Los números de la pobreza: los especialistas ponen en duda la magnitud de la baja que celebra el Gobierno

Aunque sin euforia, el Gobierno celebra por estas semanas una abrupta y sorpresiva baja de más de 12 puntos en el índice de pobreza respecto al último dato oficial del Indec (52,9%) en septiembre último. El descenso quedó registrado en mediciones internas, no oficiales, pero fue luego aprobado por otras proyecciones privadas.

El entusiasmo del Gobierno, sin embargo, quedó atemperado por una serie de advertencias técnicas lanzadas por los especialistas, quienes miran con especial cautela los números que hizo girar el Ministerio de Capital Humano y creen que no sobran los motivos para festejar: si bien no dudan de la baja, ni muestran reparos con la metodología empleada, sí sospechan del resultado, al que consideran prematuro y hasta exagerado, fundamentalmente porque el instrumental de medición –la canasta básica, sobre todo– arrastra un desfasaje. “La situación mejoró, y sigue mejorando, pero el termómetro mide mal y exagera la caída de la pobreza”, dice a LA NACION el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia.

Para tener un diagnóstico más preciso del fenómeno, los expertos consultados coinciden en la importancia de aguardar hasta febrero. Con los “microdatos” que dará a conocer el Indec en el segundo mes del año, las proyecciones estadísticas ganarán firmeza y darán una pista más acabada de cara al índice oficial que el organismo entregará recién en marzo. Pese a no estar exento de problemas –como tener a los ingresos como único eje, dice Salvia–, esa medición semestral ofrece una foto más nítida del fenómeno, capaz de moderar las volatilidades de la coyuntura que “enloquecen” al termómetro y deforman la estadística, como el impacto del aguinaldo, según ejemplifica el economista y exdirector del Banco Nación Claudio Lozano.

Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.Hernan Zenteno – LA NACION

Salvia y Lozano son especialmente cautos con los números que circularon en las últimas dos semanas. Creen que algunos problemas metodológicos crearon una distorsión en los números. La configuración de la canasta contra la que se miden los ingresos, por caso, data de 2016, y está moldeada por hábitos de consumo de 2005 y 2006.

“Desde el punto de vista estadístico diría que la pobreza en ese sentido no bajó al 38%”, define Salvia. “Si comparamos vis a vis los mismos presupuestos, por mucho que estemos usando la misma canasta, no es una canasta comparable contra el año pasado. Estadísticamente hay un sesgo de medición”, agrega.

“Los costos fijos de las familias de clases medias en gas, luz, transporte, comunicación, salud son muy distintos [ahora]. El peso que tiene ese presupuesto en el ingreso familiar hoy es mucho mayor. Tenés gastos fijos que esa canasta no refleja. Son costos mayores que se ajustaron”, dice, aunque advierte: “Obviamente eran precios ridículos los que estaban [antes]”.

“Al cambiar el esquema y tener los tarifazos que tuviste sobre todo en los primeros tres meses del gobierno de Milei, el cambio del impacto que los servicios tienen ha sido muy significativo y por lo tanto ahí sí te altera la medición del índice de precios”, suma Lozano sobre la misma línea. “No tendríamos que alterar tanto la canasta de indigencia, porque ahí no hay servicios, solo alimentos. Pero la canasta de pobreza tendría que estar más arriba de lo que está todavía. El peso de los alimentos es mucho menor y el peso de los servicios es mucho mayor. Eso implica que los salarios reales se recuperaron menos de lo que hoy se dice que se recuperaron y que la canasta de pobreza es más alta que la que dice que efectivamente está”, sostiene.https://platform.twitter.com/embed/Tweet.html?creatorScreenName=LANACION&dnt=false&embedId=twitter-widget-0&features=eyJ0ZndfdGltZWxpbmVfbGlzdCI6eyJidWNrZXQiOltdLCJ2ZXJzaW9uIjpudWxsfSwidGZ3X2ZvbGxvd2VyX2NvdW50X3N1bnNldCI6eyJidWNrZXQiOnRydWUsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfdHdlZXRfZWRpdF9iYWNrZW5kIjp7ImJ1Y2tldCI6Im9uIiwidmVyc2lvbiI6bnVsbH0sInRmd19yZWZzcmNfc2Vzc2lvbiI6eyJidWNrZXQiOiJvbiIsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfZm9zbnJfc29mdF9pbnRlcnZlbnRpb25zX2VuYWJsZWQiOnsiYnVja2V0Ijoib24iLCJ2ZXJzaW9uIjpudWxsfSwidGZ3X21peGVkX21lZGlhXzE1ODk3Ijp7ImJ1Y2tldCI6InRyZWF0bWVudCIsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfZXhwZXJpbWVudHNfY29va2llX2V4cGlyYXRpb24iOnsiYnVja2V0IjoxMjA5NjAwLCJ2ZXJzaW9uIjpudWxsfSwidGZ3X3Nob3dfYmlyZHdhdGNoX3Bpdm90c19lbmFibGVkIjp7ImJ1Y2tldCI6Im9uIiwidmVyc2lvbiI6bnVsbH0sInRmd19kdXBsaWNhdGVfc2NyaWJlc190b19zZXR0aW5ncyI6eyJidWNrZXQiOiJvbiIsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfdXNlX3Byb2ZpbGVfaW1hZ2Vfc2hhcGVfZW5hYmxlZCI6eyJidWNrZXQiOiJvbiIsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfdmlkZW9faGxzX2R5bmFtaWNfbWFuaWZlc3RzXzE1MDgyIjp7ImJ1Y2tldCI6InRydWVfYml0cmF0ZSIsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfbGVnYWN5X3RpbWVsaW5lX3N1bnNldCI6eyJidWNrZXQiOnRydWUsInZlcnNpb24iOm51bGx9LCJ0ZndfdHdlZXRfZWRpdF9mcm9udGVuZCI6eyJidWNrZXQiOiJvbiIsInZlcnNpb24iOm51bGx9fQ%3D%3D&frame=false&hideCard=false&hideThread=false&id=1874199224788934757&lang=es&origin=https%3A%2F%2Fwww.lanacion.com.ar%2Fpolitica%2Flos-numeros-de-la-pobreza-los-especialistas-ponen-en-duda-la-magnitud-de-la-baja-que-celebra-el-nid13012025%2F&sessionId=e2c46a04047000110ff4590a8eaa7bf0ee88e936&siteScreenName=LANACION&theme=light&widgetsVersion=2615f7e52b7e0%3A1702314776716&width=550px

Como consecuencia de la suba en los servicios fijos, imposibles de eludir, se estrechan los márgenes de consumo elástico, destaca Salvia. “El valor de la canasta [real] hoy te produce tener menos consumos variables que los que te permitía hacer tener un año atrás. No vas al restaurante, no vas al shopping, no salís de vacaciones, no arreglás el techo de tu casa, comprás menos medicamentos y alimentos”, puntualiza.

Ese reacomodamiento en los hábitos de consumo impacta de manera más dramática en los sectores postergados. Quedó reflejado en un trabajo realizado por los investigadores Gonzalo Elizondo y María Victoria Anaguati para el CIAS. Allí se analizan desde el territorio las dificultades que experimentan los jóvenes en los barrios populares en su tránsito hacia la adultez y la autonomía económica. En el informe, realizado en diciembre de 2024, surge que el 66% de los consultados redujo gastos en el último mes; un 33% de ese grupo lo hizo en alimentos y otro 22%, en ropa y calzado.

Distinta composición

Si finalmente las cifras oficiales de marzo sitúan a la pobreza en torno al 39%, el porcentaje proyectado por el Ministerio de Capital Humano hace dos semanas, habrá que poder mirar detrás del número, que podría ser similar al último de Alberto Fernández, pero muy distinto en su composición: los especialistas advierten que detrás de esa baja se esconde una nueva pobreza estructural con un grado mayor de precariedad laboral y una menor capacidad de consumo; una capa de pobreza con otro tipo de aleación, que la baja inflacionaria no podrá quebrar por inercia.

Informe del centro de Investigación que dirige el jesuita Rodrigo Zarazaga
Informe del centro de Investigación que dirige el jesuita Rodrigo Zarazaga

“Este descenso en la pobreza al 38% no implica que el Gobierno haya logrado reducirla de manera estructural”, explica Jorge Paz, economista e investigador del Conicet. “Más bien refleja una estabilización temporal en la relación entre ingresos y precios”, explica. “Tras la devaluación de diciembre pasado, los ingresos recuperaron algo de poder adquisitivo gracias a ajustes como bonos y aumentos salariales que, en promedio, superaron la inflación de ese período. Sin embargo, este tipo de baja no es sostenible sin cambios más profundos en la economía. Para que la pobreza baje de manera sostenida, es necesario un crecimiento económico que genere empleos de calidad y aumente la productividad, algo que no se logra únicamente con políticas de estabilización de precios”, concluye Paz.

La mejora comenzó en abril, cuando los nubarrones del primer trimestre quedaron en el espejo retrovisor y el poder adquisitivo comenzó una marcha lenta pero progresiva que le permitió sobreponerse al fogonazo de inflación que siguió a la devaluación de diciembre de 2023, lo que generó un cimbronazo estadístico que impactó de lleno en la pobreza y la llevó a superar, incluso, el 55%. El informe oficial del Indec del primer semestre terminaría ubicándola en 52,9%.

Además de la baja inflacionaria, en el Ministerio de Capital Humano subrayan como factor decisivo los aumentos en las transferencias directas hacia los sectores más postergados, como la Tarjeta Alimentar, pero sobre todo en la Asignación Universal por Hijo. “Creció un 340% en 11 meses, lo que significa un crecimiento real del poder adquisitivo del 107%”, se destaca en un comunicado oficial de la cartera que dirige Sandra Pettovello.

Por la baja, Sandra Pettovello recibió una palmada de su amigo, el presidente Javier Milei
Por la baja, Sandra Pettovello recibió una palmada de su amigo, el presidente Javier Mileitelam-14399

Lozano resalta el carácter cíclico detrás la baja. “En todas las crisis caracterizadas por shocks inflacionarios, la volatilidad del índice de pobreza por ingresos es muy grande. Cuando se produce el shock inflacionario el índice vuela. Pasó en el 89, en el 94, en el 2001. Por eso, es esperable que después del choque inflacionario se observe una baja, pero que va a construir un nuevo escalón de la pobreza. El tema es cuál va a ser. Todavía no se puede predecir esto. El tema es en dónde se estabiliza, en qué nuevo escalón. Lo que viene ocurriendo en la Argentina crisis tras crisis es que el escalón en que se estabiliza siempre es un escalón más alto”, agrega.

Además, refiere que independientemente del número final, esa nueva pobreza esconderá nuevas complejidades. “Lo que empieza a pasar en materia de empleo es que estás teniendo una fenomenal destrucción de puestos de trabajo registrados de carácter formal, mejor pagos y un crecimiento significativo de las changas, es decir, del autoempleo”, describe.

“En el tercer trimestre del año, en la encuesta permanente de hogares obtenés una destrucción de 378.000 puestos de trabajo asalariados formales, y tenés una compensación de esa pérdida de empleo por la creación de 328.000 puestos de trabajo de autoempleo, es decir, de cuentapropismo y de monotributo en general”, remarca. “Esto impacta mucho más lentamente, pero de manera mucho más estructural y permanente”, explica.

El tema de fondo, en estos indicadores que son tan volátiles, no es ver el punto más alto en la crisis, que obviamente genera un daño importante en el momento en que se produce, sino cuál es la nueva situación estructural”, concluye.

Por su parte, el investigador Paz enfatiza la necesidad de no confiarle a la baja inflacionaria el retroceso en materia de pobreza. “Es poco probable que la pobreza continúe bajando significativamente solo por la estabilización inflacionaria. La pobreza en Argentina depende de dos factores principales: los precios, que están fuertemente ligados a la cotización del dólar, y los ingresos, que dependen de la productividad de la economía. Si no hay crecimiento económico real, cualquier mejora será limitada y de corto plazo”, alerta.

Por Federico González del Solar

Fuente: La Nación

Sea el primero en comentar en "Los números de la pobreza: los especialistas ponen en duda la magnitud de la baja que celebra el Gobierno"

Deje un comentario

Su email no será publicado


*