El PRO volvió a ser macrismo. Mauricio Macri conducirá el proceso de reconstrucción política luego de la aparatosa derrota de Juntos por el Cambio en las pasadas elecciones, que de candidato a ganar “caminando” terminó tercero detrás de quien le arrebató todo el mensaje de cambio, Javier Milei, y de Sergio Massa, que representaba al peor Gobierno peronista de toda la historia para la mayoría de la sociedad.https://e48c42a2357fc59a9b4d3b62115197f4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html
Hoy a las 10, en un hotel de la zona del Abasto, antiguo fortín de Daniel Scioli, empezará la suerte de este proceso de reconstrucción. Como todas las cosas, también estará sujeta a la suerte de otros elementos que conviven simultáneamente y, en más de una oportunidad, terminan confrontando. En el caso del macrismo, su electorado hoy permanece en una impaciente pero expectante espera para que el Gobierno de La Libertad Avanza le brinde algún resultado positivo y termine con la amenaza del kirchnerismo.https://e48c42a2357fc59a9b4d3b62115197f4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html
¿Estará arrepentido Mauricio Macri por haber sacrificado a su alfil pero siempre fiel ladero, Horacio Rodríguez Larreta? Ese interrogante todavía nadie se lo hizo, al menos en público, al expresidente.
Por lo pronto está claro que Patricia Bullrich, a quien el expresidente ayudó y le volcó buena parte de sus recursos y amistades, se soltó apenas terminó la elección de noviembre pasado. Si bien ambos realizaron el “Pacto de Acasusso” con Milei, que solo ella haya ingresado al Gabinete, sin consultar sobre las consecuencias o beneficios para el partido que la llevó como candidata, terminó desnudando una seguidilla de mini crisis que se produjeron desde el día que el halcón le ganó a la paloma en las PASO de 2023.

Desde diciembre, la distancia se amplió entre todos los viejos generales y coroneles del PRO. Horacio Rodríguez Larreta se alejó del partido que ayudó a fundar junto con los Macri, Mauricio y Jorge. Y la actual ministra de Seguridad empezó a formar parte del nonato mileísmo, en el que debe convivir con Karina Milei, Guillermo Francos y los primos Martín y Eduardo “Lule” Menem, toda una herejía para quien venía invicta con el discurso del “todo o nada”. TE PODRÍA INTERESAR
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El partido, que nunca fue tal porque las listas únicas y algunas inconsistencias legales casi le hacen perder la personería legal hace algunos años, necesita, indefectiblemente, de una renovación dirigencial y metodológica. Hasta ahora todo venía dilucidándose por encuestas o lobbies internos. Y de esa manera es la que se quiere seguir discutiendo desde el bullrichismo porque ella mide “mucho más que ningún otro dirigente del PRO”.
Pero el PRO es Macri. Para arriba, abajo y el costado. Quizás por eso el expresidente de la Nación debió acudir a un primer consejo que le brindara Jaime Durán Barba cuando en las elecciones de medio término de 2017 le había insinuado que mirara a Martín Yeza, el innovador intendente de Pinamar. A pesar que el ahora diputado nacional fue el primer “halcón” que se la jugó en favor de Bullrich en desmedro del fiel Larreta.
Quizás para que nadie olvide su origen calabrés, Macri ahora le pide y empuja a Yeza como presidente de la Asamblea partidaria que estaba en manos de Bullrich. Los aliados de la ministra, que quedaron en absoluta minoría, no se irán del partido, pero tampoco militarán por su engrandecimiento. Más bien, todo lo contrario. Querrán ser partícipes del nacimiento de una fusión entre libertarios y una parte del PRO.
Esa reconstrucción partidaria, sin embargo, no será nada sencilla. Por empezar, hay algunos indicios que retratan la crisis por la que atraviesa el partido identificado con el amarillo. Haber realizado un cambio de autoridades por Zoom no es el mejor ejemplo de un partido de masas. “No sé si no se había enterado que el Covid terminó y que las reuniones se podían hacer de manera presencial», ironizaron.
Tampoco es un buen inicio colocar a viejos conocidos y rotar dirigentes en los organigramas nacional y provincial. “Era imprescindible volver a los inicios”, se justifica un histórico. Sin embargo, lo que nació como un partido de poder, con dirigentes que brotaban, ahora es una botella a la que se le pone un corcho para que ningún aroma se escape.
Macri, tanto Mauricio como Jorge Macri, más Rogelio Frigerio, Ignacio Torres, Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal, entre otros, dejaron claro que se pararán de otra manera frente al Gobierno nacional, marcarán las diferencias y las leyes tendrán que ser defendidas y operadas, en primer término, por los libertarios, cuya calidad legislativa es inexistente.
El grado de éxito o fracaso del Gobierno será el que medirá, también, el alcance de esta pretendida reconstrucción. Cuanto mejor le vaya a Milei, menos chances de rearmar el PRO y, por ende, de tener un futuro representando a sus votantes. En ese caso, Bullrich y los suyos se quedarán con la lapicera para la lista conjunta del año que viene.
Lo que es seguro que nada será como fue y los bloques se dividirán. Por un lado, los macristas, nuevamente aliados con peronistas federales y la mayoría de los radicales en todas las legislaturas y los seguidores de Bullrich, con Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero, como aliados en la Provincia de Buenos Aires. Ajenos a todo esto, por ahora, quedaron los exaliados Joaquín De la Torre, Jaime Méndez, de San Miguel, y Ramón Lanús, de San Isidro, que prefiere no definirse si se va con el padre o la madre en un divorcio que, advierte, traerá más problemas que beneficios para su inicial gestión municipal.
Soledad Martínez, de Vicente López, quien quedó vicepresidenta tanto a nivel nacional como provincial, podría considerarse la única PRO pura de toda la región, a quienes se les suma, desde Mar del Plata, Guillermo Montenegro, y los otros intendentes del interior bonaerense.
Fuente: Mendoza online
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