En el estado mexicano de Quintana Roo, un grupo de investigadores se enfrentaron al reto de registrar velozmente las cavernas de Ocho Balas y Las Manitas, junto a los vestigios arqueológicos que resguardan, antes de la llegada del Tren Maya. Para lograrlo, combinaron distintas tecnologías de mapeo y modelaje 3D. El resultado fue un gemelo digital del sitio y un cambio en la ruta del tren, que originalmente iba a pasar por encima de las cuevas.
Este hallazgo se hizo durante las labores de desmonte para la elaboración del tramo 5 de esta obra de infraestructura, que recorrerá desde Tulum hasta Akumal, en la costa del estado. Aproximadamente a cuatro kilómetros y medio de Puerto Aventuras, se encontró la entrada a una caverna y, dentro, un pequeño templo maya junto a pinturas rupestres.
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Como debe ocurrir cada vez que una obra de infraestructura se encuentra con algún vestigio arqueológico, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entró en acción. En este caso, los investigadores comenzaron a trabajar como parte del Proyecto de Salvamento Arqueológico Tren Maya que se ha desplegado en los cinco estados del país por los que pasan los rieles.
La arqueóloga Helena Barba Meinecke fue la encargada de liderar este esfuerzo. Ella es la responsable de la oficina que se encarga de la Península de Yucatán dentro de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH.
Meinecke y sus colegas se enfrentaron a la tarea de documentar el sitio con dos objetivos principales: obtener un registro de alta calidad en caso de que la obra provocara daños, y proveer de información al equipo de ingenieros del Tren Maya para poder tomar decisiones respecto a los pasos a seguir en su construcción. Además, como ocurre en todas las obras de salvamento, tenían que realizar esto de manera rápida, pues el proyecto no puede permanecer detenido por mucho tiempo.https://9ad284520152ba77dc0ca23c5742ec6c.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.htmlLo más visto
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Al analizar el dilema al que se enfrentaban, Meinecke pensó en su colega de la Universidad de California en San Diego (UCSD), Dominique Rissolo, a quien conoce desde hace 15 años por las colaboraciones que han hecho en otros sitios arqueológicos. Él le había hablado de una nueva tecnología que la universidad adquirió para la Iniciativa de Ingeniería para el Patrimonio Cultural que lidera.
Se trata de un aparato, no mucho más grande que una caja de zapatos, que permite a quien lo porta generar un mapa tridimensional de un espacio mientras camina a través de él. A este tipo de tecnología se le conoce como localización y mapeo simultáneos utilizando detección y medición por luz, o SLAM LiDAR, por sus siglas en inglés.

Cimientos del Tren Maya atraviesan cenotes de Quintana RooLa cimentación de la obra ferroviaria afecta la calidad del agua subterránea y pone en riesgo de estrés hídrico a la población local.
Tras enterarse de esta adquisición por parte de la UCSD, “inmediatamente le digo [a Dominique Rissolo] que vamos a estar haciendo los trabajos en torno al Tren Maya. Coincidieron los tiempos y nos reunimos en Playa del Carmen”, recuerda Meinecke. Después de esto decidieron empezar con las cuevas de Ocho Balas y Las Manitas, debido a que están destinadas a formar parte del corredor turístico “Garra de Jaguar” contemplado como parte de la construcción del tren.
La manera en que este dispositivo elabora estos mapas tridimensionales es emitiendo 300,000 pulsos de láser por segundo, los cuáles rebotan en las paredes y objetos a analizar, para después regresar a un sensor que los va registrando. Cada pulso que retorna con éxito se convierte en un punto, y mientras estos se van acumulando, generan una imagen parecida a una obra hecha con la técnica de puntillismo.
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Además, este dispositivo cuenta con sensores que le permiten ubicarse en un espacio, por lo que, mientras envía y recibe las pulsaciones láser, también va generando un mapa de su entorno. El modelo de SLAM LiDAR que Dominique y su equipo emplearon va un paso más allá, y también percibe los colores del entorno que analiza. “Estás fuera de la cueva, lo enciendes y le muestras el área alrededor. Ve los árboles y la entrada rocosa, se orienta y construye un mapa. Luego entras en la cueva y todo lo que el escáner pueda ver en un radio de 100 metros lo reconstruye”, explica Rissolo.
Gracias a las ventajas de esta tecnología, en un espacio de tres días el equipo de arqueólogos y arqueólogas documentaron ambas cavernas junto a los vestigios que resguardan. Incluso hicieron registros de distinta resolución, según las particularidades de lo que estaban analizando. Por ejemplo, para documentar el templo maya, recurrieron a la fotogrametría: a través de miles de fotografías tomadas con una cámara digital, hicieron una reconstrucción 3D de esta pequeña edificación.
Todo este esfuerzo, descrito en un estudio publicado en la revista The International Archives of the Photogrammetry, Remote Sensing and Spatial Information Sciences, permitió informar las decisiones de los encargados de construir el Tren Maya. “En Ocho Balas, iba a pasar el tren por encima y se movió. Se instauró un puente”, explica Meinecke.
Faltan tiempo y equipo, sobran obras
Sin embargo, las obras de construcción no son el único riesgo asociado al Tren Maya que corre la región. Para Dominique, el desarrollo urbano y turístico de zonas como la Riviera Maya, Cancún y Tulum también implican un reto.
“Lo que ocurre es que este paisaje arqueológico queda sobrescrito por complejos turísticos todo incluido, campos de golf y centros comerciales”. Dominique relata cómo se ha visto en la necesidad de escabullirse en campos de golf para visitar algún sitio arqueológico para después salir corriendo. O también cita el ejemplo de una pequeña cueva en el estacionamiento de un Home Depot en Playa del Carmen. “En esa cueva hay un pequeño adoratorio maya”, añade.https://9ad284520152ba77dc0ca23c5742ec6c.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.htmlLo más visto
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Rissolo también se lamenta de no tener tiempo durante las operaciones de salvamento para hacer a un lado la tecnología y explorar el sitio con sus propios sentidos. “Creo que cualquier arqueólogo, yo incluido, preferiría que estos yacimientos permanecieran envueltos en la selva por toda la eternidad”, se lamenta. Y tal vez así podrá haber sucedido, de no ser porque en 2022 la ruta del Tren Maya se internó a la selva debido a la presión del sector hotelero, cuyos representantes no querían que los rieles interrumpieran la entrada a sus resorts. Antes de este cambio, la obra iba a correr junto a la carretera.
Pese a ello, para Gerardo Jiménez Delgado, arqueólogo del Laboratorio de Análisis Espacial y Digital en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, es positivo que se use este tipo de tecnologías para hacer registros. “Te da una información invaluable, que de otra forma hubiera tomado muchísimo tiempo”, apunta.
Además, él considera que tener una copia digital de estos sitios habilita investigaciones a futuro, como la realización de comparativos para observar su deterioro con el paso del tiempo. Por ejemplo, con el SLAM LiDAR que ellos tienen, fueron capaces de evaluar el daño sufrido por la Catedral de San Bernardino de Siena en Xochimilco, Ciudad de México, después del sismo del 2017.
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Para Meinecke, registros como los que hicieron en Quintana Roo pueden ser una “herramienta para evaluar el estado de conservación. Eso es bien importante a la hora de definir directrices para mitigar afectaciones”.
Además, estas réplicas digitales les permiten regresar a estos sitios para seguir estudiándolos. La arqueóloga del INAH destaca que este no es el único registro que se ha hecho como parte de las operaciones de salvamento del Tren Maya. En seis meses, ella y su equipo levantaron evidencia de 52 cuevas, un trabajo que, sin el uso de tecnología junto a técnicas tradicionales, les hubiera llevado años realizar.
Sin embargo, el uso de SLAM LiDAR con ayuda de Dominique Rissolo sólo se ha realizado en tres sitios, entre ellos Ocho Balas y Las Manitas. “Lo ideal sería que uno tuviera un equipo de este tipo en un proyecto de la envergadura del Tren Maya, pero sí es muy difícil”, explica Gerardo. La razón principal es el dinero. El modelo de SLAM LiDAR de la UCSD cuesta más de medio millón de pesos mexicanos. Además, el poder de cómputo que se requiere para procesar todos los datos que genera también es significativo.
El tercer sitio donde Rissolo ha implementado este tipo de tecnología es en el proyecto Hoyo Negro. Se trata de una cueva completamente sumergida donde encontraron a “Naia”, uno de los esqueletos casi completos más antiguos que se han encontrado en el continente. Esta es una iniciativa de investigación a largo plazo, donde Helena y Dominique sí que han podido hacer aqueología con el uso de todos sus sentidos.
Fuente: Wired
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