores y gobernadores. Eso se viene resquebrajando y se acentuará con la boleta única de papel e importará más la supervivencia individual”.

Touzon y Romero hacen referencia a las “mini ligas” con criterio regional que se conformaron el año pasado. “No fueron un gran contrapeso pero sí instancias de búsqueda de mejorar su posición”, apunta Romero, mientras que Touzon evalúa que posiblemente la crisis del campo, por la combinación de baja de precios internacionales, atraso cambiario y falta de agua, precipite un accionar común de los gobernadores del centro. “Tiene la presión de un sector constitutivo en sus provincias, como es el campo”, resume el politólogo que cree que esa zona geográfica tiene “superdesarrollo económico y subdesarrollo en la representación política”.

El componente económico

El 2024 estuvo marcado por la caída de los giros económicos nacionales a las provincias. Bajaron un 17% real interanual (95% las transferencias discrecionales de capital, 69% las transferencias discrecionales para gastos corrientes y 11% las automáticas). Para Marcelo Capello, economista vicepresidente del Ieral de la Fundación Mediterránea, es “evidente” que lo que evitó la formación de una “liga” no fue la expectativa de recibir más fondos discrecionales. El impedimento es, según su entender, una “consecuencia de los cambios políticos y de preferencias del electorado. Desde hace unos años, en especial desde la cuarentena por la pandemia, hay un creciente reclamo para que al ajuste lo haga el sector público y que el Estado deje de pasarle las consecuencias de sus errores a las economías familiares y al entramado productivo”.

Para Capello, una “liga de gobernadores” que intentara “maximizar sus recursos o minimizar sus pérdidas, para no ajustar sus cuentas, hubiera sido muy mal vista por la sociedad y hubiera incrementado el apoyo popular a la Rosada”.

Las provincias también ajustaron gastos en 2024. En el primer semestre cayó un 23% el gasto general, con una reducción de 20% del destinado a personal y del 56% el de capital. “Con menos recursos propios y transferidos y, para cumplir con sus deudas en un contexto de escaso financiamiento, la mayoría recortó hasta exhibir un superávit financiero equivalente a 1,7% del PIB en el primer semestre de 2024, el mayor de la última década”, apunta Capello.

Para el economista, con equilibrio o leve superávit fiscal en Nación y provincias el año pasado, existe “una gran oportunidad y necesidad de concretar un pacto fiscal que contenga el gasto de ambos niveles en los próximos años (que suba como máximo como la inflación). Así, con un PIB que crecerá, se liberará espacio fiscal para bajar impuestos distorsivos y crear un fondo anticíclico previo al reparto de la coparticipación”.

Por Gabriela Origlia

Fuente: La Nación

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